El pueblo maya de Homún, en Yucatán, defendió su territorio y su medio de subsistencia (eco-turismo en cenotes) al clausurar simbólicamente la empresa Producción Alimentaria Porcícola (PAPO), la cual es una aparcera de la empresa Kekén, la cual representa al monopolio de la industria porcícola en Yucatán.
El colectivo kana’an ts’onot (guardianes de los cenotes), realizó el bloqueo debido a que ambas empresas no cumplieron con el acuerdo, en donde prometieron que no operarían en tanto no se resuelvan los juicios jurídicos relacionados con los daños ambientales que causará la granja, así como con el reconocimiento de la autonomía del pueblo de Homún que en octubre del año pasado realizó una consulta, debido a que el gobierno nunca les preguntó si estaban o no de acuerdo.
Durante la clausura simbólica, integrantes del Congreso Nacional Indígena leyeron un pronunciamiento en solidaridad con la lucha de Homún, pues cuando se realizó la autoconsulta, asistieron los dos concejales mayas del Concejo Indígena de gobierno del CNI. Posteriormente un niño de once años leyó una carta dirigida a los empresarios de Kekén en la que se menciona: “Señores de Kekén pido encarecidamente que retiren sus cerdos de Homún porque no quiero que mi pueblo se contamine con sus desechos de sus cochinos”.
Los guardianes de los cenotes acudieron en “mototaxis” con pancartas y banderas mayas a la entrada de la empresa e instauraron un sello de clausura. Mientras esto ocurría, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) clausuró cinco cenotes que están a cargo de la directiva de Kana’an ts’onot.
Rápidamente se movilizaron los guardianes de los cenotes y acudieron a ver qué ocurría. Al encontrarse con elementos de la PROFEPA y con los sellos de clausurado empezaron a discutir, quienes no sólo no mostraron la orden de clausura, que en realidad resultó ser de “verificación”, sino que ni siquiera proporcionaron datos suficientes sobre los motivos de dicha clausuras y porque únicamente a esos cinco cenotes.
Ante la falta de pruebas contundentes y debido al enojo de los cenoteros, los representantes de la PROFEPA retiraron los sellos de clausura. Para esto, se desplazaron alrededor de cinco kilómetros a pie para ir de un cenote a otro.
Mientras esto ocurría, alrededor de quince camionetas antimotines y de 100 elementos de la policía estatal llegaron al lugar, sin embargo no pudieron acercarse ya que se encontraba bloqueado el camino y antes de que pudieran realizar alguna acción en contra de quienes defienden los cenotes, entraron en diálogo con integrantes del equipo Indignación quienes evitaron que la policía utilice el uso de la fuerza ya que los cenoteros se manifestaron pacíficamente.