Varias reuniones paralelas se realizaron en la ciudad de Oaxaca, al paso de la visita del delegado zero,en el local de OIDHO,se reunieron organizaciones indigenas y campesinas, en el CRENO se reunieron estudiantes, en el Hotel del magisterio se reunieron obreros sindicalistas y en la Unitierra estubieron reunid@s l@s otr@s.
El día comenzo en el auditorio del Hotel del Magisterio, donde el delegado Zero escuchó testimonios y demandas de trabajadores de la Universidad Autónoma Benito Juárez (UABJO), de la sección 22 del SNTE, de Puentes y Caminos, de empleados de los tres poderes estatales, del ISSTE y del Sindicato de Mujeres, pertenecientes al Frente Sindical de Oaxaca.
Leonor López Alavez, joven mixteca de 17 años que ya tuvo tiempo de ser presa política, perteneciente al Consejo Indígena Popular de Oaxaca Ricardo Flores Magón (CIPO-RFM), expresó: “Luchamos por ser libres, no por llegar al poder”. Por cierto, el subcomandante Marcos y la caravana que lo acompaña habían pernoctado en las instalaciones del CIPO en Santa Lucía.
Durante la reunión en OIDHO, otra muchacha, locutora de Radio Amanecer, La Voz Chatina de Juquila, relató una más de esas historias ejemplares de la moderna democracia mexicana. En San Miguel Panixtlahuaca, el alcalde priísta Moisés Soriano ha seguido la ruta del “triunfador”. Primero violó los procesos electorales por usos y costumbres del municipio chatino para alcanzar el cargo, mientras favorecía a los caciques con obras e impunidades. Ahora fomenta la explotación salvaje de los bosques y llena el gobierno de familiares. Sus hermanos ganan elevados sueldos.
Por la tarde, el delegado Zero llegó al Centro Regional del Educación Normal de Oaxaca (CRENO), donde escuchó a maestros y alumnos de esta institución y de la vecina UABJO. Sucesivas participaciones estudiantiles pintaron el crítico panorama de la educación pública. Elevación de cuotas, reducción de la matrícula, desfondamiento de los planes de estudio para favorecer el mercantilismo, cierre de puertas de la educación superior a los hijos de indígenas y pobres, intentos reiterados de privatizar la educación normal y superior. Una juventud rebelde, inconforme, acorralada. Y a juzgar por las participaciones, muy clara en cuanto a la amenaza que representa el neoliberalismo para la educación con vocación social.
En la Unitierra se encontro con un espacio académico atípico, donde estudiantes y tutores expresaron su adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en términos de apego a la tierra y a la Tierra. Han establecido un foro permanente “para personas que no nos sentimos representadas en las maneras establecidas de hacer política.”
Participaron diversos grupos y organizaciones. Entre ellos la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (Cempio), una de las organizaciones indígenas más antiguas, “plan piloto” de la sección 22 del SNTE, que es iniciadora del “movimiento pedagógico” que revalora la enseñanza indígena y el desarrollo científico y comunitario con orientación democrática. Trabaja en centenares de comunidades triquis, zapotecas, mixtecas, chatinas y mixes. “Somos defensores de la escuela pública, pero las escuelas en las comunidades, como están ahora, no sirven para nada”, expresó Fernando Soberanes Bojórquez.
Cempio carga ya con siete miembros asesinados, entre ellos el mixteco Cenobio Fito López Reyes y el admirado dirigente triqui Paulino Martínez Delia.
También participaron defensores del maíz criollo (Itanoni), del chocolate (Chocosol, que promueve el tueste de cacao con luz solar), del agua, de los derechos humanos (Centro de Derechos Humanos Bartolomé Carrasco) y de la tolerancia sexual (Centro Social Libertario, del cual participó Leonardo Tlahui, ‘vestida’ de negro y discurso combativo, de izquierda y peluca morada): “Aquí estamos y también somos la dignidad rebelde”, dijo quien se ha justificado “porque el amor tiene permiso, porque la patria vive y es nuestra, porque somos chulonas y coquetonas, porque vivimos en la casa de la alegría”. El grupo Mundo Mujer promueve los baños secos, pues “cada quien es responsable de su propia mierda”. La Cenicienta, un homosexual de pasamontañas, defendió la vida “casi normal” de los gays.