A lo largo de los tumultuosos altos y bajos de la historia, algunos han levantado barreras para protegerse de los temibles forasteros, para proteger sus tierras de aquellos que podrían amenazar su paz.
La historia registra los grandes esfuerzos de naciones e imperios de erigir barreras contra el “otro” siempre presente. Sin embargo, casi nunca han tenido éxito.
Pocas sociedades en la historia de la humanidad han construido barreras tan formidables como la Gran Muralla China, construida durante la dinastía Chi’n (3 siglos antes de Cristo, más o menos); reconstruida y expandida durante mil años después. La muralla fue construida como defensa contra las hordas nómadas del Norte, pero los nómadas invadían las tierras chinas una y otra vez, y la muralla no tenía mucho uso militar.
En los años finales del Imperio Romano, el Emperador Adriano mandó a construir una muralla enorme en Gran Bretaña.
La muralla marcaba el límite norte del Imperio Romano.
Todavía existen fragmentos de esa muralla.
Después de la división de Alemania entre Este y Oeste, se levantó el Muro de Berlín para proteger al Este de la contaminación del Oeste; y para prevenir que los ciudadanos huyeran hacia el Oeste, que era más próspero.
Menos de 30 años después, el Muro de Berlín fue reducido a escombros; y sus ladrillos y trozos de cemento son ahora piezas de museo que reflejan una era que ya pasó.
Vemos la construcción de murallas de concreto y acero en el Medio Oriente para marcar la división de Israel y Palestina. Los israelitas las llaman “murallas de protección”; pero para los palestinos son, “murallas de apartheid”.
En estos días los legisladores en Washington hacen sus planes por la vía rápida para construir una muralla a lo largo de la frontera con México. ¡Son 3110 kilometros!
Las murallas son algo curioso. Mientras los que las construyen las ven como evidencia del poder del estado, las murallas generalmente llegan a ser vistas no como emblemas o símbolos de poder, sino como presagios de debilidad.
Las murallas son emblemas del miedo nacional, no símbolos de confianza y valor.
La dinastía Ch’in, que buscó unir a varios pueblos en uno, empezó un trabajo que continuaría por generaciones. Pero los odiados extranjeros, los feroces nómadas Mongoles del norte, arremetían contra la gran muralla, la trepaban, o entraban por los lados; y durante un siglo, bajo el liderazgo de los Khan, ocuparon el trono imperial en el corazón de China.
El imperio Romano comenzó como una ciudad que daba la bienvenida a los extranjeros, y en verdad, usó las ideas y los talentos de muchos de ellos en la construcción de su ciudad-estado. La Muralla de Adriano, de más de 117 kilometros de largo, marcó el fin de la expansión, y expresó el deseo de preservar las riquezas y privilegios acumulados para protegerlos contra las multitudes hambrientas que miraban desde afuera.
Roma, en un momento el más poderoso de los imperios, empezó a declinar, y, como lo muestra el saqueo de Roma, por el rey de los godos, Alarico, en 410 A.D., las murallas ofrecen muy poca protección.
La Gran Muralla China fue de 2414 kilómetros de largo.
La Muralla de Adriano fue de más de 117 kilómetros.
El Muro de Berlín fue de 47 kilómetros de largo.
Las barreras/murallas de Israel van a rodear todo el país.
Como la frontera con México es de 3110 kilómetros de largo, la lógica sugiere que se va a necesitar una muralla ¡más larga que la Gran Muralla China, la Muralla de Adriano y el Muro de Berlín combinados!
Murallas, especialmente las más grandes, son barreras que reflejan el miedo al forastero.
Las murallas no son expresiones de confianza y seguridad, sino acciones de pueblos profundamente temerosos de “los bárbaros” de más allá de las fronteras.
Las murallas reflejan el final, la caída de las naciones y de los imperios, no su expansión o fuerza.
Los eventos del 11 de septiembre de 2001 desataron olas de ansiedad y miedo nacional en muchos norteamericanos. En tiempos de gran conflicto, los primeros en morir generalmente son los mitos nacionales. La idea que los Estados Unidos es una nación abierta, que da la bienvenida a todos los pueblos del mundo se está desmoronando rápidamente.
Los extranjeros, especialmente los de los países musulmanes, ahora están buscando otras lugares para estudiar, divertirse y vivir.
Porque ellos saben que las palabras escritas al pié de la Estatua de la Libertad, el poema de Emma Lazarus que habla de dar la bienvenida “a tus cansados y a tus pobres” no se refiere a ellos.
Es sólo otra muralla más.
Derechos reservados 2006 Mumía Abu-Jamal