Las elecciones corporativas en Estados Unidos

¿Nunca te has preguntado por qué ciertos candidatos disfrutan de una mega-cobertura mediática, y otros no? Eso es porque los medios corporativos se concentran más en las finanzas de los candidatos que en sus posiciones políticas. Y se concentran en la carrera del dinero precisamente porque ese dinero termina, en su mayor parte, en las manos de la industria de los medios de comunicación.

Dado que las donaciones representan tremendas ganancias para las empresas de los medios, éstas difícilmente se pueden considerar árbitros imparciales, despasionados y objetivos en los debates o en su cobertura de las campañas electorales. La carrera de dinero engendra la carrera de caballos, la carrera de caballos influye en los medios, y los medios influyen en millones de votantes, lo cual inicia el ciclo de nuevo. No hace falta hablar del fenómeno conocido como “el periodismo en manada” porque últimamente lo hemos visto cuando todos los medios de comunicación se equivocan en sus predicciones colectivas sobre cómo los votantes van a votar.

 Y debido al poder de los medios, los candidatos incapaces de juntar decenas de millones de dólares antes de las elecciones, o son ignorados o son tratados como curiosos personajes dignos de mención en una nota de recuadro, donde provocan sonrisas o un leve sentido de vergüenza. Por lo tanto, no se puede tomar en serio los diputados Dennis Kucínich (del partido demócrata de Ohio), quien ya se retiró de la carrera, el Dr. Ron Paul (del partido republicano de Texas), o Mike Gravel, aunque todos han sido elegidos al Congreso varias veces con una clara mayoría.

Como muchos de sus mensajes son contrarios al pensamiento convencional dictado por el mercado, estos candidatos han sido prácticamente ignorados, y su participación en los debates políticos televisados queda prohibida casi por completo. En una nación de 300 millones de personas, una candidatura que no obtiene cobertura de la radio o la televisión no es una candidatura de verdad. Nos dicen que ellos no son serios contendientes, porque no han juntado dinero en serio. Aún cuando el Dr. Paul venció con facilidad a Rudolph Giuliani en varios estados, ocupando el segundo lugar en el estado de Nevada, él no era serio, pero Giuliani sí lo era [hasta que él también se retiró]. ¡El dinero es el que maneja el cotarro! Se ha dicho que el dinero es la leche materna de la política.

 

El dinero mantiene estático el status quo, porque echa fuera a todos aquellos cuyos puntos de vista no estén a la medida de los intereses corporativos. ¿Qué interés tendría una corporación en contribuir (o entregar paquetes) de decenas de miles ––o incluso millones–– de dólares sin esperar un retorno en la forma de legislación favorable o contratos federales? Diga lo que diga un candidato antes de las elecciones, es poco probable que los políticos cambien las reglas del juego después, porque esto podría facilitar las impugnaciones y dificultar su reelección.

 

Y eso nunca pasará. En una nación donde el dinero manda, ¿por qué va a dejar de regir el proceso político? Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.

 

22 de enero de 2008Derechos reservados 2008

 

Mumia Abu-JamalFuentes:

 

Ensayo grabado por Noelle Hanrahan para Prison RadioTexto circulado por Fatirah

 

Tracucción: kalo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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