Los y las caminantes, una multitud abigarrada de maestros, estudiantes, campesinos, etc. siguieron su camino tortuoso sobre montañas y valles, bajo lluvias lacerantes, calor abrasador y frío penetrante, marchando durante 19 dÃas para llevar a la sede del gobierno federal sus exigencias.
El grupo llamado Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (la APPO) ha sacudido a México con su tenaz insistencia ética de que la voluntad del pueblo se escuche.
Durante varias semanas he leÃdo de lo que ha acontecido en Oaxaca. Y cada vez que leÃa algo, pensé en los estadounidenses que dócilmente aceptaron las elecciones corruptas en 2000 y 2004, como corderos llevados a la espada de las brochetas. Tanto las elecciones robadas en el estado de Florida en el año 2000 como las de Ohio en 2004 han hecho un daño inédito a la mera noción de la democracia y han quebrantado la fe de millones en el proceso electoral.
El pueblo de Oaxaca, al enfrentar con valentÃa no sólo los elementos naturales sino también los polÃticos, hasta el terrorismo de los instrumentos del estado –la violencia policial y militar––, ha comprobado con su marcha y su protesta que la verdadera democracia es de profunda importancia para el pueblo.
Como resultado de los esfuerzos de la APPO, surge resistencia más amplia en el D. F. y en otras partes del paÃs, creando una crisis en la nación con su demanda incondicional por la salida del gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, y la instauración de la democracia. La crisis nace de la situación en la que muchos de los partidos polÃticos del paÃs están haciendo todo lo posible para callar, descarrilar, e intimidar a la gente porque temen que su éxito significa dos, tres, muchas Oaxacas por todo el paÃs.
Oaxaca, ahora el estado más pobre de México y también el estado con mayor población indÃgena, es una inspiración para gente más allá de las fronteras sureñas de México. La resistencia actual oaxaqueña surgió como respuesta a la represión ordenada por el gobernador Ruiz en junio contra el sindicato magisterial en huelga. Las y los maestros repelaron los embates, y unos dÃas después más de 300,000 personas participaron en una marcha masiva en apoyo a dicho sindicato. De ese apoyo masivo y profuso nació la APPO, la asamblea popular.
La crisis constante en México puede impulsar a otras fuerzas sociales a unirse con los esfuerzos radicalizantes de la APPO o, por otro lado, puede abrir la puerta al terror amenazador de los instrumentos crueles del estado. Hablando claro, lo que empezó como respuesta a la represión puede terminar en aun más represión. Pero eso no será ni podrÃa ser el fin. Las fuerzas que dieron origen a la APPO hierven justo debajo de la superficie, a punto de surgir en otro estado donde los trabajadores y los pobres luchen para resistir las fuerzas voraces del globalismo.
Cuando a los pobres los tratan mal, cuando los obreros están mal pagados, las condiciones para la resistencia ya están presentes. Y aunque la tentación para que el estado utilice sus instrumentos brutales puede ser fuerte, también es muy posible que este tipo de solución lleve a una resistencia más amplia y más profunda.
El ejemplo de Oaxaca se esparce en el viento y los ejemplos de la resistencia popular e indÃgena de México, como la APPO y los zapatistas y varias luchas por toda Latino América, también se esparcen. Hay que apoyar a los pueblos de Oaxaca, no solamente con palabras sino con esfuerzos organizadores semejantes en otras partes del mundo, empezando en Estados Unidos.
Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal
Derechos reservados MAJ 2006
*Radioensayo escrito por Mumia Abu-Jamal, grabado por teléfono desde el corredor de la muerte el 10 de noviembre de 2006 para Prison Radio*