DECLARACION FINAL DEL ENCUENTRO INTERNACIONAL ANARQUISTA, ST IMIER 2012

Tras cinco días de debates e intercambio para recordar nuestra historia, preparar nuestros combates futuros y hacer converger nuestros esfuerzos, reafirmamos el valor de las posiciones y resoluciones del Congreso de St Imier que fundamentan al anarquismo social, facilitando su futuro desarrollo y asegurando las bases para una unidad de acción sincera entre todos los sectores combativos y anti burocráticos de la lucha social.

El Congreso de St Imier aspiró a la apertura,  la diversidad y la pluralidad de pensamientos y prácticas del movimiento obrero antiburocrático y federalista al mismo tiempo que se construye el movimiento libertario naciente.

Rechazó la estrategia de partidos y a toda forma jerárquica, institucional y electoral defendida por las corrientes del socialismo autoritario. Combatió la concepción estatista del cambio que entendía y entiende aun hoy día la toma del estado como un útil de transformación social.
El Congreso de 1872 proclamó igualmente su voluntad por combatir todo tipo de organización jerárquica, burocrática, constituida para ejercer el mando mediante la delegación,  la sumisión y la obediencia.

A esto, el Congreso opone la federación de las organizaciones obreras y de todas las luchas así como la libre iniciativa,  es decir, un proyecto socialista de gestión directa y de cambio social que reconoce la pluralidad en las formas de organización, no jerárquicas, en el movimiento obrero, en sus luchas y en el proyecto socialista libertario.
Numerosas luchas, acciones militantes y tentativas revolucionarias han precedido y seguido al Congreso Internacional de 1872. El anarquismo se sitúa en esta historia. Constituye hoy día un movimiento político que reagrupa numerosas experiencias y logros comunes de numerosos colectivos y organizaciones especificas, sindicatos de lucha social y popular. El anarquismo aporta su contribución en la construcción de un movimiento coherente capaz de una intervención contundente y eficaz  y que busca la coherencia entre los medios y los fines a fin de cambiar radicalmente la sociedad. Para nosotros, el anarquismo alimenta las luchas sociales y se nutre de ellas, enriqueciendo al movimiento popular de autoemancipación y de autogestión.

Cada resistencia, cada lucha, cada disidencia, cada alternativa contiene las cuestiones de la libertad y la igualdad. Cada combate social abre posibilidades que debemos acompañar hacia la liberación social y política.

La transformación social radical que deseamos y que preparamos con nuestras acciones no puede resultar más que de la voluntad, la libre determinación, y el compromiso consiente de las clases populares, es decir de los individuos – mujeres y hombres,- que hoy se encuentran sometidxs por este sistema injusto.
Estamos en una verdadera guerra social y económica, de intensidad variable pero siempre expansiva, cada vez más brutal. En una situación de inseguridad social y de precariedad generalizadas que ha minado el bien común al facilitar la destrucción de los servicios públicos; buscando suscitar miedo, resignación y sumisión e imponiendo por todas partes el capitalismo. Esta política es conducida tanto por los capitalistas como por los gobiernos a su servicio.

Gobiernos que buscan imponer una colonización total de nuestras condiciones de existencia, poniendo al servicio de la reproducción de este sistema todas nuestras actividades. Recrudeciendo el ejercicio de antiguos elementos de dominación: el patriarcado, la discriminación sexual y de género, la xenofobia, el racismo, la esclavitud, la explotación. Estas desigualdades renovadas refuerzan el valor capitalista y garantizan su  reproducción general.
El anarquismo denuncia este sistema de limitación y dominación que obedece día con día a una lógica oligárquica. El anarquismo no subestima de ninguna manera los espacios de libertad individuales y civiles, los servicios públicos y de bien común y las pocas políticas de redistribución justa de la riqueza posibles gracias a las diferentes formas de  solidaridades sociales que aun prevalecen. Los anarquistas entienden que hay que defender y ampliar estos logros. Todos estos avances fueron conquistas de pasadas  luchas sociales.

La esperanza de cambiar la sociedad mediante la toma del poder del Estado está ampliamente descalificada. La conquista del poder institucional, la integración al poder estatal y la acción gubernamental, la participación en elecciones, no aportan nada a la mejora de las condiciones de vida comunes ni a los derechos políticos y sociales de los pueblos. Al contrario, es rehusando delegar en el Estado la definición y el gobierno del bien común que las poblaciones pueden defender eficazmente sus intereses y aspiraciones. Es actuando por ellas mismas, multiplicando y reforzando sus organizaciones, aprovechándose de la riqueza social, de sus  medios de producción y distribución, anteponiendo sus necesidades, creando sus propias formas de organización y librando su batalla en el terreno cultural,  que las clases populares pueden oponerse al sistema , lograr su emancipación y mejorar sus condiciones de existencia.

Los partidos de izquierda no representan ninguna fuerza de progreso y justicia social.  Ni siquiera defienden los logros del pasado. Muy al contrario, precipitan la ruina y el desmantelamiento de nuestras conquistas sociales. La burocratización del movimiento obrero y social, la política de delegación orientada a la integración institucional estatal, el rechazo a la lucha y la imposición de la paz social a cualquier precio, la sumisión a los objetivos, a las estrategias y valores capitalistas de la globalización que representan nos arrastran a una regresión social, política y ecológica de gran envergadura.

Es por eso que la eficacidad de la lucha y la construcción de alternativas concretas están ligadas a la acción directa popular porque surge de la convicción de que los grupos sociales deben emanciparse por sí mismos y actuar con una base federalista y solidaria. En esta sociedad de clases no puede haber consenso ni compromisos posibles que satisfagan el bien común. Reivindicamos claramente nuestro desacuerdo con los poderes. La Acción Directa es portadora de una propuesta abierta y plural de transformación social. Se reproduce en una pluralidad de formas de organización y acciones capaces de federar las resistencias populares.

Los anarquistas actúan en el seno de los movimientos en lucha  con el fin de garantizar su autonomía y de federarlos en una perspectiva revolucionaria y libertaria para construir el poder popular, con vistas a la emancipación económica, política y social.
Nuestro proyecto es el del Comunismo Libertario, reivindicamos la convergencia de las tradiciones y experiencias acumuladas en este sentido: comunalismo libre, autogobierno municipal, autogestión, consejos obreros y populares, sindicalismo de base,  de combate y de gestión directa, libre acuerdo para la creación, experimentación y asociación, el federalismo y sus alternativas concretases, es decir la construcción desde la base de un poder popular directo, no estatal.

Deseamos entonces la ruptura con el Capitalismo. Luchamos por la autogestión de una sociedad futura fundamentada en la libertad y la igualdad. Este objetivo implica formas de organización diversas en todo el ámbito de la vida social y económica. Tal orientación reivindica una sociedad autoinstituida, un desarrollo económico y social libremente escogido. La socialización de las fuerzas de producción y de intercambio, y la autogestión social como su forma principal. Un acceso igualitario a los recursos disponibles y renovables y a los medios con los que la sociedad posibilita la libre asociación, experimentación y exploración de organización de sus condiciones de existencia. La autogestión se fundamenta en la organización l
ibre de quienes trabajan, consumen, y son sus miembros tras la abolición del Estado, en un marco de auto institución política, democracia directa y derechos de las minorías.

El anarquismo social, el anarco-sindicalismo y el sindicalismo revolucionario, así como el comunismo libertario defienden un proyecto político basado en la coherencia entre fines y medios, entre acciones cotidianas y luchas revolucionarias, entre movimientos crecientes de autoemancipación y transformación radical de la sociedad. Desde 1872, nuestro movimiento contribuye a abrir este camino con el trabajo de mujeres y hombres libres. Nuestro compromiso ahora es continuar con este proyecto tan lejos como lo lleven la acción directa de los pueblos.

St Imier 12 de Agosto 2012.

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