El gobierno de la 4D
(Sí, con D)

Sandra Suaste & Mario Olarte -

Emiliano Zapata no se autonombró Caudillo del Sur, ni Ricardo Flores Magón reivindicaba el “magonismo”. En cambio, Andrés Manuel López Obrador sí autoproclamó a su gobierno como la “4T”. Su obsesión por colocarse dentro de la historia le hizo cometer acciones que forcejean con un reconocimiento que no se ganó: el de la Transformación. Más bien intenta colgarse de figuras clave de la historia mexicana en un afán de sobresalir como presidente de México.

Esta ambición de control y poder lo llevó a colocar una narrativa que es un juego de sombras y simulaciones. ¿Qué sucede? Se repite tanto el concepto «Cuatro T», que hay quienes piensan que existe una política de transformación estructural. Más que suponer un cambio profundo, el discurso político institucional está cimentado en un robo de las palabras de izquierda que nacieron de los movimientos sociales históricos, aunque eso no es lo más alarmante. Más que hablar de una 4T, este gobierno tiene más de 4D:

Desapariciones

En mayo de 2022 se alcanzó la cifra oficial de 100 mil personas desaparecidas, de acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o no Localizadas.

En cada rincón del país se colocan cada día más fotografías acompañadas de la frase ¿Dónde estás?. Las calles no mienten. Las cifras marcan apenas un referente de la gran crisis en la que México parece hundirse cada día más.

Así, surgen espacios como la Glorieta de las y los Desaparecidos en la avenida Reforma de la Ciudad de México, en donde las familias colocan las fotografías de sus personas desaparecidas, se trata de una forma de hacer visible el mensaje: ya no se puede negar que existe una descomposición en todos los rincones y afecta directamente al México de abajo. La desaparición forzada es un fenómeno que se desbordó en el año 2006 y esta administración que inició en 2018 se encargó de darle continuidad al ciclo impune.

¿Puede hablarse de transformación cuando existe un país en niebla? Una nación sumergida en la incertidumbre de no saber en dónde están sus seres queridos. Miles de siluetas en una especie de desenfoque que parece no tener fin. El gobierno de la Cuarta Dimensión.

Desalojo

Una de las modalidades con la que opera el gobierno morenista es el desalojo, principalmente en espacios de resistencia y ocupación. En Puebla se montó un operativo el 15 de febrero de 2022 para desmantelar a Altepemelcalli, Casa de los Pueblos [conocida como Toma Bonafont], espacio desde donde se luchó ante el saqueo de agua que realiza la trasnacional francesa en los pueblos nahuas de la región Cholulteca. Aquí inició una serie de irrupciones para frenar a movimientos sociales.

Posteriormente, en la Ciudad de México fue desmantelada la Okupa Casa de Refugio [conocida como Okupa Cuba] en donde el movimiento feminista mantuvo tomadas las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde septiembre de 2020 y fue desalojada el 15 de abril de 2022. Las tres mujeres, ahora presas políticas, denunciaron actos de tortura, malos tratos y violencia en función de su labor que consistía en el acompañamiento a víctimas de violencia de género.

Diez días después -el 25 de abril de 2022- fue desalojado el plantón del pueblo triqui, instalado frente al Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. La comunidad fue obligada a permanecer en un albergue y posteriormente la policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX les encapsuló en la calle por alrededor de 40 horas. Esta comunidad tiene una historia de desplazamiento desde que habitaban en Tierra Blanca, Oaxaca. Su exigencia es regresar a su pueblo natal, un retorno con garantías de seguridad bajo responsabilidad del Gobierno Federal.

En el intento por erradicar estos indicios de resistencia, el gobierno de AMLO nos muestra su rostro: represivo y triturador de los movimientos sociales. De manera discursiva se empeña en negarlo. Sin embargo, la violencia que emplea actualmente es un reciclaje de otras décadas: militarización, métodos de desgaste, tortura, prisión política, encapsulamiento, racismo, desprecio a los pueblos indígenas y repetidas violaciones a los derechos humanos. El gobierno de la Cuarta Dimensión.

Despojo

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador arribó al poder afirmó que se acabó el neoliberalismo, como si un decreto presidencial pudiera frenar esta corriente sistémica e histórica que surge a finales de los setenta, una doctrina instaurada en América Latina al menos desde 1980 para el caso de Chile, con la consolidación de la dictadura Pinochetista.

Obrador llegó en 2018 y mantuvo e incluso fortaleció este régimen, aunque afirmó que lo eliminaría. Más que desaparecer, fortaleció la relación con las empresas, les otorgó más privilegios: licitaciones, concesiones, renovación de permisos que durarán décadas, goce de los recursos nacionales. Con estas ventajas (para empresarios), se desencadenó una impunidad infinita que afecta directamente a personas trabajadoras y comunidades enteras.

La entrada y puesta en marcha de megaproyectos avanzó como nunca antes. La autonombrada “4T” encontró la oportunidad perfecta: el periodo pandémico. Mientras en el espacio privado se reflexionaba sobre la crisis planetaria, ambiental y sanitaria, en el mundo exterior las obras iban a gran velocidad. Así el presidente actual le dio entrada a proyectos “estratégicos” como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. De la mano de éstos entraron nuevas carreteras, inmobiliarias, eólicas, mineras, presas, acueductos y refinerías.

El consiguiente daño fue irreparable: comunidades fragmentadas, explotación laboral, asesinatos a personas defensoras de tierra y territorio y periodistas, daños a la salud, una profunda devastación planetaria que fortalece y acelera la crisis ambiental y pone en riesgo el acceso a garantías universales como el agua, el desarrollo de la cultura y la alimentación soberana.

En suma: El presidente actual despoja de su tierra a la población indígena para darle entrada a empresas nacionales y trasnacionales ¿Se necesita algo más para llamarse neoliberal? El gobierno de la Cuarta Dimensión.

Difamación

Asesinatos, agresiones y violencia son características de un ambiente en el que las personas defensoras de derechos humanos y periodistas desarrollan su trabajo. Por si no fuera poco vivir en riesgo, el presidente lanza mensajes de injusticia todos los días, señala a personas o grupos en específico para que se conviertan en el enemigo común, los coloca en el banquillo de los acusados con difamaciones orquestadas desde la perversidad de las conferencias mañaneras. Esto es un serio atentado al derecho a la información, a la comunicación y al derecho a defender derechos humanos.

De acuerdo con un informe presentado por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), de diciembre de 2018 a febrero de 2022, se registraron 54 homicidios de periodistas y 98 de personas defensoras de derechos humanos.

Un caso emblemático es el de Samir Flores Soberanes, radialista comunitario y defensor del agua y la tierra. Diez días antes de su asesinato, su movimiento fue señalado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien los llamó ultraconservadores-radicales-de-izquierda, por manifestar su desacuerdo ante la termoeléctrica en Huexca y el Proyecto Integral Morelos (PIM).

Este discurso coloca nuevamente el mensaje de las luchas legítimas y las ilegítimas. Los buenos y los malos, fomentando así una acelerada polarización: “Hay ambientalistas auténticos, pero también hay intereses creados”, dijo el presidente del país.

Todos los días desde la mañanera se dicta una agenda mediática. Esta es también una forma de control para medios y periodistas. La dinámica instaurada en este espacio presidencial es violenta, insana y poco respetuosa para el ejercicio periodístico. Descalificar y difamar a las personas periodistas y defensoras es lanzarlas a un precipicio.

Estamos ante un gobierno que carece de una verdadera transformación. Los cambios habitan solo en dimensiones intangibles. Los cambios viven solo en aquella lejana ilusión compuesta por creencias, simulaciones y actos teatrales, pero desconectada del plano de las realidades cotidianas de las 55.7 millones de personas mexicanas que viven en pobreza y que sufren las consecuencias de decisiones y pactos político-económicos.

La transformación, la justicia y la igualdad existen solo en la retórica institucional. La apariencia y los gestos son los cimientos: imágenes, logotipos, colores. El membrete en el que colgaron a personajes de la historia a los que el presidente aspira a parecerse aunque sea un poco. Existe y prevalece una carencia de acciones en favor de las poblaciones. A cambio, esta administración otorga fantasías transformadoras. Es el gobierno de la Cuarta Dimensión.

Regeneración Radio | Octubre del 2020 | El gobierno de la 4D (Sí, con D)

Artículo: Sandra Suaste Ávila - Serie fotográfica: Mario Olarte/ Nación en llamas, cuando existen otros datos. - Luis Suaste: Fotografía de portada y diseño web.