La muerte del compañero Trinidad Martínez no es una muerte más

Al compa Trini.

Un año ya se cumple, un año ha pasado y el asesinato sigue impune. Sólo el silencio cómplice, sólo la impunidad y a pesar del dolor, pese a la indignación, no nos asombra, si quienes investigan son los mismos asesinos. No habrá castigo, no habrá culpables, lo sabemos, si es que ellos mismos siguen gobernando. Sólo el cinismo, sólo la burla han de seguir reinando sobre el dolor del pueblo. Cuántos muertos más, cuántas desapariciones, cuántos asesinatos habrá de soportar nuestra paciencia.

Cuánto desprecio del poderoso y sus esbirros va recorriendo nuestra tierra toda, nada importa la vida de los pobres, será que las máquinas lo van llenando todo, será que un país con pobres no es vendible, que no es atractivo a los inversionistas y entonces matan mujeres en Chihuahua, en el Estado de México, en Morelos, y matan inocentes en Sonora o en el Distrito Federal, en guarderías, en discotecas, siguen matando pobres en Guerrero o en Oaxaca, en Michoacán o en Chiapas, el país entero se tapiza de sangre de inocentes, esa es la nueva moneda con la que van vendiendo a nuestra patria,

Hoy los tres niveles de gobierno, los tres poderes del Estado, las fuerzas armadas, el Estado todo se ha inventado una guerra, en la que si verdaderamente buscaran encarcelar a los culpables, ellos serían los primeros en pisar las cárceles, ellos los políticos, los títeres del dinero, han llenado las calles y las carreteras con uniformes verdes o grises, han decretado un estado de alerta contra el crimen organizado y mientras esto dicen persiguen al inocente, al que protesta, al que levanta la cabeza con dignidad para decir ¡ya basta!, persiguen y encarcelan al movimiento organizado, asesinan o desaparecen a luchadores sociales, aprueban leyes contra el descontento.

Es una guerra contra el pueblo, es una guerra de exterminio declarada en contra de quienes luchan por un mundo diferente, en contra de quienes sueñan con una vida mejor, en contra de quienes se niegan a aceptar el vasallaje y se esfuerzan por romper con el futuro al que los tienen condenados, un futuro de hambre, de drogas, de ignorancia. Nada importa el color con que hoy concursen, nada importa si ganan o no la presidencia, importa que son los cómplices, importa que ellos son la mano ejecutora de tanta y tanta muerte.

La muerte del compañero Trinidad Martínez no es una muerte más, quiso ser un golpe al corazón de nuestro movimiento, intentaron matarnos, destruirnos, pensaron que nos acabarían, pero sólo indignación, sólo dolor y rabia lograron, sólo sed de justicia nos dejaron y hoy estamos aquí más fuertes, más unidos, la indignación y el dolor y la rabia se han convertido en fuerza, se ha convertido en convicción de que tarde o temprano, más temprano que tarde la muerte de Trinidad Martínez y de tantos y tantos que, como él, fueron víctimas de quienes hasta hoy detentan el poder, habrá de ser vengada.

Porque al compa Trini lo llevamos para siempre en donde deben estar los compañeros, en el lado izquierdo del corazón, pero también lo llevamos en la memoria como un ejemplo de tenacidad, de valentía, de compromiso con la lucha del pueblo, como un ejemplo de que nada es imposible si se tiene la valentía para soñarlo y la paciencia para construirlo. Trini es el mejor ejemplo de que puede uno mismo construirse, nunca fue a la escuela, su escuela fue la vida, la vida fue su gran universidad y es seguro que en esa universidad se graduó con honores.

Trini no ha muerto cada vez nos convencemos más, está en cada una de nuestras luchas, está en su música, en su enseñanza cotidiana, en sus palabras de aliento. Trinidad Martínez y los hombres como él no morirán mientras exista una voz que se alce para exigir justicia, mientras haya un solo hombre capaz de luchar por hacer realidades nuestros sueños, mientras exista quien se llene de indignación por el despojo, mientras alguien se atreva a enfrentar al poderoso, mientras haya quien luche por una patria socialista.

Porque hay hombres y mujeres que caminan despacio sobre esta tierra, hombres y mujeres que pisando van sobre el mundo sin mucho ruido pero con paso firme. Guardianes de la vida son. Caminantes de la luz y de las sombras, hombres y mujeres que van dejando a su paso huella profunda en el tiempo y en la historia, mujeres y hombres que calan hondo en el corazón y en las conciencias de la gente, mujeres y hombres que callados transforman desde donde la transformación es verdadera, que es decir, desde el fondo de nosotros mismos, mujeres y hombres que van sembrando futuro con su vida, que multiplican su corazón y lo reparten, que enseñan que la lucha por la vida es también un permanente acto de amor. Hombres y mujeres que a su paso suman voluntades y multiplican sueños; hombres y mujeres que son imprescindibles. ¡Que viva para siempre el compañero Trinidad Martínez!

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