La Caravana Nacional e Internacional de Observación y Solidaridad con las Comunidades Zapatistas de Chiapas llena la Selva Lacandona de solidaridad política

Mexicanos llegados de casi todos los estados de México se han sumado a participar en este viaje e napoyo a las comunidades zapatistas en resistencia; personas llegadas de Baja California, Baja California Sur, Colima, distintas comunidades de Chiapas, Chihuahua, DF, Estado de México, Jalisco, Michuacán, Morelos, Oaxaca, Puebla y Veracruz. 

También se han sumado otros americanos provenientes de Argentina, Uruguay, Canadá y Estados Unidos, así como europeos desde el Estado Español (Aragón, Euskal Herria, Madrid, Catalunya, Valencia, Mucia, Galiza, Castilla y León), Italia, Grecia, Bélgica, Alemania, Suiza y Dinamarca. Cientos de personas solidarias con la causa zapatista y sensibilizadas con la situación actual del pueblo de Chiapas, donde la escalada de la represión militar amenaza la autonomía de los municipios en resistencia, que han respondido con su presencia a la convocatoria lanzada para recordar a los zapatistas que no están solos y que en todo el mundo hay gentes que los apoyan y los defienden.

La Caravana comenzó en México DF, la capital del país. A la sede de la organización politica Uníos fueron llegando los participantes, que se reunieron el domingo 27 de julio de 2008 en la primera asamblea informativa. A continuación, representantes de la organización de la Caravana, los editores de la revista  Rebeldía y una persona de las comunidades en resistencia, que comenzó su saludo en purepecha (su lengua originaria), relataron la dramática situación de provocaciones militares que están sufriendo los municipios indígenas del estado de Chiapas. El día anterior, los caravanistas comenzaron a acreditarse para el viaje, y celebraron su encuentro con una fiesta de bienvenida de la Caravana en el barrio de Coyoacán, en la que más de cien personas disfrutaron de las actuaciones y el jolgorio.

Tras algunas reuniones preparativas, el viaje partió en la noche del lunes 28 de julio. 5 autobuses perfectamente identificados con pancartas recorrieron en 18 horas los cientos de kilómetros que separan la capital mexicana de San Cristobal de las Casas. Durante el recorrido no se desarrollaron incidentes, a excepción de una avería mecánica habilmente superada y un control policial sin incidencia. Por contra, muchas personas que se topaban con la marcha saludaban a los autobuses, especialmente al acercarse a Chiapas.

A las 7 de la tarde ya se contaban por cientas las personas que esperaban la llegada del comboy en la sede del CIDECI-Universidad de la Tierra en San Cristobal de las Casas. La recepción fue calorosa y emotiva y, tras el registro de los participantes en la Caravana, se celebró una excelente cena elaborada casi en su totalidad con alimentos orgánicos de Chiapas cultivados en ese mismo lugar. Después se desarrolló el primer acto político en el anfiteatro, donde se presentaron las personas que durante algunas semanas han trabajado para concretar los detalles referidos al transporte, las acreditaciones o el acopio de alimentos y material educativo para las comunidades, entre otros. Un sincero aplauso recibió a los presos políticos puestos en libertad el pasado 24 de julio. Seis personas indígenas provenientes de La Voz de Amate y La Voz de Llanos, prisiones en las que continuan encerrados algunos presos políticos indígenas. También se liberó a la persona que había sido arrestada unos días antes en Cruztón. Como ellos mismos relataron, se trata de encierros injustos de indígenas pobres, que tienen difícil acceso a una defensa digna y que son gravemente maltratados en las cárceles en las que pasan a menudo largos años, como el caso de una mujer que ha pasado casi 8 años encerrada, acusada sin pruebas de un falso secuestro. Como ella misma contó, solo la ayuda de organizaciones de defensa de los derechos humanos han permitido que estas personas recuperen su libertad. Son numerosos los casos de personas de las comunidades indígenas, zapatistas o no, que están siendo selectivamente reprimidas. Los gritos de “Presos políticos libertad” y “Abajo los muros de las prisiones” concluyeron este feliz encuentro.

Para finalizar esta intensa jornada, hubo espacio para otras reuniones preparativas y charlas informativas dinamizadas por la revista Rebeldía y otras gentes involucradas en La Otra Campaña, que describieron la situación actual en México, cuestiones sobre tierra y territorio o la escalada de violencia contra los zapatistas, entre otros temas. Incluso una mujer de una comunidad indígena de Puebla relató cómo están empezando a organizarse al margen de los partidos en la lucha por los derechos de los indígenas.

Una densa niebla acarició el despertar de los caravanistas en el CIDECI el miércoles 30 de julio. Tras un completo desayuno colectivo preparado por los compañeros del lugar, emprendieron los diferentes viajes en autobuses, furgonetas y carros hacia los distintos Caracoles zapatistas a visitar: La Garrucha, Morelia, La Realidad y Oventik.

El único incidente reseñable sucedió nada más comenzar el trayecto en San Cristobal de las Casas, cuando diferentes gasolineras negaron el suministro de combustible a los tres autobuses que se dirigían a La Garrucha. Las razones esgrimidas eran una escasez de gasoil, pese a que la situación fue confusa al observarse otros vehículos repostando gasolina sin complicaciones. Finalmente, una de las estaciones llenó los depósitos y se pudo iniciar la Caravana dentro de los plazos previstos.

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