La Guerra que Nunca Acabó
Mumía Abú-Jamal
10/4/2011
Hace 150 años, fueron lanzadas bombas contra Fort Sumpter, Carolina del Sur, y empezó la Guerra Civil en Estados Unidos.
Más de 600,000 combatientes murieron en 4 años, más que en la guerra de Viet-Nam que duró 9 largos años.
¿No les parece interesante que se hizo una guerra para preservar la esclavitud de los Negros en la nación que se llama así misma, “la tierra de los libres”?
De 1861 a 1865 se desató la guerra a lo largo y ancho de todo el país.
Al final de la guerra, el Congreso de Estados Unidos pasó las Enmiendas Números 13, 14 y 15 a la Constitución, pero tomó cerca de 100 años para que las Cortes de Justicia empezaran solo a reconocerlas, (la mayor parte de ese tiempo, las Cortes daban derechos constitucionales a las corporaciones –pero no a las personas Negras.) Las Cortes apoyaban más la supremacía de los Blancos que la igualdad de los Negros.
Aún cuando uno de los más grandes ofensores fué la Corte Supema, presidentes de Estados Unidos también jugaron papeles principales en el apoyo de políticas diseñadas para restringir, negar y socavar los derechos de los Negros.
Bajo leyes estatales, los Negros no tenían derecho al voto, al uso de facilidades públicas, a desempeñar cargos públicos, ni a comprar casas en la mayoría de las vecindades.
La educación, de la escuela elemental a la universidad, fué tan segregada racialmente como era económicamente deficiente de fondos.
150 años después, y las escuelas en las zonas urbanas continúan segregadas por clase, así como desesperantemente con bajos fondos.
Más del 50% de los alumnos de las escuelas de grandes ciudades, como Baltimore, Nueva York y Chicago, abandonan sus estudios porque esas escuelas generalmente son hoy más segregadas de lo que eran hace 50 años, y las elites políticas están haciendo todo lo posible por conseguir que la educación en Estados Unidos sea privada.
Ha sido siglo y medio desde que empezó esa sangrienta guerra, y todavía eruditos en leyes como Michelle Alexander (autor de, El Nuevo Jim Crow), sostienen que los Negros económicamente pobres y de las clases laborales constituyen una “casta” en la sociedad norteamericana, sujeta a tratamiento desigual y discriminatorio por parte de las Cortes de Justicia de la nación, y a ser después virtualmente excluídos de la sociedad.
Para muchos norteamericanos, la guerra todavía continúa.