Claudia Mora
Ya sabíamos que la represión policíaca que se dio el 3 y 4 de mayo, fue una operación de injustificable brutalidad, en donde se violaron los derechos humanos, el derecho a la vida, las leyes y el protocolo de Estambul, pero lo que muchos no sabían, es que se violó también el derecho a la salud; digo esto porque, el caso del hombre de 55 años, con discapacidad motriz (parapléjico).
Detenido en los acontecimientos de S.Salvador, nos llama una y otra vez a reflexionar sobre todas las irregularidades cumplidas por los que justificaron, dejaron y quisieron que las cosas se desarrollaran de esta manera, considerando entonces culpables a todos aquellos que, desde el gobierno municipal, estatal y federal, hasta los mandos policíacos y militares y a sus respectivos “obreros de la injusticia”, cumplieron con este irrazonable violencia.
No podemos callarnos frente a la realidad de lo que se vivió en Atenco, ni tampoco al saber cómo la represión se repercute sobre nuestr@s compañer@s que todavía están pres@s en el penal de Almoloyita y de la Palma, sometidos a proceso irregular y acusados por hechos que no cometieron.
El coraje que sentimos por la situación en la cual se encuentran muchos compañ
Su detención duró poco menos de dos meses, durante la cual tuvo que estar encerrado en una estructura la cual no le correspondía y que no estuvo adecuada para su delicada situación; por fin, pudo readquirir su libertad que le acredita como total inocente, y como él, deberían salir todos nuestr@s compañer@s pres@s por ser totalmente sometidos a castigos por crímenes que no les competen.
Arnulfo salió del penal, con las lágrimas en los ojos, con la incredulidad de saber que el dolor provocado por los golpes y la rabia contenida por dentro, por la impotencia de no haber podido encontrar respuesta en la justicia, y todo el suplicio que tuvo que sufrir como ser humano y ciudadano honesto, se acababa materialmente, aunque nadie podrá borrar todos los golpes y las humillaciones que recibió gratuitamente por parte de un sistema que todo lo reprime; en este sentido el sistema si nos ve todos iguales, cuando, a la hora de someter golpeando, impone igual trato a toda la gente de abajo.
Hay otro joven, Jorge Armando Ramirez Aguilar que, además de haber sido injustamente acusado y detenido por los mismos delitos, sufre de retraso mental, enfermedad que no es apropiadamente atendida al interior del penal.
Tampoco son respetadas las condiciones mínimas de dignidad humana de
Este ficticio estado de derecho, que los gobernante dicen existe en México, no representa lo que en la realidad se vive y se vivió, tanto en S.Salvador Atenco, como la represión de la semana pasada en la ciudad de Oaxaca en contra de los maestros del magisterio de la sección 22.
Miramos con grima por arriba, mientras que escuchamos con atención el murmullito que se da por abajo, y que nos une en un único sentimiento de coraje que confluye en un solo grito organizado: “¡Libertad inmediata e incondicional a
nuestr@s compañer@s pres@s políticos!”.
nuestr@s compañer@s pres@s, como pisoteados han sido sus derechos a la libertad individual, como la de expresión.er@s, pres@s sin motivación y sin justificación de pruebas, aumenta cuando pensamos en el caso de Gregorio Arnulfo Pacheco Cervantes, que, en la mañana del 4 de mayo de 2006, fue violentamente sacado de su cama, en donde reside por la mayoría de su tiempo, a causa de la enfermedad crónico-degenerativa de la cual padece, golpeado y detenido hasta el día de anteayer en el penal de Santiaguito, con la acusación de secuestro equiparado y ataque a las vías generales de comunicación.