“Los territorios están agonizando, nuestras tierras están siendo despojadas de sus riquezas, lo único que han dejado estos proyectos capitalistas es destrucción y muerte en las comunidades… proyectos que vienen a envenenar nuestras tierras, a contaminar nuestras aguas, a destruir nuestros bosques, a robarnos esas riquezas que se tienen en nuestros territorios” son estas palabras con las cuales Marichuy, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), explicó en su recorrido por Yucatán por qué es importante organizarnos desde abajo, en una propuesta que es diferente a la que estamos acostumbrados, a la que hacen los partidos.
Es una propuesta, dijo, “a la que no aspiramos el poder, queremos crear el poder de abajo, el poder que por años se les ha arrebatado a nuestros pueblos”. Fue una invitación colectiva, para todas y todos, de caminar con los pueblos indígenas del Congreso Nacional Indígena para organizarnos y protegernos de tantos despojos. Una invitación a que reconstruyamos este país juntos mujeres y hombres en cada barrio, colonia, pueblo, en el campo y en la ciudad. Urge reconstruir el país que ha sido destruido por el sistema capitalista, para esto “tenemos que juntar nuestras esperanzas y nuestras rebeldías”.
En parte esta fue la tarea que el CIG le encargó a su vocera y por eso fue que los días 20 y 21 de diciembre estuvo por Yucatán, en la que pudo recoger la palabra de algunos de los pueblos que están luchando por la defensa de sus territorios, del medio ambiente y de la vida. El recorrido inició en Sakí (Valladolid) en un evento pequeño al que asistieron pueblos como Ebtún el cual se ve afectado por un parque eólico que el gobierno y los empresarios quieren poner ahí.
Quienes dieron las palabras iniciales fueron los concejales, José Koyok mencionó que esta invitación a organizarnos como pueblos indígenas que hace el CIG, hace más de ciento cincuenta años ocurrió de manera similar cuando se hizo la guerra de castas y que Jacinto Pat convocaba no sólo a los indios sino a todos los sectores como criollos y mestizos, que se encontraban en una situación parecida a la del pueblo maya, y que no ha cambiado mucho: desposesión y exterminio.
Por su parte Yamili Chan, mencionó que “nosotros decimos que no nos van a desaparecer, por eso aquí estamos. Nunca olvidemos nuestra historia, nunca olvidemos a los abuelos, a las abuelas que un día pelearon y levantaron el machete, ahora no lo vamos a levantar el machete para pelear y para matar, ahora seguimos levantando el machete para trabajar el monte, para seguir hombres y mujeres queriendo que este mundo, que nuestros pueblos fueran diferentes”.
Durante el recorrido de la vocera, también se contó con la participación de Nayeli Morán, concejala del pueblo Nahua en Tuxpan, Jalisco, quien señaló que las problemáticas de su comunidad son muy similares a las de Yucatán y a las de todos los pueblos originarios en México y que es lo que busca visibilizar el CIG, ya que no sólo pasa en el campo sino también en la ciudad y es necesario organizarse frente a las represiones, desapariciones y despojo de tierras.
Por la noche del miércoles la vocera del CIG se presentó en Chablekal y escuchó la palabra de la Unión de Pobladores y Pobladoras de Chablekal y del colectivo Kana’an ts’onot en Homún, quienes se están defendiendo su territorio frente a la venta inmoderada de tierras por parte de los ejidatarios para fines de especulación inmobiliaria, así como de una megagranja porcícola que contaminaría los cenotes y por consiguiente afectaría la principal actividad económica del pueblo de Homún; también se contó con la palabra de la escuela agroecológica U nek’ lu’um de Hunucmá, así como de la intervención de Patzi por parte del colectivo transgénero, quien asistió a los tres eventos en Yucatán y mencionó que las mujeres-trans indígenas del país se encuentran marginadas del acceso a trabajo, educación y una vida digna, además de que no basta con hablar del tema de diversidad sexual.
El recorrido por Yucatán finalizó el miércoles en un encuentro realizado en la Escuela Agroecológica de Maní U yits’ ka’an (rocío del cielo) y la que asistieron los pueblos del rumbo del sur. Durante estos días Marichuy se encontró siempre atenta en cada participación, haciendo lo propio, lo que los de arriba nunca hacen, es decir, tomando nota en su libreta de cada una de las palabras sobre los despojos y las luchas que están pasando en Yucatán.
Cuando la palabra que se decía estaba en lengua maya, enseguida era traducida al oído por Yamili Chan, concejala del pueblo maya de Yucatán y quien durante su última intervención mencionó la importancia de este múuch’ meyaj (trabajo conjunto) que se está realizando por el CIG y que no podemos esperar a que venga a alguien a decirnos que tenemos que hacer, sino que se pretende que nosotros mismos podamos hacer las cosas como la medicina o el trabajo de la tierra.
Ella recalcó que también se está realizando el trabajo de recolección de firmas para que pueda participar en las elecciones del 2018, pero enfatizó que eso no es lo importante, porque nosotros no somos un partido y “nosotros no venimos a mentir, ni siquiera traemos papeles o discursos que ahí atrás nos preparan otras personas, sólo les venimos a decir lo que sale del corazón y la mente, nosotros sólo estamos caminando México, sólo estamos caminando los pueblos para saber qué podemos hacer juntos hombres y mujeres”.
Por último, Marichuy mencionó que el principal problema que afecta a los pueblos indígenas es el despojo del territorio, por eso es importante que se escuchen las diferentes luchas que se están realizando, para poder denunciar todos los megaproyectos que están destruyendo la tierra y a las comunidades. Ante este escenario, lo único que nos queda es organizarnos para que ya no se sigan acabando con nuestras comunidades y para que ya no nos sigan imponiendo desde fuera formas diferentes a las que tenemos, sino más bien, reforzar las que tenemos.
Cierro esta crónica con las palabras que más me tocaron el corazón, y sé que también a muchos:
“Vendemos la tierra y nos dan dinero, pero no vamos a comer ese dinero. Vamos a comer lo que produce la tierra, y la tierra es la que nos va a dar vida. Es la tierra la que nos protege y es la tierra la que nos abraza cuando morimos. Si nos despojamos de la tierra está faltando lo vital para nuestra existencia… Si nos despojamos de la tierra, nos estamos despojando de la vida” María de Jesús Patricio Martínez, Vocera del CIG, Chablekal, Yucatán, 20 de diciembre de 2017