Hitler en Arizona.

“La riqueza te restriegan por la cara, el bienestar empieza a un metro tuyo, una frontera frena la oportunidad y en Ciudad Juárez empieza el ghetto, al otro lado engordando están, es tu necesidad, si intentas cruzar te van a disparar, y en USA buscándote la vida, ¿cuántas veces te van a pisotear?, tu familia viviendo en la miseria, preguntándose si sigues vivo o muerto”. Elektroduendes.

La recién aprobada ley racista SB 1070 en Arizona por la gobernadora Jan Brewer con el aval explicito del congreso local e implícito del gobierno federal estadounidense, abre la puerta no solo a expresiones de odio contra los inmigrantes, sino a la violación multitudinaria de los derechos humanos de manera legal, basada en los rasgos étnicos.

A partir de la promulgación de esta ley cualquier persona con apariencia latina puede ser detenida con la única justificación de ser, un ser humano ilegal, que no cumple con los requisitos de ciudadanía que exigen las leyes del Estado mas racista del planeta y los estándares de humanidad que requiere el “mundo libre”.

Nuevamente se criminaliza la pobreza, fruto del sistema capitalista que orilla a decenas de miles a cruzar las fronteras, para después trabajar en condiciones deplorables y con salarios de hambre, haciendo los trabajos que nadie quiere hacer, expoliando al máximo, desde el poder, su dignidad y vilipendiados por los sectores más conservadores y derechistas de la población; en una nación construida por inmigrantes cuyo trabajo es la base económica de algunas naciones, pueblos y familias.

Pero la discriminación no empieza ahí, empieza justamente en su tierra, en su lugar de origen, donde son víctimas de las políticas económicas adoptadas en este caso por el Estado-marioneta mexicano que sangra la fuerza de trabajo de los ciudadanos, en jornadas laborales que serian el ejemplo perfecto de la Roma antigua, donde no existe un sistema de salud que cumpla con las necesidades básicas que como seres humanos se deben tener; gente muere diariamente de enfermedades curables en México, esto aunado a una represión que funge como medio para arrebatar las tierras a sus dueños históricos, los pueblos. En este contexto se dan las migraciones, no solo en México, sino en todo el mundo, provocadas por un sistema injusto que después, si logran cruzar, los discriminara, encarcelara y en algunos casos (no pocos) matara.

Si el espíritu racista de Hitler se cristaliza en Arizona, el espíritu de Goebbels permea los mass-medias estadounidense como CNN o Fox News y la mayoría de medios mexicanos que presentan con cara humana al señor de la guerra, míster Barack Bush Obama, premio Nóbel de la paz, cuyos subordinados militares y drones autónomos masacran civiles en Helmand, Bagdad y próximamente Cd. Juárez; donde planean llevar a cabo una especie de “tormenta en el desierto reloaded” acompañados de las fuerzas armadas mexicanas, usando al narcotráfico de coartada. Los neófitos mexicanos del jefe de propaganda nazi, y sus colegas estadounidenses, no se cansan de transmitir las hipócritas declaraciones de su dilecto binomio neoliberal Obama – Calderón, donde aseguran estar en desacuerdo con la recién aprobada ley racista calificándola de irresponsable, injusta, oportunista e intolerante, nada mas cínico.

Por un lado, mientras era senador, Obama fue cómplice del racismo dejando pasar leyes xenófobas tibias, y por otro el Estado mexicano encabezado por Felipe Calderón es uno de los mas racistas en todo el mundo, ya que aplica políticas de contención que dañan brutalmente la integridad física de los inmigrantes centroamericanos que cruzan México en su camino a Estados Unidos, además de ser víctimas de las bandas de narcotraficantes que operan en la frontera sur y norte, los centroamericanos son presas de los militares y diferentes cuerpos de policía que violan sus derechos humanos; casos de violaciones sexuales, trata de personas, secuestros, robo de menores para la explotación sexual o venta de órganos son documentados casi a diario por organizaciones de derechos humanos, y se señala directamente a empresarios, funcionarios y policías como responsables de este cáncer. Felipe Calderón se “incomoda” con las leyes de Arizona mientras se aplica una cacería indiscriminada contra los inmigrantes en todo el territorio nacional.

La seguridad nacional pretexto y base de esta ley no es afectada por los inmigrantes, pero si es trastocada por Estados represivos que imponen auténticos estados de excepción en la lucha contra la migración, donde se violan los derechos básicos, como se hizo hace 70 años en Berlín, hoy en Gaza, Madrid, Chiapas o Arizona.

Mientras el sistema capitalista vomita pobres e inmigrantes a la miseria, la respuesta a estas políticas racistas se hace presente en acciones de protesta y propuesta, acompañadas de consignas como “ where is Obama’s help?”, “we have rights” y “stop the hate”, que buscan un mundo donde se pueda trabajar por una retribución justa, con sistemas de salud eficaces, donde la otredad no sea significado de peligro, donde la diversidad pueda vivir sin persecución policial y con el racismo visto solo como una etapa que no debe repetirse jamás, no como ahora, donde en este mundo capitalista “todos somos ilegales”.

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