Las palabras de la vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), María de Jesús Patricio, retumbaron esta tarde frente al Hemiciclo a Juárez, en el corazón de un país racista de norte a sur: «No llevamos la prisa del mal gobierno, llevamos la urgencia de la lucha contra la muerte y por la vida, esa que se hace en los tiempos y formas de cada pueblo y cada colectivo, esa se hace con tejidos finos desde abajo y en lo pequeño, nunca en la mentira electorera de arriba» afirma.
«A ellos no les podemos perdonar el dolor de nuestros muertos, ese no se acaba en el mes de febrero ni en el mes de julio, no les vamos a perdonar el hambre de nuestros hijos, ni la destrucción de nuestra madre tierra», afirma la representante de los pueblos indígenas, que durante este proceso de registro y acreditación para la candidatura independiente presidencial, ha vivido la discriminación, el racismo y el clasismo de los gobernantes en turno y los medios masivos de comunicación.
Después de la jornada musical y una torrencial lluvia, con flores de distintos colores, música originaria y danza; las redes, organizaciones, colectivos y comunidades indígenas Otomís habitantes de la CDMX, le dieron la bienvenida al CIG: a esta ciudad que sangra, que también tiene rabia y sus dolores, esa que se levanta de los escombros, que con mucha dignidad cree que las cosas pueden ser posibles, diferentes.
«Se equivocan quienes piensan que nuestra propuesta depende de tener firmas, votos o puestos» aclara Marichuy y explica que su propuesta va más allá del proceso electoral de 2018, pues las miles de firmas recolectadas representan las voces mexicanas que saben que «esto no puede seguir así».
También mandó un mensaje contundente a la clase política: «No les perdonaremos su cínica sonrisa en los promocionales electorales, si les perdonamos, si olvidamos, todo se repetirá tantas veces que no quede nada de nosotros» y los denominó como “los asesinos que dicen gobernar”.
Para los pueblos -indígenas y no- el mensaje es de organización: Debemos de animarnos a imaginar lo que está prohibido por las reglas del capitalismo, debemos imaginar la justicia para construirla ejerciéndola, debemos tener bien nuestros propios corazones para que el corazón colectivo que somos esté bien. Llevemos la organización a nuestras vidas. Resistamos y construyamos la mañana que ansiamos en la oscuridad.
«QUE RETIEMBLE EN SUS CENTROS LA TIERRA», son las palabras con las que el 16 de octubre de 2016, el Congreso Nacional Indígena (CNI) en conjunto con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), sacudieron a miles de conciencias.
En México -un país racista de norte a sur- los pueblos indígenas le gritaron al mundo que existen. Una nueva batalla en la que el campo de pelea son las elecciones presidenciales de 2018: un espacio reservado para las cúpulas del poder, ahora ocupado por los despreciados.
«Nunca más un México sin nosotros» concluye María de Jesús.
