Las Mujeres Yaquis, bastiones de la lucha en contra de su exterminio

“Todo lo que decidan los hombres o las mujeres afecta a hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos, al territorio y toda nuestra vida. Al pueblo yaqui no lo hacen solamente los hombres, lo hacen hombres y mujeres, niños y niñas, el monte, todo”. Casilda, Mujer Yaqui

A través de la historia de la Nación Yaqui la mujer ha jugado un papel muy importante: en los tiempos de paz abonando a la defensa de su territorio y reproducción de su cultura, y en la guerra como emisarias o embajadoras de paz desde la época de la Conquista con los primeros enfrentamientos militares entre españoles y yaquis. En la estructura militar a la mujer se le encuentra defendiendo el territorio a través de la figura de “coyote” (encargada de vigilar y salvaguardar los linderos del territorio, de movilizar a la gente en caso necesario); en el organigrama religioso son las cantoras yaquis, políticamente muy fuertes, con mucha experiencia, ellas realizan cantos en latín y a veces en su lengua para las ceremonias, acompañando al temastimol (jefe de la iglesia).

Las mujeres cuidadoras de la vida y la cultura de su nación

Regeneración Radio tuvo la oportunidad de charlar con Anabela, Laura y Casilda, mujeres integrantes de la Organización de Mujeres perteneciente a la Tribu Yaqui nacida en el año de 1995 con la preocupación de reforzar la participación de las mujeres al interior de sus pueblos e impulsar la autonomía de sus autoridades.

En sus palabras y su mirada resaltan miras de desarrollo, pero “sin perder nuestros usos y costumbres y el respeto de nuestras autoridades… el objetivo es no perder la identidad”. Son mujeres fuertes, participativas, y con mayor preparación y organización para trabajar “dentro de lo que es el desarrollo de nuestro pueblo y también en la vida política, económica, social y cultural de la tribu”, señalan.

La participación política de la mujer actualmente es más activa, pues tienen una mayor incidencia a través de su voz y voto dentro de la toma de decisiones en las asambleas; sin embargo, Anabela lo dice sin tapujos: “aún es algo complicado todavía en nuestra comunidad porque tenemos autoridades que están integradas sólo por hombres”, su perspectiva a futuro es que ésta situación cambie, se ven como parte importante en la estructura política de la Nación Yaqui, como gobernadoras de la Tribu.

A pesar de lo anterior, la mujer si tiene participación dentro de la política, pues hay una figura dentro de la autoridad tradicional que se llama Mujeres Pueblo, que representa a las mujeres que no tienen ningún cargo dentro del cuerpo tradicional; y participa dentro de la rama religiosa, militar y también dentro de los tequis (el servicio a la comunidad). “Si tiene participación, no como autoridad tradicional, pero eso va a cambiar, eso va a depender de nosotras mismas”, lo dice con un tono de firmeza y confianza en su voz.

La muerte del río y sus implicaciones culturales

El río Yaqui está desapareciendo casi por completo, para una cultura cuyos elementos que la  componen está arraigada en el  agua significa un etnocidio. Sus actividades religiosas dependen del agua y la flora y fauna que posibilita ésta; por ejemplo los árboles y sus raíces que se generan a las orillas del río son elementos centrales para las fiestas tradicionales han venido desapareciendo, así también lo han hecho los animales –como el venado- que son parte de sus cuentos fundacionales. Lo anterior sin duda alguna acarrea cambios profundos en su genealogía cultural.

Al preguntarle a las tres mujeres sobre el río Yaqui y la importancia que reviste para su Tribu, con pesar, no dudan en señalar que éste está muriendo: “antes el río vivía porque ahí surgían medicinas, alimentación, incluso material para hacer casas, se usaban algunos materiales para fiestas tradicionales y eso es la gran preocupación que se tiene, que se va a perder la cultura y la buena alimentación. Cuando llevaba agua el río se daban los nopales, quelites y todo lo consumíamos nosotros… era de irlo a buscar y tener qué comer y ahora cuesta mucho trabajo encontrar esas cosas”.

Los árboles de álamo se secan, también han ido desapareciendo las plantas medicinales, así como las plantas o raíces utilizadas para rituales (como la máscara de Pascola o las flautas de carrizo) que crecían bajo el agua o en la orilla del río. Casilda con pesar nos comparte que las enramadas para las fiestas tradicionales que se hacen de carrizo son difíciles de encontrar: “cuando se va a hacer una fiesta se tiene que andar buscando en todas las comunidades haber dónde hay. Lo que usamos en los rituales es la hoja del álamo y en las fiestas tradicionales cuando se hacen los juegos de las Pascolas ahí necesariamente tiene que haber álamo, así como si fuera un bosque, se usa también para el sábado de gloria donde se necesita muchísima hoja de álamo”.

En el ejercicio de memoria en el que tuvimos oportunidad de participar con las mujeres Yaquis de pronto hubo un momento en donde se levantó el tono de su voz compartir sobre el sauce, otro elemento natural que se ha ido perdiendo, el cual “se utiliza para hacer cruces en la fiesta de la Santa Cruz en mayo; cada hogar renueva sus cruces que duran todo el año, al terminar se queman y se hacen nuevas y es difícil encontrar ahorita esa planta y esa se encuentra en el río”.

Queda claro que la relación de la Tribu con su río es esencial. Al cuestionarle a Anabela sobre las fiestas tradicionales que se hacen alrededor del río y cómo se han venido modificando a raíz de la paulatina escases de agua en éste, es posible observar un brillo en sus ojos, una mirada de tristeza y añoranza de tiempos cuando el río estaba vivo.

Una de las fiestas que se ha visto muy afectada es la de San Juan, que se realiza en el pueblo de Vicam; anteriormente se utilizaba el agua del río para hacer el ritual del bautizo, ahora como el río no lleva agua, tienen que buscar la manera de llevarla a ese lugar y tienen que hacer un canal desde el canal pavimentado hasta Vicam y llevar un poco de agua para hacer ese ritual.

La alimentación también ha cambiado: “ha desaparecido el maíz criollo, la calabaza, los frijoles y algunas especies de quelites. Ahora no tenemos una dieta tan rica como la teníamos antes, ahora solamente dependemos de la tienda, si hay frijol o no hay frijol. Ahora es más tortilla de trigo, no hay pescado… nosotras ya  no conocimos cuál era el pez nativo del río yaqui.

Laura nos cuenta de un recorrido que hicieron hace un tiempo atrás, en donde los mayores de la Nación Yaqui tristemente contaban cómo antes no se dependía de las tiendas comerciales para adquirir la canasta básica, “antes sabíamos y compartíamos nuestros alimentos que cosechábamos a la orilla de los ríos… el agua llamaba al agua; el río está seco, cómo va a jalar agua, ¿Por qué está seco? Porque antes no había presas, estaba libre el agua y nosotros al igual que el río éramos libres de comer lo que nosotros sembrábamos”

La escases de agua en la región ha traído consigo que la dinámica de la agricultura cambiara también, los dos cultivos al año que se cosechaban tiempo atrás (en otoño y verano) se convirtieron sólo en uno, ahora el agua sólo alcanza para sembrar en otoño y que las tierras queden ociosas el resto del año; esto ha originado que se vaya perdiendo tanto la autonomía como pueblo indíg
ena, así como la soberanía alimentaria, ahora se “depende del rentismo, de las tiendas, de las maquiladoras”.

Pero no es sólo que el río se esté secando a causa del acaparamiento del vital líquido en las presas y acueductos impulsados por el gobierno mexicano y empresas transnacionales, también los mantos acuíferos poco a poco se han ido secando, lo que ha provocado que el agua falte en buena parte de las tomas de agua de las casas de los 8 pueblos pertenecientes a la nación Yaqui:hace dos años que no sube el agua por la llave, se tiene que estar haciendo agujeros y a veces ni con eso, ponemos una bomba de agua para sacarla… tardan como media hora o una hora para que salga y a veces no sale”, comenta Anabela, quién le atribuye la falta de agua a los acueductos que han construido en el estado de unas décadas a la fecha.

Sobre la construcción del acueducto independencia las mujeres no duda en condenar que es un exterminio para la tribu, “porque todo mundo dependemos del agua y de la alimentación”.

Los animales que juegan parte fundamental en las historias fundacionales también se han ido reduciendo en número considerable porque dependen de comida que ya no encuentran, lo que ocasiona que se replieguen a las sierras. Este es el caso del venado o el “sapo toro”. El venado reviste una importancia primordial para la tribu yaqui: es su emblema, su fuerza y guía espiritual, pues “a través de la observación de la vida del venado la tribu yaqui ha podido vivir, es la enseñanza que le da a la tribu yaqui el modo de vivir del venado, en sus danzas se representa cómo busca comida, dónde busca comida, qué le pasa cuando no tiene agua, cuando anda enfermo… a un niño cuando tiene una edad de 5 años se tiene que dar carne de venado para que sea ágil como él”, finaliza orgullosa.

El sapo cuarepa o sapo toro también es sagrado y está dentro de la mitología original de la Tribu. A este animal se le veía cotidianamente al interior de las casas Yaquis en época de lluvia, actualmente es muy difícil dar con él El sapo toro, en la leyenda de la Tribu, es el creador del río, también estaba involucrado en rituales sagrados que se utilizaban para llamar a la lluvia, práctica sagrada que se ha venido perdiendo; “El sapo nos trae la vida, nos trae la creación del lugar en donde vivirían nuestros ancestros, la creación de nuestro territorio”.

A mitad de entrevista y ya entrados en la problemática de la Nación Yaqui alrededor del agua, Anabela con enojo reflejado en el tono de su voz trae a colación al gobernador del estado de Sonora: “dice Guillermo Padrés que el agua es de todos, entonces por qué la encierra y por qué se la lleva a otra parte… por qué se la entrega a los empresarios… y no nos da ni siquiera lo que nos corresponde de acuerdo al decreto de Lázaro Cárdenas… se supone que tenemos derecho al 50% del agua de la presa la angostura… ¿Por qué no tenemos agua que tomar en nuestras casas, por qué tenemos que estar batallando y buscando a ver de dónde sacamos agua para lavar, para hacer comida, para lavarnos? ¿Y por qué si el agua es de todos, la está contaminando como lo que pasó del derrame de la mina que contaminó el río sonora y por qué tiene una presa privada que acapara el agua?”.

La resistencia de la tribu desde la perspectiva de la mujer: quieren violentar nuestras garantías como pueblo indígena yaqui

Una constante de las palabras que las mujeres compartieron remitía a su memoria histórica, la cual se palpa en su piel morena y en sus ojos ansiosos de justicia. Al preguntarle sobre las acciones emprendidas por los hombres y mujeres Yaquis en defensa de su territorio y supervivencia de su cultura, comentan que siempre han buscado la manera de manifestarse, de resistir ante la esclavitud y la opresión; Casilda cita a uno de los guerreros, el cuál asegura, aún camina por los montes Yaquis: como dijo Cajeme “antes como antes y ahora como ahora nos tenemos que ir preparando, sujetando a otras formas de resistencia”

La lucha Yaqui ha sido larga y constante, tanto por el agua como por la defensa de su territorio, “prácticamente es como si no fuéramos sonorenses, como si no fuéramos mexicanos y siempre tenemos que estar peleando por el agua, el territorio y los recursos. A veces fue la toma del acueducto, que la toma de las vías del tren y ahora la toma de la carretera; y es la única manera que tenemos de conseguir que se nos escuche, que se nos vea y nos den la oportunidad de hablar y de pelear por algo y de conseguirlo”.

Ante el caso nulo que hace el gobierno a sus demandas, así como la omisión ante sus derechos como pueblos indios consagrados en el artículo número dos de la constitución mexicana, Laura agrega que “la única forma de ser visibles es cerrando las carreteras, aún si lo hacemos por escrito como demanda la constitución, ante la instancia pues no hay respuesta, o cuándo les da la gana cambian de gobierno y no hay respuesta. Entonces a dónde quieren que lleguemos? Entonces si no tengo lo que necesito y lo que por derecho me corresponde por ser mexicana pues tengo que manifestarme de alguna manera y pues ésta es la forma en que la estamos haciendo… hasta que tengamos el ejercicio y goce de nuestro derecho como pueblo”.

Respecto al proceso que enfrenta Mario Luna ante los tribunales del estado de Sonora y el desconocimiento de los usos y costumbres de la Tribu que implica el auto de formal prisión, la claridad de las mujeres pertenecientes a la organización Yaqui no sorprende, pero si deja un buen sabor de boca y la seguridad de que en ellas se encuentra un bastión de la fuerza y entereza: “El gobierno del estado no tiene ningún atributo de consagrar a nuestras autoridades tradicionales… él no es Yaqui y él  no puede consagrar a nuestra autoridad, tampoco es iglesia… ¿quieren violentar nuestras garantías como pueblo indígena yaqui? Ese es mi reclamo, quiero que respeten mi derecho como indígena

Respecto a los cargos de secuestro y robo que se le imputan a Mario Luna, Casilda no vacila en señalar que al dictarse el auto de formal prisión, se está negando que la Nación Yaqui tiene el derecho a ejercer sus usos y costumbres, así como a resolver sus asuntos internos con su propio sistema jurídico. Las autoridades tradicionales aplicaron el “uso de su sistema jurídico… Es la tropa o la asamblea… los que deciden qué se tiene que hacer… y que sea un ejemplo para la comunidad que sigue éstas reglas… En un futuro si nosotros queremos aplicar nuestro sistema jurídico cualquier persona va poder decir me han violado mis garantías individuales, me han secuestrado”.

Queda claro el peligro que corre la supervivencia de la Tribu Yaqui, la falta de agua en su río amenaza su cultura, amenaza su soberanía alimentaria; por otro lado, la criminalización que ha impulsado el gobierno estatal de Guillermo Padrés en contra de Mario Luna, no es contra una sola persona, o a un representante, de fondo está la criminalización de los usos y costumbres que como sujetos históricos y de derecho la Tribu Yaqui ejerce. Por ello, la lucha por el agua, así como la lucha por la libertad de su secretario, es la lucha por la vida y en contra del exterminio como nación indígena.

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