La lucha de los pueblos de Oaxaca, es también una lucha entre el olvido y la memoria. Entre nuestras filas, en las interminables marchas, en los pequeños mítines, en las asambleas de los pueblos, en las reuniones en las colonias, en el maravilloso acto de vivir día a día con el fruto de nuestro trabajo, la niña morena de largas trenzas, vestida de blanco impecable y refajo rosado a la cintura nos acompaña, es la memoria.
El olvido alto, blanco y rubio combate al lado de los poderosos, de Ulises Ruiz, de los empresarios, de la alta jerarquía de la iglesia, de Felipe Calderón, unas veces vestido de traje y corbata levantando la mano en el congreso, otras mandando y regañando al trabajador en la fabrica, unas mas recitando noticias en una pantalla de televisión, inclusive algunas veces vestido de sotana y anillo de obispo, el olvido nos manda perdonar a los que violan a nuestros niños, a los que nos ofenden, nos explotan y nos asesinan. Si todas estas vestimentas no funcionan, el olvido se despoja del traje y la corbata y se viste de gris o verde, se coloca el casco, empuña su arma de fuego y odio y se lanza en represión en contra de nosotros.
La memoria combate hombro con hombro con nosotros, la gente de abajo, los hambrientos de justicia y libertad, los indios, los trabajadores, las mujeres, los niños, los discriminados. Del lado de los poderosos y el olvido, cuentan con las armas poderosas de la televisión, la radio, el dinero y la frivolidad, la muerte. De nuestro lado nuestras armas son la palabra sencilla y verdadera que dificultosamente fluye entre nosotros, de boca a boca, en un pequeño volante, un graffiti, una pinta, una carta o un cartel, en una esporádica y clandestina transmisión de radio, la vida combativa y la muerte de pie también son armas de la memoria. El campo de batalla es la conciencia de nuestros pueblos.
Los presos y presas políticos somos parte de esa batalla, si callamos por temor esperando un trato benévolo de nuestros carceleros, si claudicamos y desmoralizamos a nuestro pueblos, si esperamos coyunturas convenientes para exigir nuestra libertad, haciendo moneda de cambio nuestro cuerpo en aras de intereses mezquinos, olvidando que no solo estamos nosotros en prisión sino nuestro pueblo con nosotros, si negociamos dignidad por libertad, flaco favor hacemos a la memoria, mas bien estamos sirviendo al olvido. Pero si alzamos la voz, tan fuerte y claro que los muros de las prisiones no sean capaces de silenciarnos, si nos mantenemos erguidos ante nuestros carceleros, si somos valientes, alegres y llenos de esperanza, si a pesar de estar preso nuestro cuerpo bailamos y reímos por la libertad conquistada de nuestro espíritu, entonces estamos al lado de nuestro pueblo, hombro con hombro y codo con codo con la memoria. Hoy, cuando los poderosos han decretado la paz y la tranquilidad, paseándolas por las calles de Oaxaca acompañadas de policías y militares, mas que escoltadas, a estas pobres señoras las llevan en vilo, a empujones, en caravana ante los poderosos del país y el mundo para convencerlos que nuevamente Oaxaca es tierra de sometimiento, dominación y desesperanza, tan buena para el turismo, para los negocios, explotación y miseria. Envían a la paz y la tranquilidad de embajadoras a ferias turísticas, vestidas de indias pero con rostros de blanca melancolía. Las obligan a grabar comerciales de televisión, y de tan pintarrajeadas, y falsas parecen muñecas de plástico.
Hoy que el olvido, ha recuperado sus armas perdidas durante la insurgencia de 2006, la televisión, la radio, el monopolio de la realidad, y al recuperar estos medios, les ha devuelto el carácter de veneno para la conciencia de nuestros pueblos. Hoy que encima de nuestros compañeros y compañeras caídos en lucha, el olvido les echa la aun mas pesada y asfixiante losa del silencio. Hoy que los poderosos empiezan a tomar venganza y revancha de lo que perdieron durante el maravilloso 2006. Hoy que muchos y muchas de quienes se permitieron el atrevimiento de soñar justicia y libertad sin limites, por la represión, la traición y la desesperanza tratan de volver la mirada de la injusticia cotidiana a los placeres inmediatos que ofrecen los poderosos para mantener sometidos y esclavizados a los pueblos. Hoy no es diferente de ayer, la injusticia, la explotación, la miseria, la barbarie del capitalismo y el etnocidio y ecocidio del desarrollo son los mismos y si es posible, aun peores.
La memoria es un ejercicio de libertad, recuerda y serás libre, recuerda los días de libertad de nuestras calles con barricadas, donde cerramos las calles pero abrimos el camino, recuerda esos días de la caravana por la dignidad de los pueblos de Oaxaca, donde un compañero perdió la vida por marchar pacíficamente a exigir justicia para nuestros pueblos y donde fuimos sembrando de esperanza el país entero, recuerda la defensa digna y valiente de nuestra ciudad palmo a palmo, calle a calle ante el ejercito de ocupación de la PFP, recuerda la defensa gloriosa y victoriosa de nuestra radio universidad el 2 de noviembre en la victoria de todos santos cuando los poderosos desconfiaron hasta de nuestros muertos y los atacaroncon gas lacrimógeno no fueran a levantarse de sus tumbas a luchar, recuerda a nuestros 26 caídos y caídas en lucha, recuerda a nuestros presos y presas políticos y políticas, pero sobre todo y principalmente recuerda la experiencia de la libertad, el sabor imborrable de la justicia, los sueños y aspiraciones ya olvidados, que en 2006 resurgieron poderosos y se miraron posibles, recuerda el cielo inmensamente azul y sin horizontes de la esperanza. Si recuerdas y no olvidas, entonces es el triunfo de la memoria. El triunfo de la verdad por sobre la mentira y el triunfo inminente del pueblo sobre los poderosos.
David Venegas Reyes “Alebrije”
Penitenciaria Central de Santa Maria Ixcotel.
16 de Enero de 2008.
