La noche del 26 de septiembre en Iguala Guerrero, le arrancaron la vida al normalista Julio César Mondragón Fontes -pero no bastó con eso- también lo despojaron de su rostro. La PGR afirma que fue la fauna nociva quien carcomió la piel del joven. Los familiares han emprendido una lucha legal que traería como resultado una segunda exhumación programada el 7 de noviembre con la inclusión del Equipo de Forenses Argentinos.
El objetivo: demostrar el origen de los signos de tortura que presentó el cuerpo del Normalista. En la plaza de Tlatelolco se conjuntan organizaciones, estudiantes de Ayotzinapa, padres de familia de los 43 y familiares de Julio César Mondragón. Marchan con flores blancas en las manos hasta llegar al lugar en donde se llevará a cabo esta autopsia.
“Soy de tez clara, mi cara es inolvidable, mi frente es iluminada, mi nariz es recta, mi boca sonríe cuando pienso en mi mujer y en mi hija. Mis labios son delgados, mis cejas semipobladas, mi mentón es oval, mis ojos son grandes y del color de la tierra, mi tierra”, estas palabras resuenan a las afueras de la Coordinación General de Servicios Periciales, mientras las manos de los Normalistas reconstruyen la imágen del rostro de su compañero en el piso, al fondo hay una ofrenda en su honor.
En la pared se anuncia en letras grandes «FUE EL ESTADO» y alrededor figuran los rostros de Julio César Mondragón Fontes, Julio César Ramírez Nava y Gabriel Solís Gallardo en pequeñas fotografías. Algunos letreros claman «Justicia», «Verdad».
“Mi cabello es ondulado y castaño oscuro. Soy normalista, irreverente, libre. La noche del 26 de septiembre vestía playera roja, pantalon de mezclilla, bufanda negra con beige” continúa la narración. Al mismo tiempo se realiza la exhumación al interior de las instalaciones periciales.
Julio -el joven de playera roja en aquella famosa foto que circulaba en redes sociales los días posteriores a la masacre- es recordado como era en vida. Es reconstruido su rostro, su pensamiento, los sueños conjuntos con su esposa Marissa Mendoza, su vida cotidiana.
“La lucha no es unicamente para nosotros. Todos ustedes, gente consciente, saben de antemano que tenemos un cáncer que nos está matando al país que se llama impunidad” afirma el tío de Julio César, Cuautemoc Mondragón Fontes.
“Siempre traigo conmigo un cuaderno y mis amigos me dicen que me la paso escribiendo. Deseo con toda el alma que el peligro de la guerra no toque a mis seres queridos. Me pregunto ¿Por qué la pobreza tiene que ser la realidad de miles de personas?” narran el pensamiento de Julio César.
Los familiares y normalistas realizan un acto de reconstrucción del rostro y pensamiento de Julio César Mondragón, ese rostro que el estado le arrebató aquella noche. Hasta el momento no ha habido justicia para este caso.