El 19 de junio por la mañana, la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSP-O) y la Policía Federal (PF) perpetraron un ataque conjunto para desalojar el bloqueo carretero que mantenían estudiantes, maestros y pobladores de Nochixtlán. El saldo fue de 12 asesinatos, 27 detenciones, 7 desapariciones y 45 heridos, 37 a causa de una bala proveniente de arma de fuego.
UN EPISODIO DE GUERRA QUE INTENTAN ENTERRAR
Rostros iluminados por el calor de la barricada, que más tarde serían privados de su vida. Días tensos en Nochixtlán. Tensa calma. Por las mañanas el frío acompañado de un café, pan o un atole producto de la organización comunitaria. Por la noche hostigamiento militar y la ausencia del sueño, pero eso sí, música y convicción para defender la educación.
Bloquear el paso solamente para los camiones de la policía y de las empresas trasnacionales fue el acuerdo. Después de todo, el bloqueo había iniciado para impedir el paso a la policía que pretendía desalojar el plantón ubicado en el centro de la Ciudad.
En el imaginario colectivo figuraba un desalojo o un ataque similar a los anteriores -motivo que los mantenía alerta- no una masacre, no un operativo con helicópteros, armas de fuego y policías con la orden de «tirar a matar».
Más de 800 efectivos de la Policía Federal llegaron a Nochixtlán a las ocho de la mañana el 19 de junio. Las primeras agresiones fueron efectuadas con gases lacrimógenos y balas de goma, la población mixteca logró repelerlos con palos, piedras y su característica principal corriendo en las venas: la resistencia oaxaqueña.
El primer herido con arma de fuego fue el indicador de que los elementos portaban armas de fuego y tenían total permisividad para detonarlas. «Están tirando balas, viejo» gritaba un poblador mientras encaminaba al primero de los heridos, que más tarde sumaría con los 12 asesinatos, una masacre que se intenta socavar, una masacre negada aunque las pruebas están ahí, pese a los muertos que están ahí. La que no figura en la «verdad oficial», esa tan llena de contradicciones y mentiras.
UN ROSTRO, UNA VIDA ARREBATADA, UN NOMBRE QUE MERECE SER PRONUNCIADO
Avanzaban las horas. El ataque parecía no tener fin. Poco a poco iban cayendo los cuerpos. «Van dos, nos están matando», anunciaba una madre de familia. El número incrementó rápidamente junto con la incertidumbre. No se supo el número exacto de los muertos durante casi todo el día. Se sospechaban seis. Las primeras imágenes comenzaron a circular en redes sociales. Mixtecos a los que el estado les arrebató la vida expuestos en fotografías que también les arrancaban a cachos la dignidad.
Diez fueron los caídos el mismo día del altercado:
Andrés Aguilar Sanabria tenía 23 años de edad y era profesor de educación Indígena en su comunidad. Una bala terminó con su vida.
Yalid Jiménez Santiago, con 29 años de edad, padre de familia originario de Santa María Apazco, Nochixtlán. Las campanas de la iglesia del pueblo sonaron como un llamado a apoyar a la barricada. Yalid respondió a esa solicitud, se dirigía al lugar en una camioneta Urban cuando la Policía Federal los comenzó a balacear.
Anselmo Cruz Aquino, tenía 33 años de edad, en sus ratos libres acudía a la región Mixteca y disfrutaba de pasear en moto. Trabajaba como comerciante en Santiago Amatlán.
Jesús Cadena Sánchez Meza, con 19 años de edad, era estudiante en Asunción Nochixtlán. Asesinado con una bala.
Oscar Nicolás Santiago, tenía 22 años de edad. Un campesino originario del municipio de Santiago de las Flores Tilantongo. Integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Fue herido durante el ataque con una pistola calibre 380. La atención médica la fue negada en el hospital de Nochixtlán, la policía mantuvo tomado el lugar por horas. Murió a causa de la hemorragia causada por una bala.
Iralvin Jiménez Santiago, tenía 29 años de edad. Regidor de salud de Santa María Apaxco.
Omar González Santiago, de 22 años de edad, empleado del Municipio de Tlaxiaco.
Antonio Pérez García, estudiante de secundaria.
Oscar Ramírez Aguilar, 25 años, originario de Asunción Nochixtlán.
Silverio Chávez Sosa, campesino de San Pedro Ñumi, Tlaxiaco.
Dos más que se encontraban en calidad de heridos murieron al día siguiente en el hospital de Huajuapan:
Después del ataque en Nochixtlán, en Hacienda Blanca, sobrevolaban helicópteros lanzando granadas de gas lacrimógeno durante más de dos horas. Un ambiente fulminante, en el que Azarel Galán Mendoza, joven mecánico de 18 años de edad, fue asesinado a manos de la Policía Federal cuando una bala atravesó su tórax, cerca del cruce de Viguera.
César Hernández Santiago, tenía la edad de 19 años, César Hernández, fue herido de bala por la Policía Federal en Nochixtlán y traslado a Huajuapan posteriormente. Murió en el hospital de Huajuapan.
«Queremos un Nochixtlán limpio. No queremos asesinos como los que nos mandaron vinieron y acabaron con nuestros seres queridos» afirma el padre de Yalid Jiménez Santiago. Las cajas de los cuerpos se encuentran en el centro de Oaxaca, se respira un ambiente de indignación, coraje. Cientos de personas gritan ¡Asesinos!
El padre de Oscar afirma que su único objetivo era defender la educación pública para sus hijos. «Queremos formar nuevas generaciones que sepan opinar, defender sus derechos. Nos quieren callar a través de metrallas, sus padres van a quedar en la historia.» concluye.
La jornada ha concluido, para las familias apenas comienza el dolor de saber que el estado les ha arrebatado a un ser querido. Una niña llora aferrándose al ataúd en donde yace el cuerpo de su padre asesinado. Su padre que buscaba una educación justa para ella, un futuro. ¿A ella quién le ofrece justicia? ¿Quién le regresa a su padre? Su padre que debió morir de viejo, con un bastón en las manos, con el pelo emblanquecido, arrugas asomándose al sonreír cuando regresara por la tarde a su poblado, o cuando pronunciara las palabras «le ganamos la batalla al maldito estado».
DETENCIONES Y DESAPARICIONES
«
Nos dijeron que si ellos desaparecieron y quemaron a 43 ¿Qué no podían hacer con nosotros?» relata Oscar Bautista Sarmiento al salir del cuartel general de la Policía Estatal de Santa María Coyotepec. 27 fueron los detenidos que fueron saliendo a lo largo del día 21 de junio, permanecieron más de 24 horas recluidos, acusados de resistencia a particulares.
Así mismo se habla de siete desapariciones forzadas: Ángel Santiago Hernández, Juan Velasco Méndez, Daniel Medina, María Carrillo, Gustavo Moreno Bravo, Inocente Pinacho, y Alejandro N, de quienes se desconoce su paradero desde hace tres días.
ANTECEDENTES: SE ENCIENDEN LAS BARRICADAS OAXAQUEÑAS
11 de junio: Detención de dos líderes de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE): Francisco Villalobos Ricárdez, Secretario de organización, Rubén Núñez Gines, Secretario General.
Por la tarde se efectúan 3 bloqueos carreteros en Oaxaca: Istmo de Tehuantepec, Tuxtepec y ciudad de Oaxaca a las afueras del Instituto Estatal de Educación Pública (IEEPO). Caída la noche arriban fuerzas federales y desalojan a los docentes del tercer bloqueo arrojándoles gas lacrimógeno y golpeándolos.
13 de junio: Inicia el bloqueo carretero en Nochixtlán para impedir que 12 camiones de la PF se dirijan a desalojar al plantón en la Ciudad de Oaxaca.
14 de junio: A los primeros minutos del día se encienden 13 barricadas en diferentes puntos de Oaxaca, ya no es solo el magisterio, se suman pobladores, maestros, estudiantes y se conforma un Comité de Padres de Familia.
15 de junio: Continúan las 13 barricadas instaladas: Nochixtlán (3 puntos), Teotitlán, San Gabriel Mixtepec, Santa Catarina, Juquila, Amiltepec, Tlaxiaco, Miahuatlán, Salina Cruz, San Pedro Tapanatepec, Juchitán de Zaragoza, Matías Romero. En su fallido intento por incursionar por vía terrestre, ingresan elementos de la Policía Federal por vía aérea.
16 de junio: Fuerzas federales, gendarmería y ejército arriban a Tequisistlan (Matías Romero) y desalojan el bloqueo con gases lacrimógenos y balas de goma. Los pobladores lo instalan nuevamente.
17 de junio: Policía Federal ataca en el bloqueo en Zanacatepec (Itsmo de Tehuantepec). Utilizan gas lacrimógeno, balas de goma y dos helicópteros. Se reinstala el bloqueo.
18 de junio: Policía Federal ataca bloqueo de la CNTE en Salina Cruz (Istmo de Tehuantepec). La resistencia logra replegar a la Policía Federal.