Te dejamos con algunos fragmentos de una investigación realizada por la revista Contralínea un artículo de la reportera Flor Goche.
Crecen feminicidios en México, Contralínea.
De 2007 a la fecha se han cometido, al menos, 2 mil 15 “homicidios dolosos contra mujeres y niñas” en 18 entidades del país, señala el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. Los crímenes de género se recrudecen a pesar de la promulgación de la ley a favor de una vida sin violencia. “Es letra muerta” en un sistema judicial cooptado por prejuicios machistas, indican organizaciones. En uno de estos casos, el homicida de la universitaria Alí Castrejón Cuevas podría quedar en libertad
Pasaba el medio día del 20 de noviembre de 2009. El cuerpo de Alí Castrejón Cuevas yacía inerte en la cocina del departamento de su exnovio, Osvaldo Morgan Colón. La fiesta de cumpleaños que éste le organizó en la calle de Ayuntamiento, en el centro de la ciudad de México, había terminado.
—Alex, Alex –la súplica desesperada de Osvaldo lo despertó–. ¡Maté a Alí: ya les había dicho que algo así iba a pasar!
Las rodillas, ya sin fuerza, cayeron sobre el piso de la recámara. El cuchillo ensangrentado en una de las manos confirmaba las palabras del joven.
—Llama a una patrulla… No, mejor no… Mejor sí… Tranquilo, tranquilo –las palmadas sobre el hombro llamaban a la cordura. Luego vendría el intento de suicidio.
—¡Por qué no me muero! ¡Ya no tengo salvación, verdad!
Alejandro recuerda la imagen de su amigo cortando varias partes de sus antebrazos, según su testimonio integrado al expediente de la causa penal 285/09, radicada en el Juzgado 39 de lo Penal del Distrito Federal, al que Contralínea tuvo acceso.
Alí apenas había cumplido 24 años cuando fue asesinada por el hombre que decía amarla. Las 26 puñaladas en su vientre, cuello y rostro mostraron la crueldad del episodio, que fue calificado por algunos diarios como “crimen pasional”.
Familiares y amigos de Castrejón Cuevas –feminista, poeta y estudiante universitaria– asumen que el feminicidio, así lo llaman, sucedió como narra Alejandro en su testimonio. Además de justicia, buscan “que el caso sea ejemplar”: se trata de “sensibilizar a la gente”; que sen den cuenta que no es un problema exclusivo de Ciudad Juárez, “que a cualquiera le puede pasar”.
“El hecho de que sepamos de Ciudad Juárez es gracias al empuje y a la tenacidad de las madres y de las organizaciones civiles que están allá; pero eso no significa que no (se cometan feminicidios) en otros lugares”, asegura Andrea Medina, colaboradora del Comité de América Latina y del Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer. Después de Guatemala, México es el país con el más alto índice de feminicidios. En 2009, 529 mujeres y niñas fueron asesinadas tan sólo en ocho estados de la república, revelan los datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).
De éstos, 173 fueron cometidos en el Estado de México; 93 en Baja California; 69 en Sinaloa; 63 en Tamaulipas; 57 en Jalisco; 38 en Nuevo León; 33 en Morelos; y tres en Zacatecas.
De enero de 2007 a diciembre de 2009, este Observatorio ha logrado documentar 2 mil 15 “homicidios dolosos contra mujeres y niñas” en 18 de las 32 entidades federativas de la república mexicana. Destaca el Estado de México con 556.
El concepto del “feminicidio”, sin embargo, está ausente de la legislación mexicana. Especialistas reconocen que el término es apenas una categoría política –producto de la teoría feminista– que diversas organizaciones han empleado para denunciar los asesinatos contra mujeres inspirados en una cultura “discriminadora y misógina”.
Alí, un caso ejemplar
“El caso de Alí engloba perfectamente lo que es la evidencia tan contundente de la saña; y a la vez, el no reconocimiento de esa evidencia”, asegura Berlanga, también integrante del colectivo Alí Somos Todas, constituido a raíz del asesinato de la joven.
“Hasta podríamos decir que es un crimen alevoso”, se pronuncia José Mario Nájera, médico legista guatemalteco. Al propinar 26 heridas con arma blanca “me estoy asegurando del acto que estoy haciendo” y de que “la víctima no oponga resistencia”: eso se llama alevosía, explica.
“Uno no tiene que ahondar mucho en las diferencias físicas y anatómicas entre un hombre y una mujer” para reconocer que existe “una relación desigual de poder” entre ambos: “Son cuestiones de pura lógica”, argumenta Nájera para rebatir la tesis de “defensa legítima” presentada por los abogados de Osvaldo, quienes afirman que Alí lo atacó primero.
De los 549 casos de feminicidios documentados por el OCNF en 2009, 70 corresponden a homicidios perpetrados por familiares y/o parejas, como en el caso de Alí. Las investigaciones de esta organización apuntan que el rango de edad de las víctimas, en México y en Centroamérica, oscila entre los 20 y los 40 años.
La mayoría de los casos permanece en la impunidad. Tan sólo en el Estado de México, “de 2005 a la fecha, menos del 20 por ciento de los asesinos está consignado; y menos del 2 por ciento tiene alguna sentencia”, señala María de la Luz Estrada. Por ello, se debe “poner énfasis en el estatus legal de estos casos”, enfatizan el OCNF y la comisión especial contra los feminicidios de la Cámara de Diputados.
Actualmente, Osvaldo Morgan Colón está preso en el Reclusorio Norte, procesado por el delito de “homicidio calificado” con las agravantes de “saña y alteración voluntaria” –en su orina se encontraron restos de “alcohol, cannabis y barbitúricos”–, consta en el expediente judicial.
Como en otros casos de feminicidio, las irregularidades en el proceso y la culpabilización de la víctima están presentes, denuncian integrantes de Alí Somos Todas. “Era inestable emocionalmente, era poliamorosa, tenía problemas familiares…”, son los argumentos presentados por la defensa de Osvaldo.
Han transcurrido cuatro meses desde el asesinato y aún no se dicta sentencia. El proceso se encuentra detenido, pues el inculpado solicitó un amparo en contra del auto de formal prisión “a pesar de que no existen elementos objetivos para que se lo otorguen”. Familiares y amigos de la víctima se muestran preocupados, pues el hermano de Osvaldo es el exdiputado perredista Humberto Morgan Colón.
Además de la nacionalidad mexicana, Alí contaba con la nacionalidad panameña. Por ello, la Defensoría del Pueblo de Panamá; el Ministerio de Relaciones Exteriores; la Comisión de Asuntos de la Mujer, Derechos del Niño, la Juventud y la Familia, y la rectoría de la Universidad de Panamá se pronunciaron para que en México se haga justicia.
En vísperas del 8 de marzo, feministas mexicanas, algunas integrantes de Alí Somos Todas, se pronunciaron por la creación de un frente contra los feminicidios. Se trataría, dicen, de un esfuerzo por visibilizar y nombrar los feminicidios en México: “Lo que queremos decir a los familiares de las víctimas es ‘no están solos’. Como su caso, hay otros cinco o seis al día y tienen patrones”, expone Gargallo.
El riesgo para las feministas
“Es un error pensar que por el hecho de ser feministas estamos más allá de la violencia”, asegura Mariana Berlanga. Al analizar el caso de Alí Castrejón, concluye que las mujeres que rompen con los roles son precisamente las que están “en el ojo del huracán”: entonces, “son castigadas”.
Se trata, en palabras de Incháustegui, de un “un conflicto que tiene que ver con que la mujer se ha salido del control masculino, que reta con su propia autonomía las formas tradicionales del patriarcado”.
Fiscalías, sin datos confiables
La sentencia de la Corte deja al descubierto el fracaso de las decenas de fiscalías, comisiones y programas oficiales creados supuestamente para esclarecer los feminicidios en México. El documento señala que ni siquiera se cuenta con cifras confiables.
Se trata de una “simulación del Estado”, asegura Andrea Medina. “México gasta muchísimo dinero, mucho más de lo que podemos imaginarnos, en tener una buena imagen internacional de cumplimiento a los derechos humanos”.
La Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas –dependiente de la Procuraduría General de la República– “ni siquiera tiene actualizados los nombres de los procuradores de los estados”, se queja María de la Luz Estrada: “Es vergonzoso para una fiscalía que fue creada para investigar”.
Desde 1997, año de su creación, el OCNF –constituido por 43 organizaciones de derechos humanos y de mujeres de distintos estados del país– ha buscado solventar lo que el Estado mexicano ha ignorado: documentar los casos de feminicidios ocurridos en el país.
Los medios de comunicación y las solicitudes de información, presentadas a las fiscalías y procuradurías por medio de las leyes de transparencia, son sus fuentes. “Es una travesía”, asegura Estrada.
Hasta el momento, sólo han conseguido documentar parcialmente lo que sucede en 18 estados. Las instancias oficiales “no quieren que hablemos de feminicidio, entonces hacen una negación de la información”, señala.
Es el caso de Oaxaca, en donde sólo han tenido datos hemerográficos. En Chiapas, la cifra durante el primer semestre de 2009 fue de 130 feminicidios: “Ahorita ya no nos quieren dar la información”. En Tlaxcala, “corredor de tratas”, los periodistas incluso “tienen prohibido escribir notas sobre mujeres asesinadas”, asegura Estrada.
Encuentra el artículo original en:
http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2010/04/04/crecen-feminicidios-en-mexico/
FUENTE: CONTRALÍNEA 176 / 4 DE ABRIL DE 2010