Christopher Mbewe vive una pesadilla jurídica.
Está condenado a cadena perpetua por el homicidio en primer grado de su suegra Carol Tollan en diciembre de 2005. Y eso a pesar de que nunca se ha encontrado el arma mortal, tampoco se han encontrado sus huellas o su ADN en la escena del crimen. Ningún testigo ocular se ha presentado para jurar que lo vio ahí, tampoco se han presentado testigos para identificarlo. Nada.
¿Cómo es posible? ¿Como puede pasar esto?
Christopher Mbewe fue condenado en base a evidencia estrictamente circunstancial que, en el mejor de los casos, podría ser descrita como cuestionable.
Mbewe, de 36 años de edad, es ciudadano de la República de Zambia en el Sur de África. Bajo la ley internacional de tratados llamada la Convención de Viena, todo extranjero detenido tiene el derecho de comunicarse con la embajada de su país para solicitar ayuda jurídica o diplomática. Christopher
repetidamente pidió hacer una llamada a la Embajada de Zambia, pero sus peticiones fueron ignoradas.
Por ser inocente, él suponía que sería absuelto. Al fin y al cabo, estaba en ?América?.
Las pruebas circunstanciales, junto con inadmisibles testimonios de oídas (posteriormente rechazados por el juez), se volvieron los ingredientes de un veredicto de culpable ??y el principio de su pesadilla jurídica.
Chris sueña con regresar a su hermosa tierra natal, pero se despierta en prisión con sentencia de por vida.
Sigue luchando por su libertad y para que sus oraciones y sus sueños se hagan realidad.
Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.
©’12 Mumia Abu-Jamal
3 de junio de 2012
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México