Mumia Abu-Jamal: Mercados en Llamas

 

Mientras las acciones caen en Estados Unidos, Europa y Asia,las temibles palabras “R” y “D” ––Recesión y Depresión–– ahora se pueden pronunciar en voz alta. Ahí está. En dos continentes, los bancos centrales están vertiendo el dinero de los contribuyentes en los grandes bancos y grandes negocios en una  apuesta para estabilizar los mercados financieros.

Esto tiene tanto sentido como echar sal de la mesa al mar o arena al Sahara, porque los grandes bancos y empresas están nadando en billetes. Es obvio, nada más vemos como regalan cubetas de dinero a sus ejecutivos para sus paraísos dorados. Tienen dinero para quemar. Solamente quieren tu dinero para jugar con él, cortesía de la Reserva Federal y los bancos centrales.

¿Bromeo cuando digo “jugar” con tu dinero? Pues, desgraciadamente, no. Durante las últimas décadas, los gobiernos y empresas rendían culto a la economía laissez-faire, un término francés que significa “dejar hacer”. Esto significaba permitir que los bancos y mercados hicieran cualquier cosa para ganar dinero, para obtener ganancias.

Hace poco, el presidente francés Nicolás Sarkozy, un político derechista, viendo la tinta roja y el desastre financiero de la economía estadounidense, británica, francesa y alemana, dijo: “El laissez-faire se acabó. El mercado todopoderoso que siempre sabe lo que hay que hacer se acabó”.

Los que predicaban laissez-faire como la nueva religión de mercado también veían la marea roja creciente, y “dejar hacer” se convirtió en “no podemos permitir que caiga”. Dentro de días de la inyección por la Reserva Federal de Estados Unidos de alrededor de 800 mil millones de dólares a Wall Street, el Banco Central de Inglaterra inyectó unos 50 mil millones de libras al centro financiero de Londres, es decir U$D107,000,000,000 ––todo esto pagado con los dólares y libras de los contribuyentes.

Cuando los mercados caen, tú pagarás el “rescate”. Cuando tú estás en quiebra, nadie te rescatará. Y después de los “rescates”, las líneas de crédito están tan congeladas que los bancos no pueden obtener préstamos de otros bancos. ¿Por qué no? Porque no pueden confiar en que los préstamos serán pagados.

 
Si ellos no pueden confiar el uno al otro, ¿cómo puedes confiar en ellos?

Del corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.

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