Unos minutos después de las 9 de la mañana el lunes 16 de febrero, unas 200 personas salimos del DF en tres camiones, una camioneta y varios coches para el penal Atlacholoaya en el estado de Morelos para recibir a Héctor y Antonio Cerezo Contreras, quienes por fin salieron libres después de pasar siete años y medio en prisión. También llegaron a las afueras del penal compañeros desde Atenco, Chapingo, Morelos y Guerrero. Y prensa. Mucha prensa.
La prisión se encuentra en tierra medio seca y polvorosa entre un par de cerros en el municipio de Xochitepec, pasando Cuernavaca rumbo a Chilpancingo. Ahí esperamos unas pocas horas bajo el sol, viendo a los estencileros crear arte sobre el asfalto y los zopilotes trazar círculos en el cielo. Conscientes de las posibles maniobras para retener a los compañeros más tiempo, no confiamos en su libertad hasta verlos salir sonrientes como a la una y media de la tarde. A pesar de la estampida de prensa, era posible escuchar unas palabras suyas, reiterando su compromiso para ganar la libertad de Ignacio del Valle y todos los presos políticos del país.
A pesar de las torturas, amenazas, hostigamientos y condiciones denigrantes en las prisiones de máxima seguridad de Altiplano y Matamoros que hubieran paralizado a muchas personas, Héctor y Antonio nunca han sido presos pasivos. A través de su arte, poesía, artículos y cartas, y con la buena organización de sus familiares y amigos del Comité Cerezo, han logrado tener voz y presencia en los movimientos sociales. Lo mismo se puede decir de su hermano Alejandro, liberado en el 2005 y su compañero Pablo Alvarado, liberado en el 2006.
Entrevistado, dijo Francisco Cerezo del Comité que de cierta manera todos los hermanos siguen siendo rehenes del Estado, amenazados de muerte para presionar a sus papás guerrilleros a dejar su lucha, pero aún así, no se echan para atrás en su trabajo para los derechos humanos y su campaña para la amnistía incondicional de todos los presos políticos. Y algo más. No están dispuestos a que queden impunes los agentes del Estado que torturaron a los compañeros y les robaron todos estos años de su vida. Sigue en pie lalucha para conseguir justicia.