Imágenes de la resistencia: Se expande el movimiento en Chiapas contra la reforma educativa
Fotorreportaje #49
Carlos Ogaz -
En Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas, desde principios del mes de diciembre de 2015 el gremio magisterial se ha hecho escuchar. El día 8 de ese mes el gobierno federal buscó aplicar el examen de evaluación docente en la Escuela Nacional de Protección Civil, custodiado por la policía federal y gendarmería, pero no lo logró, la aplicación fue solo una simulación para los medios de comunicación.
El magisterio estaba movilizado realizando un bloqueo carretero que generó un fuerte enfrentamiento entre cuerpos antimotines y profesores/as de la sección 7 y 40, pertenecientes a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Ahí murió el profesor David Gemayel Ruiz Estudillo, fue arrollado, perdió la vida al instante.
Desde entonces, las protestas han inaugurado un nuevo ciclo de lucha en donde el magisterio está dando la batalla final, esa que, o termina con la Coordinadora, negocia con el gobierno los nuevos términos laborales o hecha abajo la reforma educativa. En esta fase la lucha se ha incrementado y ha despertado la solidaridad no solo de padres y madres de familia quienes se ven directamente afectados.
Otros sectores también se han solidarizado como el de los pequeños locatarios o los medianos empresarios quienes han contribuido con víveres. Durante los recorridos de las marchas por todos lados se ve el apoyo del pueblo, en medio de aplausos y vivas, se ven los vasos de agua que ayudan a soportar la caminata bajo el sol y la temperatura de 40 grados centígrados.
Un ejemplo de la solidaridad ha sido el Campamento 25 de mayo, instalado para atender heridos, resultado de la fuerte represión ejercida por el estado mexicano en contra de los y las maestras ese día; las atenciones fueron por heridas de balas de goma y piedras que la policía lanzó, se atendieron también crisis nerviosas generadas ante la persecución policial y la amenaza latente de desalojo del campamento magisterial instalado en el parque central de Tuxtla Gutiérrez desde el pasado 15 de mayo.
Las amenazas, las presión psicológica y los sobrevuelos rasantes del helicóptero de protección civil de Chiapas lanzando también lacrimógenos, fueron acciones perpetradas por la policía federal, gendarmería y policía estatal en contra del movimiento por más de cinco horas.
A solo tres días de esta represión y de la solidaridad que el sector salud mostró con el magisterio, el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, nombró a un nuevo secretario de salud, Francisco Ortega Ferrera, un viejo conocido del charrismo sindical y animador del ahora gobernador durante su campaña política. A pesar de las amenazas de levantar actas administrativas en contra de quienes trabajen con el movimiento magisterial, la labor solidaria de los hombres y mujeres del campamento 25 de mayo sigue firme.
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Los maestros y maestras se instalaron en el parque central de Tuxtla Gutiérrez en plantón indefinido con la presencia de 80 mil docentes de todas las regiones del estado. Ahora se ha expandido a un sin fin de municipios en donde realizan movilizaciones, bloqueos y paros de escuelas, desde preescolar hasta secundaria, todos respaldados por la coordinadora estatal de padres y madres de familia y organizaciones sociales movilizadas. Con un breve recorrido realizado por la zona Norte, la Selva, los Altos, bastó para ver en las escuelas públicas las banderas rojinegras de huelga, y mantas en solidaridad con el movimiento.
Unos de los bastiones de solidaridad se encuentra a tan solo 15 kilómetros de la capital, es Chiapa de Corzo, un pueblo histórico, guerrero. El 25 de mayo tras la agresión de la policía al magisterio, personas solidarias corrieron a la policía federal instalada en uno de los hoteles del pueblo considerado mágico. Cientos de hombres y mujeres salieron a las calles para protestar en contra del garrote ejercido hacia sus maestros; quebraron los vidrios del hotel, recibieron gases lacrimógenos por parte de los elementos de policía; levantaron barricadas, encendieron fogatas y sostuvieron la consigna: “fuera policía federal”, hasta que lo lograron. Esa misma noche de nuevo hicieron historia.
Los jóvenes normalistas también se han sumado a la lucha. Están en el campamento, realizan brigadas de información y recolección de fondos para la lucha. Han hecho suya la consigna, derogación de la reforma. Saben que su futuro y el de millones de niños y niñas está en juego. No es raro verles en los combates callejeros junto a los maestros contra la policía mientras buscan contener la represión para minorar los heridos y los detenidos. Sus armas son los cohetones y las piedras contra la tiranía que les lanzan cartucho tras cartucho de lacrimógeno y bala tras bala de goma.
En las últimas semanas hemos visto una vez más la cara autoritaria del gobierno en todos sus niveles: gases lacrimógenos, balas de goma y toletes han dejado alrededor de 40 heridos en un movimiento que abandera una demanda fundamental, instalar una mesa de diálogo con el gobierno federal para debatir los términos de ley que implica la reforma educativa. La respuesta de las instituciones de gobierno ha sido la cerrazón, la no negociación; el gremio docente no acepta la respuesta y no están dispuestos a rendirse.
Sin embargo, a pesar de la violencia o por esto, no hay que perder de vista la médula del asunto: el contenido de esta nueva ley de administración y laboral mal llamada educativa. Han modificado los artículos 3 y 73 de la constitución y como consecuencia han impuesto leyes secundarias. Sin duda lesiona y pretende finiquitar de forma retroactiva los derechos laborales de los y las profesoras al condicionar su permanencia y someterlos a una evaluación con el propósito de despojarlos de su plaza base y de sus conquistas laborales históricas.
El artículo 3 establece criterios a la ley general de educación, marca lineamientos alrededor de la ley del Servicio Profesional Docente y establece juicios para poder obtener ascensos, así como candados en los contratos. Ya sea del magisterio disidente u oficial, quienes quieran ejercer la profesión tendrán que ser “evaluados" por dos años iniciales, sin contrato, prestaciones, ni leyes laborales al amparo del trabajador; va a depender del patrón si le gusta o no el desempeño, podrá despedir libremente y sin ningún problema. En pocas palabras, serán empleos que se pagaran por hora, no generaran antigüedad, violando todos y cada uno de los derechos laborales aún vigentes.
Por su parte, el artículo 73 tiene un apartado que se refiere a la autonomía de gestión de los Concejos Escolares de Participación Social (CEPS) que dicta que serán éstos quienes se encargarán del sustento y necesidades materiales que tengan las escuelas. Estarán integrados por el director de la institución educativa, el comité de padres de familia y la iniciativa privada. Esto acarrea que el estado mexicano se desentienda de una de sus obligaciones fundamentales: garantizar educación básica gratuita a las y los ciudadanos de este país.
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No hay que cerrar los ojos a la realidad; por lo menos desde hace 10 años esta gestión ha sido implementada en los niveles básicos. Los padres y madres de familia han reacondicionado las instalaciones, cooperado y distribuido los desayunos escolares, han limpiado los baños o pintando muros porque no existen intendentes; se han organizado para autogestionar los materiales de infraestructura básica y cooperado de forma permanente para mantener en medianas condiciones los centros educativos de sus hijos.
Los maestros/as han buscando el diálogo a través de los canales institucionales y están utilizando los reportorios tradicionales de propuesta, como los plantones, las marchas, el bloqueo de arterias principales, con esto han dejado claro que en el México contemporáneo -el de la narco política, el del país que genera leyes para eliminar las garantías individuales y garantizar el Estado de derecho- no caben las mínimas inconformidades, ni siquiera las que se pronuncian dentro de los canales del sistema.
Nos encontramos en medio del huracán neoliberal, donde la mínima movilización se transforma en un acto transgresor y como tal actúan para contenerlo. ¿Qué nos queda? ¿Buscar contener o aminorar el proceso de reforma ¿tomar el toro por los cuernos e impulsar una real autogestión de la educación? y por lo tanto fijar nuestra mirada no arriba, si no abajo, con los padres y madres de familia, con los jóvenes que diariamente mueren y desaparecen, con los niños a los que les estamos negando el futuro.
REGENERACIÓN RADIO | JUNIO DEL 2016 | Fotorreportaje #49: IMÁGENES DE LA RESISTENCIA: SE EXPANDE EL MOVIMIENTO EN CHIAPAS CONTRA LA REFORMA EDUCATIVA
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