Relatoría de la Mesa 5

Mesa 5, Participación de las mujeres

 

Tras 10 años de celebración por la creación de la Policía Comunitaria, en éste décimo aniversario, sobresale la participación de las mujeres en una mesa de discusión realizada para analizar la participación de la mujer indígena de la región de la Costa Montaña en el Sistema de Justicia y Seguridad Comunitaria.

Sin embargo, las mujeres han participado en estos 10 años de diversas formas, aunque consideramos que no ha sido reconocida y valorada por todos los compañeros, ni por las compañeras mismas. Esto es apenas un logro, sin embargo esperamos llegar pronto a un aniversario en que las esposas y familia de los compañeros policías asistan también a estos eventos, y no sea privilegio sólo de una mitad de quienes conformamos este proyecto.

La problemática de la discriminación que vivimos las mujeres es extensivo a muchos lugares de nuestro país, la región Costa Montaña de Guerrero no es la excepción.

Creemos que nuestra voz trae las demandas que están directamente relacionadas con las luchas colectivas de los pueblos indígenas, así, las mujeres también buscamos defender nuestro territorio, demandamos que se nos garantice nuestra salud y la educación para nuestros hijos e hijas, deficiencias que el Estado debe responder, además de mejorar nuestras condiciones de vida, defender el proyecto comunitario del cual no sólo nosotras encontramos beneficios o avances, sino que, junto con nuestros compañeros también soñamos por una situación distinta.Compañeras y compañeros, así como este papel que estoy leyendo, existen leyes y tratados a nivel nacional e internacional que se refieren a los derechos de las mujeres, como a no ser violentada, a ser respetada, a poder participar, a poder asumir cargos públicos, etc. Sin embargo no se aplican en nuestra realidad. Nosotras pensamos que la lucha por nuestro reconocimiento es semejante a la lucha de los Pueblos Indígenas, también a la de la Policía Comunitaria, lo que solicitamos a nuestros compañeros, esposos, hijos, ancianos, niños, y demás compañeras es que se nos reconozca y se nos respete.
En Guerrero existe una violencia estructural de género. Con la presencia e intervención del ejército, con su pretexto de terminar con la amapola y el narcotráfico, en realidad quienes más nos vemos afectadas somos las mujeres indígenas porque somos el punto mas vulnerable, con el que pueden atacar a todo nuestro pueblo, como ejemplo, están las dos compañeras me’phaa del municipio de Ayutla quienes fueron violadas por militares y a quienes aun no se les hace justicia, cabe mencionar que si conocemos de estos dos casos se debe a que las compañeras contaron con el apoyo de su organización para denunciar, pero ¿cuántos casos más de violación no habrá por parte de militares o judiciales en nuestro estado?, ¿por cuánto tiempo más las mujeres de los pueblos indígenas hemos de aguantar a gente desconocida que tan solo quiere meternos miedo?
En nuestra región reconocemos que a partir de la creación de la Policía Comunitaria los casos de abuso en el que las mujeres vivíamos expuestas disminuyeron considerablemente, y pensamos que este sistema de justicia y seguridad comunitaria habría de aplicarse en otras regiones cercanas a nosotros en este mismo Guerrero.
Se nos pregunta qué es lo que hacemos las mujeres en nuestra comunidad, lo que hacemos es cuidar a los hijos, mandarlos a la escuela, darle de comer al marido, cargar a nuestros hijos para dejar la comida al marido. Sin embargo, hoy en día ya estamos empezando a luchar para poder tener un cargo, defender nuestro derecho, y enfrentar la discriminación, este es el buen camino, consideramos que esto no debe quedar aquí, somos nosotras las que lo debemos hacer. Quizá el día de mañana seamos otras mujeres, tal vez lo sean nuestras hijas o hijos, quizá nuestras nietas y nietos.
Además de las capacidades que ya hemos mencionado, las mujeres tenemos capacidad de ocupar cargos, de tomar decisiones, las mujeres pueden participar en las asambleas, pero en muchas ocasiones las mujeres no nos atrevemos a hablar, porque tenemos miedo, nos intimidan por el sólo hecho de ser mujeres. No se ve la actividad que hacemos en la comunidad. Hoy les pedimos a nuestros compañeros que tanto en nuestras casas, como en la comunidad, queremos caminar juntos, no uno adelante y otra por detrás.
Hay compañeros que reconocen nuestras capacidades, a ellos les hacemos un llamado para que nos apoyen al momento en que ocupamos algún cargo en la comunidad, que nos continúen escuchando y que inviten a otros compañeros a tomarnos en cuenta con respeto. Tenemos experiencias de mujeres que al tomar algún cargo en la comunidad como las mayordomías, catequistas, promotoras, lo hacemos bien y el pueblo nos ha entregado su confianza. ¿Por qué no avanzar más?
Hace más de 10 años, la zona mixteca y tlapaneca de esta región éramos atropelladas, violadas, no éramos libres de transitar. Resulta triste recordar aquellos primeros años de los noventas en los que principalmente los municipios de San Luis Acatlán y Malinaltepec fueron los primeros en organizarse para terminar con la inseguridad, en aquella decisión fuimos mujeres y hombres quienes tomamos el acuerdo de que se creara la justicia y seguridad comunitaria. Hacia el año de 1998 comenzamos a participar 5 mujeres, pero hubieron “fuertes jaloneos” por nuestra participación y poco a poco nuestra labor se limitó a la cocina, en algunos casos a las finanzas, pero muy pocas veces a la toma de decisiones.
Con desconcierto vemos que, en la región de la costa montaña, las mujeres que queremos participar en la lucha colectiva, capacitarnos, quienes queremos llegar a hacer un trabajo de conscientización con nuestras compañeras somos consideradas prostitutas o mujeres malas. Nosotras les decimos que eso no es verdad, que así como los pueblos indígenas luchan con dignidad porque se nos reconozca y se nos ve con malos ojos por parte de los malos gobiernos y la gente que tiene el poder, nosotras nos sentimos discriminadas por nuestro propio pueblo.
Para el día de hoy, la actual coordinación nos vuelve a llamar para participar y crear un nuevo proyecto en el que comunidad por comunidad recojamos la voz de las mujeres y así es como se hará; no quedará la idea sólo escrita en este papel, ni en mi palabra, sino en las acciones que hagamos en adelante.
Hoy decimos que es necesario participar dentro del sistema de justicia comunitaria porque existen casos en los que las mujeres lo vivimos de distinta manera a los hombres. En el reglamento actual, nuestros problemas son considerados como “cosas de mujeres” y se toman como menores, como por ejemplo, cuando existe un problema dentro de la casa, por lo general entre hombres se hacen “el favor” y terminan pidiendo que seamos nosotras las que pidamos perdón y quedemos conformes con el arreglo que acuerden entre ellos; otro ejemplo son los casos de violación que llegan a pasar, nunca será la misma confianza que nos tengamos entre mujeres a la que tuviéramos que tener con un hombre.

Acciones a seguir:
Comenzar por tener cuidado con las críticas entre nosotras, porque no lograremos avanzar.
Las mujeres que estuvimos en la mesa, al regresar a nuestras comunidades, platicaremos a otras mujeres los resolutivos de las demás mesas, pero principalmente comenzaremos por compartir la de la participación de la mujer.
Es necesario difundir cómo funciona la Policía Comunitaria, en su forma de servicio social, además de dar a conocer que al estar ya dentro de quienes imparten la justicia, puede resultar difícil por la falta de un pago, pero conscientizando que el objetivo es beneficiar el proceso para la participación de otras mujeres.
Se pedirá a la Coordinadora que cuando se cite a reuniones regi
onales, sean convocadas las mujeres de diferentes comunidades para que participen y se le de seguimiento, junto con los compañeros comisarios.
El gran problema que se observa es la comunicación con los esposos; Primero hay que reconocer que lo que nos afecta a las mujeres, también les afecta a los hombres, y que a lo que nuestros compañeros les desconcierta, también a nosotras nos aflige. Así comenzar en nuestras casas por caer en la cuenta de la importancia del trabajo compartido, de que se pueden realizar las tareas de manera más equitativa.
Recordamos que año con año, las demandas y propuestas que se vierten en los eventos, incluyendo las buenas intenciones hacia nuestra participación como mujeres se queda solo en resolutivos como éste, pero para este año se formará una comisión de seguimiento integrada por mujeres para observar que se cumplan los acuerdos, se recorrerán los lugares; la Coordinadora no lo hará por sí sola.
Para seguir apoyando a la justicia comunitaria las mujeres tenemos que invitar a más mujeres. Hay reuniones a las que vamos y no sabemos nada, por eso no podemos participar.
Se realizará una primera reunión con 5 mujeres líderes de la región el día 5 de noviembre a las 9 de la mañana en Pueblo Hidalgo para definir posteriores fechas de reunión y la forma en la que se presentará a la Asamblea Regional la comisión de seguimiento para la participación de la mujer en la Policía Comunitaria.
Es necesaria la capacitación de las mujeres para conocer nuestros derechos y así poder exigirlos y luchar por ellos.
El objetivo de nuestra participación será una Policía Comunitaria que contemple nuestra mirada y escuche nuestras voces, al fin, la lucha es colectiva y en esta colectividad nosotras somos la otra mitad que busca, junto con nuestros compañeros una mejor calidad de vida donde se respeten nuestros derechos como pueblos indígenas.
Compañeros y compañeras a las mujeres nos interesa mucho apoyar a la Policía Comunitaria para luchar por las necesidades de nuestra comunidad. La Policía Comunitaria nos ha ayudado a mejorar nuestra calidad de vida, ahora nosotras queremos aportar a esta lucha de manera más directa en la toma de sus decisiones.

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