Agosto Negro: Memoria, resistencia y lucha antirracista en el Abya Yala negra

El Agosto Negro no es una efeméride conmemorativa en el sentido convencional que imponen los Estados y sus instituciones culturales. No responde a la lógica celebratoria de un calendario nacional, ni busca el reconocimiento de quienes han impuesto un relato único sobre la historia. Es, más bien, un calendario insurgente, nacido desde las entrañas del sistema penitenciario estadounidense en 1979, como un gesto radical de resistencia, memoria y continuidad histórica de las luchas negras.

Su origen está ligado a los presos políticos afroamericanos en California, particularmente a quienes vinculaban sus vidas a los movimientos revolucionarios de la época, como el Partido Pantera Negra para la Autodefensa. En ese contexto de represión y encarcelamiento masivo, decidieron dedicar el mes de agosto a honrar la memoria de George Jackson, ejecutado extrajudicialmente en la prisión de San Quentin el 21 de agosto de 1971, y de su hermano Jonathan Jackson, asesinado el 7 de agosto de 1970 en un intento de liberar a tres prisioneros. Estos hechos, sumados a la memoria de rebeliones históricas contra la esclavitud, dieron forma a un mes de reflexión, ayuno, estudio político y acción cultural.

En el Abya Yala —nombre con el que pueblos originarios nombran el continente, rechazando la toponimia colonial—, la diáspora africana ha vivido una historia de opresiones múltiples: racialización, despojo territorial, extractivismo y epistemicidio. La experiencia afrodescendiente en América y el Caribe no puede ser comprendida fuera de este entramado colonial que persiste, adaptándose a los marcos neoliberales y a las ficciones democráticas que ocultan el racismo estructural.

Integrar el Agosto Negro en el Abya Yala Negra implica sumar otras fechas relevantes de nuestra y otras geografías:

  • 1 de agosto de 1834 – Abolición de la esclavitud en el Imperio Británico.
  • 4 de agosto de 1983 Thomas Sankara, revolucionario panafricanista es nombrado presidente de Burkina Faso.
  • 7 de agosto de 1970 – Asesinato de Jonathan Jackson en un intento de liberar a presos políticos en California.
  • 8 de agosto de 1879 – Nacimiento de Emiliano Zapata. Líder revolucionario mexicano de origen afrodescendiente.
  • 9 de agosto de 1809 – En Ecuador se reunía un grupo de personas emancipadas políticamente para formar una junta de gobierno autónoma, fecha recordada como “El primer grito de la independencia”.
  • 10 de agosto de 1782 – Nacimiento de Vicente Guerrero en México; militar y expresidente mexicano de origen afrodescendiente.
  • 17 de agosto de 1887 – Nacimiento de Marcus Garvey, líder panafricanista y fundador de la Universal Negro Improvement Association.
  • 21 de agosto de 1971 – Ejecución de George Jackson, militante del Partido Pantera Negra, en la prisión de San Quentin.
  • 22 de agosto de 1831 – Inicio de la rebelión de Nat Turner contra la esclavitud en Virginia.
  • 22 de agosto de 1989 – Asesinato de Huey P. Newton. Revolucionario y político cofundador del Partido de la Pantera Negra para la Autodefensa.
  • 23 de agosto de 1791 – Ceremonia de Bois Caïman e inicio de la Revolución Haitiana, uno de los primeros levantamientos victoriosos de esclavizados que culminó con la independencia de Haití en 1804.
  • 30 de agosto de 1948 – Nacimiento de Fred Hampton. Activista y revolucionario socialista estadounidense, presidente del Black Panther Party en Illinois.
  • Agosto de 1950 – Movilizaciones afrocolombianas en el Chocó contra el racismo laboral y el despojo territorial.

Estas fechas, que cruzan continentes, demuestran que la resistencia negra no es un fenómeno exclusivo de un país, sino parte de una cartografía de insubordinación que une a la diáspora global.

La memoria como práctica política

En los marcos del capitalismo racial, la memoria de los pueblos negros no es solo un patrimonio cultural: es un campo de disputa.

El poder hegemónico, a través de sus dispositivos educativos, mediáticos y culturales, construye una narrativa donde las rebeliones negras son invisibilizadas, criminalizadas o reducidas a episodios aislados sin continuidad histórica. Este silenciamiento no es casual: un pueblo sin memoria es más vulnerable al control, a la repetición de las mismas violencias y a la imposición de valores ajenos.

Por eso, en el Agosto Negro, recordar es un acto subversivo. La memoria no se limita a rememorar el pasado, sino que lo actualiza y lo inserta en las luchas contemporáneas. Es una memoria insumisa que no pide permiso, que reivindica nombres y fechas prohibidas por el canon oficial, y que se niega a olvidar que la violencia que asesinó a George Jackson es la misma que hoy actúa bajo nuevas formas: militarización de territorios afrodescendientes, criminalización de migrantes, genocidios encubiertos por la retórica del desarrollo.

La historia negra en el Abya Yala está marcada por las rebeliones cimarronas en Colombia y el Caribe, las resistencias garífunas en Centroamérica, las comunidades afroandinas que desafiaron el orden colonial, las luchas afromexicanas por reconocimiento y liberación.

Articular el Agosto Negro en este contexto significa trasladar el eje de la memoria hacia un territorio donde la negritud no siempre es reconocida ni como sujeto político ni como sujeto histórico. En México, por ejemplo, la invisibilización de la población afrodescendiente ha sido tan profunda que su reconocimiento constitucional llegó apenas en 2019, y aún hoy se lucha contra estereotipos, negacionismos y formas veladas de racismo institucional.

En Brasil, el país con la mayor población negra fuera de África, la violencia policial y el encarcelamiento masivo de jóvenes negros sigue configurando una realidad de guerra no declarada. En Colombia, el asesinato sistemático de líderes sociales afrodescendientes es un recordatorio brutal de que el racismo y el extractivismo son dos caras de la misma maquinaria.

El Agosto Negro no puede solo ser un ejercicio nostálgico. Su fuerza está en transformar la memoria en praxis política. Esto implica rescatar las historias de resistencia que han sido borradas o manipuladas; conectar luchas pasadas con agendas presentes, reconociendo que el enemigo estructural sigue siendo el mismo, aunque cambien sus estrategias; desmantelar el sistema blancocentrista que impone qué vidas importan y cuáles son descartables y construir internacionalismo negro, tejiendo redes entre África, la diáspora y el Abya Yala Negra.

El Agosto Negro nos recuerda que la memoria es lucha, que el olvido es cómplice, y que el futuro se disputa en el presente con la fuerza de quienes nos precedieron. En tiempos de neoliberalismo multicultural —donde el sistema incorpora retóricas de diversidad mientras mantiene intactas las estructuras racistas—, el agosto negro se erige como un mes incómodo para el poder. No es una festividad, sino una trinchera de conciencia.

Su vigencia no radica en imitar modelos del norte global, sino en hacerles frente desde nuestras realidades y genealogías propias. Desde Haití hasta Soweto, desde San Basilio de Palenque hasta Ferguson, desde el Chocó hasta Nyanga Veracruz, el mensaje es claro: la libertad se toma, la dignidad se defiende y la memoria se ejerce.

El Agosto Negro es, y seguirá siendo, un acto de insurgencia contra el olvido y una afirmación radical de que las vidas negras importan, han importado siempre, y seguirán importando más allá de cualquier frontera o calendario impuesto.

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Marcos 'Ik'
Marcos 'Ik'
Marcos IK es un artista de Spoken Word, fotógrafo y comunicador social, originario del Estado de México. Su obra se distingue por una poderosa y contundente exploración de temas raciales, abordando la identidad, la resistencia y la justicia social a través de la palabra hablada. Su estilo único fusiona elementos de la poesía tradicional con los ritmos contemporáneos del Hip-Hop, ofreciendo una perspectiva incisiva y reflexiva sobre la experiencia racial en México y el mundo.

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