Por Margarita Salazar
El Otro Periodismo con La Otra Campaña en El Otro LadoLos Angeles, California.- Los oficiales de la policía se desplazaban rápidamente sobre las cuatro direcciones del bulevard Hollywood y la avenida Argyle para proteger la marcha que los racistas del Proyecto Minutemen comenzaban . Al ver esto, los gritos de rechazo de los manifestantes anti-racistas subió de tono; como respuesta, los opositores fueron golpeados indiscriminadamente. Lilian López intentó resistir la apabullante avanzada de un grupo de oficiales vestidos con uniformes anti-motines pero su cuerpo pequeño se dobló ante los macanazos lanzados al estómago por los corpulentos agentes. Todo ocurrió de prisa.. El cuerpo de Lilian fue tirado boca abajo sobre el asfalto, a mitad del bulevard Hollywood. Ante el desbordamiento del ánimo de los presentes y la agitación que causó la agresión, no se pudo ver la forma en que Lilian se puso nuevamente de pie. Como una prisionera de guerra, los policías la mantenían parada a media avenida. A sus espaldas, los racistas festejan su arresto y golpiza, con gritos y gestos de aprobación pero enfrente se expresaba la inconformidad de los manifestantes. ¡Let her go, let her go! (suéltenla, suéltenla) exigían.
Lilian López es una inmigrante peruana que como otros 200 manifestantes, se había congregado en el lugar para protestar contra los integrantes del Minutemen Project que desde las cuatro de la tarde comenzaron una asamblea y manifestación anti-inmigrante. Más tarde, el Departamento de la Policía de Los Angeles le impuso una fianza de 20 mil dólares para recuperar su libertad. De no pagar dicha cantidad, Lilian sería trasladada a la cárcel de mujeres, a pesar de haber sido fuertemente golpeada. La protesta contra los racistas fue organizada por la coalición Actuemos Ahora para Detener la Guerra y Acabar con el Racismo (ANSWER por sus siglas en inglés), organización que tiene su oficina a una cuadra del punto en el que se concentraron ambas manifestaciones. La propuesta de los defensores de los derechos de los inmigrantes era mantenerse atrás de la banqueta pero algunas personas, indignadas por los mensajes racistas, caminaron hacia la mitad del bulevard Hollywood por lo que fueron golpeadas. Aparte de Lilian López, quien es voluntaria de la programación en español de la radio comunitaria KPFK, otras dos mujeres y hombres fueron alcanzados por los toletes de los agentes. Por lo menos dos mexicanos más, fueron arrestados. Horas antes de la agresión policiaca contra los manifestantes, los anti-inmigrantes, encabezados por Jim Hillcrest dieron a conocer ante los medios de comunicación locales, un nuevo operativo para obligar a todos los inmigrantes indocumentados regresar a su país. Después del juramento patriótico a la bandera de las barras y las estrellas, el líder supremacista explicó que el próximo 9 de septiembre realizarán la Operación Soveranía USA en Laredo, Texas. Los anti-imigrantes planean realizar “la asamblea más grande” que hayan hecho hasta el momento y en ella participarán los miembros del Minutemen Project, La Patrulla Fronteriza Americana (American Border Patrol), de Glenn Spencer, así como los Minutemen de Texas, de Shannon Magoly y Carl Smith. Gillcrest dijo que esta concentración de organizaciones anti-inmigrantes durará dos meses, a partir del 9 de septiembre hasta el día de las elecciones federales del 7 de noviembre. “Serán 60 días de constante recordatorio para dar a conocer por quién de los candidatos votar y por quién no votar”, advirtió Jim Gillcrest. La acción violenta de la policía en contra de los inmigrantes y la gente sensible que los apoya, pareció congelarse en el tiempo. Parecía tan irreal, tan increíble que se hubiera deseado que fuera sólo un mal sueño, una mala película, de esas de Hollywood pero no. Ahí iban marchando los Minutemen, hombres y mujeres de edad avanzada podría decirse, gritando consignas de odio, portando carteles, vistiendo camisetas con la bandera de México bajo figuras humanas que salen de un inodoro. Hombres y mujeres en su mayoría de raza blanca, pero también algunos de raza negra así la vergonzante mexicana Dolores. Un par de afroamericanos (hombre y mujer) se burlan de los inmigrantes portando cepillos limpiadores de excusados; otros racistas blancos cargan un ataud. Después de la agresión policiaca hacia los manifestantes, los alrededor de cien racistas marcharon sobre el bulevard Hollywood, a media calle. Enfrente, sus oponentes intentaban hacer lo mismo pero los policias les cerraron el paso. De este lado, casi todos eran jóvenes, hombres y mujeres, muchos de ellos, de raza blanca pero también negros y asiáticos; también estaba presente la banda (los inmigrantes latinoamericanos). Una gran mayoría de los jóvenes cubrían su rostro con paliacates, a la usanza zapatista. Una jovencita, quien también fue “macaneada”, llevaba una máscara plateada como la de El Santo. La multitud se abrió camino por las calles al sur de Hollywood. Después de correr cinco cuadras, nuevamente se toparon con los racistas pero otra vez, la “fuerza publica” intervino amenazante. Por el altavoz de una patrulla anunciaron que daban diez minutos para dispersar la marcha, de lo contrario, procederían al arresto de todos los presentes. Todos emprendieron la retirada de regreso al punto de partida, encabronados, con la rabia prendida. Un grupo pequeño intentó prender fuego a la bandera blanquiazul pero por alguna razón sólo se quemó en pequeños círculos, mientras que en los alrededores las patrullas lucían llamativos símbolos de “anarquía”. Un uniformado patriota levantó del suelo la bandera semiquemada y enmedio de consignas como “el pueblo unido, jamás será vencido”, “ la tira y el Klan, van de la mano” y los gritos de ¿ De quién son las calles? con la respuesta de: “las calles son del pueblo”, la resguardó en su vehículo. Al parecer, a partir de ahora, el mundo de Hollywood será diferente.
