México humeante: Otras invasiones

Por Mumia Abu Jamal

Atenco y México

Cuando hablan de México en Estados Unidos, por lo general hablan del lugar de donde decenas de miles mexicanos inmigran cada año. La perspectiva desde el otro lado será algo distinta, mientras empresas norteamericanas como la gigantesca cadena Wal-Mart infiltran regiones urbanas y suburbanas, creciendo como la enredadera kudzu en el sol de verano.

En la antigua ciudad de Teotihuacan, donde casi medio millón de personas vivían hace 2,200 años, el centro de su vida espiritual fue la pirámide del Sol, donde sacerdotes hicieron decisiones de vida o muerte.  Esta ciudad antigua cubrió una superficie más grande que Roma. Fue la sede del reino de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada.

Hoy en día, en la sombra de la pirámide, se encuentra un nuevo Wal-Mart, una de 687 mega-tiendas construidas por todas partes de México. Para mexicanos nacionalistas la imagen de Wal-Mart en la sombra del antiguo centro ceremonial es muy desconcertante. Según Rafael, oriundo de Veracruz, es como una invasión, una nueva conquista. Mientras Wal-Mart y otras grandes empresas invaden México en búsqueda de mano de obra barata, las actitudes anti-obreras y anti-indígenas comunes en Estados Unidos también se amplifican.

En el pueblo de San Salvador Atenco, la policía desató su violencia y crueldad contra vendedores de flores en un intento a correr los pequeños comerciantes y  abrir la puerta a grandes empresas. En su frenesí, los policías mataron a un joven de 14 años, Javier Cortes Santiago. Otro joven de 16 años está en estado grave.  En una declaración a la prensa, emitida justamente después de ver las imágenes de agresión ampliamente difundidas por las cadenas de televisión., el Subcomandante Marcos, de los zapatistas, mostró su enojo cuando dijo:

“Hace años aquí, en la Plaza de las Tres Culturas, hubo una matanza. Entonces el gobierno dijo que el Ejército había sido agredido. Pasó mucho tiempo para que alguien preguntara qué estaba haciendo el Ejército en un mitin estudiantil. Ahora esos medios de comunicación, incluso de la radio, no se les ocurre preguntar qué estaba haciendo la fuerza pública en San Salvador Atenco. Y estaba haciendo esta alianza que se dio entre el PRD y el PRI para desalojar a unos vendedores de flores porque el presidente municipal de Texcoco piensa que afean la ciudad porque quiere meter un centro comercial, un Wal-Mart y le molestan los pequeños comerciantes. Ahora, el PRD, aliado con el PRI a nivel estatal y con el PAN a nivel federal, va a tener que dar cuenta de esta muerte.”

El Subcomandante Marcos anunció que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional estaba en alerta roja. Su referencia a la previa matanza perpetrada por el ejército se remonta a 1968, cuando estudiantes mexicanos fueron masacrados por el gobierno.

Hace varias semanas 800 tropas atacaron a la siderúrgica Sicartsa en Michoacán, México y  unos 500 obreros lograron replegarlos. Los trabajadores tomaron control de la planta después de que el gobierno anunció sus planes para deponer su dirigente elegido. Ahora los trabajadores también protestan por los asesinatos de dos trabajadores metalúrgicos, José Luis Castillo Zuñiga y Hector Álvarez Gomez y por las heridas sufridas por 70 otros obreros cuando las policías lanzaron gases lacrimógenos y dispararon contra ellos en un intento para tomar la planta de nuevo.

Las luchas en México tienen historias largas y complejas, pero casi todos los disturbios actuales tienen su origen en el TLC. Aunque prometido a los estadounidenses como un gran beneficio para la economía, ha echado estragos por los dos lados de la frontera. Si ha existido un beneficio, esto ha sido a favor de las grandes empresas, que pueden fabricar sus productos a un costo más bajo y así obtener ganancias más altas. La guerra contra los trabajadores no es –y nunca ha sido– simplemente un asunto nacional. Mientras vendieron el pacto del TLC como “libre comercio”, en realidad significaba libertad para los negocios pero dificultades para los trabajadores. En México, Wal-Mart paga a sus empleados no-sindicalizados 13 pesos la hora, o aproximadamente un dólar con veinte centavos. Casi gratis.

Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.

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