Cooperativa Cacalotillo a dos meses del desalojo de su playa

La Playa Cacalotillo es una lengua de arena de 27 hectáreas ubicada en la costa del Estado de Oaxaca, al lado de la carretera federal entre Puerto Escondido y Rio Grande, en frente del pueblo de San Martin Caballero, habitado por campesinos indígenas de etnia chatina. La playa colinda con una laguna de manglares, zona federal y área natural protegida como bien común, hábitat natural de cocodrilos, tortugas y aves migratorias.

 

La biodiversidad y naturaleza de este conjunto natural, así como muchos otros en la costa oaxaqueña, están amenazados por los intereses de empresarios extranjeros y nacionales que, con el silencioso consenso de las autoridades estatales, quieren apropiarse de toda la costa, privatizarla, desplazar a sus pobladores e imponer grandes complejos turísticos.

 

Un grupo de habitantes de la región, en su mayoría campesinos y pescadores, fundaron en 2005 la Cooperativa de Acuacultura y Pesca Cacalotillo, con la intención de rescatar la playa y proteger el medio ambiente, así como el derecho de los pueblos indígenas a defender su territorio contra el despojo de los caciques de la región, quienes se han apoderado ilegalmente de dicha playa con la finalidad de venderla.

 

La Cooperativa reivindica la posesión de la playa como parte del ejido de Rio Grande porque se trata de un predio, parte de las tierras fueron compradas por los abuelos de los paisanos de San Martin Caballero. El problema es que faltan los documentos que demuestran la propiedad de estas tierras.

 

Además, la playa está ocupada y vigilada por gente que dice trabajar por los supuestos dueños, que se avalan con un acta de posesión sellada por una asociación ganadera local, que claramente representa los intereses de los caciques, los ganaderos de la Colonia Agrícola de Rio Grande y los prestanombres de los empresarios nacionales y extranjeros. Dicha acta es inválida y no tiene validez legal alguna, ya que una asociación ganadera no tiene capacidad legal para tramitar actas de propiedad sobre tierras, tanto menos las ejidales.

 

La cooperativa empezó un largo procedimiento jurídico para obtener la constancia de posesión sobre el predio de Cacalotillo y en 2011 obtuvo el reconocimiento por parte del Comité Agrario de Rio Grande. Después, la constancia fue certificada por la Notaria y el Registro Público de la Propiedad y la cooperativa decidió presentar un amparo para intentar solucionar la problemática sobre la propiedad.

 

Sin esperar la sentencia del amparo, los integrantes de la cooperativa se organizaron y el 31 enero 2013 decidieron tomar la playa y hacer valer sus derechos como pueblos sobre esta tierra.

 

Durante más de un año construyeron 60 cabañas aprovechando los materiales del lugar, con la idea de fundar una nueva población y crear una pequeña comunidad para desarrollar un proyecto eco-turístico con sus propias manos. El plan a largo plazo es crear un lugar accesible para las familias indígenas de la zona y de otros lados que cuentan con pocos recursos para disfrutar de la belleza de estas tierras.

 

Con credenciales de guardabosques entregadas por PROFEPA (Procuraduría Federal Ecología y Protección Ambiental), los integrantes de la cooperativa empezaron también a cuidar la laguna que se encontraba en malas condiciones a causa de la tala de los manglares, la matanza de las tortugas y los cocodrilos (especies protegidas), la caza de aves y la destrucción de la palma real.

 

Esta experiencia, importante ejemplo de resistencia a los intereses de los grupos económicos internacionales, fue brutalmente interrumpida el 11 marzo 2014 cuando los supuestos dueños y su gente, acompañados por un grande operativo policíaco, desalojan la playa. Entrando con todo lujo de violencia levantaron y detuvieron arbitrariamente durante dos días a siete de los integrantes de la cooperativa, destruyeron y quemaron todas las cabañas, se llevaron sus pertinencias y hasta amenazaron de muerte y violaciones a las mujeres y niñas presentes en aquel momento.

 

Esta acción represiva no tenía ningún fundamento legal, nunca se presentó una orden de desalojo y fue una clara imposición de los caciques locales, respaldados por “el gobierno del cambio” del Gabino Cué, en defensa de los intereses de los grupos empresariales y en contra de los derechos de los pueblos indígenas. Lo que es cierto es que este “cambio” es sólo un cambio de camiseta y puesto para seguir representando y sirviendo al capital global. Los cuerpos policíacos son los brazos armados de estos mismos intereses, sin importar quienes gobiernan, sea el partido que sea. Las playas de Oaxaca son para aprovechar el flujo de dinero que llega con los turistas y sin importar nada las necesidades de los pueblos autóctonos de la zona.

 

A pesar de este duro golpe y de la destrucción de todo lo que con tanto esfuerzo habían construido, los integrantes de la Cooperativa Cacalotillo siguen firmes en su lucha y se están organizando para recuperar otra vez su playa, donde quieren seguir sembrando nuevas posibilidades de vida, con respecto a la naturaleza y para lxs jóvenes que vienen.

 

 

Video: Toma y desalojo de la playa Cacalotillo (AQUI PUEDEN VER Y DESCARGAR EL VIDEO EN HD)

 

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