Un nuevo Antimonumento se suma a la ruta de la memoria en la Ciudad de México. El 16 de agosto de 2025 en el Hemiciclo a Juárez, colectivos y organizaciones instalaron el Antimonumento por Palestina, como un ejercicio de memoria viva ante la guerra y el genocidio. Desde su instalación, los colectivos que se mantienen en guardia han denunciado el hostigamiento e intimidación que ha realizado policía vestida de civil.

Para la memoria colectiva, este ejercicio es fundamental para el desarrollo y la búsqueda de bienestar común, dignidad, solidaridad. La memoria es una forma de no quedarse callada/o ante los crímenes de lesa humanidad, ante el genocidio que se comete en Palestina, ante fenómenos como el desplazamiento forzado, la tortura y los malos tratos. Instalar un memorial no solo es hermanar luchas. Es apelar a que se respete el ejercicio a la libertad de expresión, protesta y prensa. Es anhelar la vida.

El memorial Puerta de la Resistencia y la Vida, es una forma de honrar a las personas asesinadas en esta guerra, una forma de exigir justicia, un vehículo más para exigirle al Gobierno de México que rompa relaciones diplomáticas y comerciales con el Estado de Israel.
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“Expresamos el compromiso del pueblo de México con el derecho del pueblo palestino al retorno y la permanencia en su tierra; condenamos enérgicamente la limpieza étnica, el colonialismo el uso del hambre como arma de guerra, el asesinato de periodistas que son clave para que el mundo conozca la realidad de Gaza, documentando la violencia y la hambruna incluso bajo riesgo extremo” Colectivos y organizaciones que luchan por Palestina en México
La ceremonia de instalación estuvo acompañada por un acto ecuménico multireligioso en el que participaron representantes de distintas tradiciones de fe: voces cristianas, musulmanas, judías y de diversas espiritualidades que se unieron en un mismo llamado contra la barbarie. Este es un recordatorio de que las creencias, lejos de ser un muro que separa, pueden convertirse en puentes para exigir justicia y para pronunciar con fuerza: “Palestina libre”.

En las vallas situadas alrededor del Hemiciclo a Juárez, muralistas pintaron imágenes en solidaridad con Palestina y artistas realizaron diversos actos político-artísticos que incluyeron disciplinas como la danza, la música, el spoken word y la poesía. Entre trazos, música, flores y veladoras, recordaron que en los últimos meses el gobierno de la Ciudad de México ha borrado las expresiones gráficas en solidaridad con Palestina. Esta censura, denunciaron, es otra forma de violencia: la de pretender callar el arte cuando se convierte en denuncia política.

La “Puerta de la Resistencia y la Vida”, se inserta en un corredor de memoria que atraviesa la Ciudad de México. Desde un “+43” que recuerda a los normalistas de Ayotzinapa hasta la antimonumenta que denuncia el feminicidio, cada una de estas piezas interrumpe el paisaje urbano para interpelar a quienes caminan por la ciudad. Con la instalación en solidaridad con Palestina, esta ruta se internacionaliza y recuerda que los crímenes de lesa humanidad no conocen fronteras, pero tampoco las conoce la solidaridad de las personas.

La instalación del Antimonumento se entiende mejor cuando se coloca frente a la magnitud de la violencia en Palestina. Desde el inicio de la ofensiva militar israelí en octubre de 2023, las cifras han alcanzado niveles atroces: decenas de miles de personas han sido asesinadas; hospitales, escuelas y campamentos de refugio han sido blanco de bombardeos; y millones de personas han sido desplazadas de manera forzada. Organismos de derechos humanos, tanto palestinos como internacionales, han documentado que la población civil está siendo castigada de forma sistémica con prácticas que constituyen crímenes de guerra y, en su conjunto, un genocidio.

La cotidianidad palestina ha quedado reducida a la supervivencia. El acceso a alimentos, agua, medicinas y electricidad se encuentra controlado y restringido por Israel, convirtiendo a Gaza en lo que múltiples analistas y activistas han nombrado “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo”.

En este contexto, la Puerta de la Resistencia y la Vida instalada en el corazón de la Ciudad de México se coloca como un eco y un gesto de solidaridad, pero también como una denuncia directa. Su existencia recuerda que no se trata de un conflicto lejano, sino de una tragedia humana frente a la cual las sociedades habrían de tener la responsabilidad humana de pronunciarse.

El Antimonumento por Palestina no es solo una pieza instalada en la ciudad. Es un recordatorio persistente de que la guerra y el genocidio en Palestina no pueden normalizarse. Es también una declaración colectiva: que en la Ciudad de México, como en tantas otras partes del mundo, hay pueblos que no están dispuestos a callar.

Este antimonumento se instala en la antesala de la Copa Mundial de Fútbol prevista para 2026, se especula que el Gobierno de la Ciudad de México y el Gobierno Federal intentarán borrar los actos de resistencia y memoria situados en el corazón del país. Negar estas problemáticas es negar el país mismo. Borrar cualquier símbolo de denuncia sobre el violento acontecer de México y el mundo, es un acto que arremete contra la libertad de expresión y protesta de la humanidad. Es un acto que atenta contra la memoria colectiva.

