A estudiantes, trabajadores y todos los explotados:
El 15 de noviembre, al medio día, se suscitó un hecho culminante dentro del historial represivo operado por las autoridades universitarias siguiendo las directrices del estado mexicano. En el cuál, en las inmediaciones de la okupa Che Guevara un grupo de policías de investigación, a bordo de un automóvil (que fue abandonado en el lugar y que posteriormente se confirmaría que las placas que portaba corresponden a un vehículo con reporte de robo), comenzó a hostigar a un grupo de compañeros quienes al momento de exigirles que se retiraran, fueron agredidos por los policías con una arma de fuego, accionándola en al menos diez ocasiones. Resultado de esto fueron dos compañeros heridos y un perro, uno de los compañeros fue trasladado de urgencias a la clínica 32 del Seguro Social donde le negaron la atención y donde policías comenzaron a hostigarlo y amenazarlo, a él y a su acompañante. Finalmente fue trasladado en contra de su voluntad a la agencia del ministerio público en Coyoacán 1, en donde al no tener algún elemento para armar uno de los acostumbrados montajes policiacos, fue puesto en libertad.
Este hecho ha causado conmoción en distintos sectores de la sociedad y al poco tiempo, se dieron cita numerosas personas al lugar de los hechos para valorar las formas en que colectivamente se hacía frente a esta agresión del estado. Después de valorar que la labor de peritaje era tarea estéril, puesto que está claro que este hecho fue orquestado desde el Estado y la rectoría de la UNAM, la colectividad decidió deshacerse del vehículo, llevándolo a la avenida de los insurgentes, en donde, inmediatamente arribaron cientos de granaderos y policías preventivos, y ante la efervescencia en un ejercicio pleno de dignidad, compañeros hicieron frente al cerco policial. En el transcurso de esa noche el acoso policiaco en las inmediaciones de ciudad universitaria se intensificó, movilizándose camiones de granaderos, helicópteros, etc.
Para el día 16 de noviembre hubo una concentración masiva en las afueras de la rectoría, en donde algunos compañeros decidimos mantener bloqueados los accesos a ese recinto donde se orquesta la represión. Mientras esto se llevaba adelante, compañeros que protestaban a las afueras de centros comerciales aledaños, junto con grupos de personas solidarias, decidieron reforzar las barricadas en algunos puntos de ciudad universitaria, alzadas como forma de protesta ante la represión.
El ataque policial del 15 de noviembre forma parte de la escalada represiva en todo el territorio nacional, ante la creciente movilización de distintos sectores de la sociedad explotada y, en particular, de núcleos específicos y espacios de organización autónoma, como la okupa Che y la reciente embestida contra la Comuna 23 de la Escuela Nacional de Trabajo Social, por mencionar algunos, en donde se asume una crítica práctica a la totalidad del estado capital y que se distinguen por romper con las dinámicas de claudicación y oportunismo de la generalidad de los grupos del izquierdismo universitario.
Al interior del “espacio universitario” se ha materializado la represión a distintos compañeros, desde la orden de mantener preso a Mario González (quien ya fue liberado) hasta la orden del asesinato de Carlos Sinhué Cuevas, pasando por el acoso, intimidación y amenazas de muerte a compañeros que se organizan políticamente, dentro y fuera de la Universidad, esto es fraguado desde los cuerpos de inteligencia policial y espionaje que operan al interior de la UNAM y cuyo máximo responsable es José Narro Robles, como buen operador y defensor de los intereses del estado-capital y con un amplio historial represivo, quien ahora presenta un hipócrita discurso ante la “opinión pública”, con el que pretende limpiar sus manos manchadas de sangre.
Ante los discursos patrimonialistas, que desde una perspectiva laxa, y presos de la mistificación “ciudadana y democrática” de buena parte del “sector estudiantil”, les reiteramos que la UNAM no es ninguna isla paradisiaca, donde se gesta el “pensamiento crítico” y se reafirma el “compromiso social”, estos aspectos, suceden a pesar de los embates represivos de las autoridades universitarias, por el compromiso de compas que matriculados o no asumen una crítica practica por distintos medios. Les invitamos fraternalmente a realizar en común un análisis integral de la situación, que no se limita a lo ocurrido recientemente en la universidad sino comprender que la represión es generalizada, politizados, organizados, conscientes o no, el terrorismo del estado capital, traspasa a toda la sociedad, el fundamento del sistema es la violencia. Hacemos un llamado a toda la sociedad explotada a que rompa con los discursos de pasividad y de confusión que nos imponen nuestros enemigos, llamando a señalar con prejuicios lo que consideran actos vandálicos o hechos aislados, como el conjunto de medios de comunicación reaccionarios, democráticos y ciudadanos nos quieren imponer.
Los recientes hechos de terrorismo de estado como Ayotzinapa, Tlatlaya, la Parota o el encarcelamiento de algunos compañeros en el distrito federal, como el caso de Luis Fernando Sotelo a quien se responsabiliza de los disturbios en el metrobus universidad y los recientes arrestos de Brian Reyes y Jacqueline Santana, forman parte de una misma política represiva de terror del estado, lo que nos demuestra que la única salida a este trabajo común hacia la profundización y generalización del combate radical, por todos los medios, a este sistema de explotación, que es una tarea que debe ser afín a todos los explotados del mundo.
De frente contra la represión generalizada del sistema capital.
Libertad a todxs lxs presxs y procesadxs por el democrático Gobierno del Distrito Federal.
Muerte a la dictadura capital.
Desde las barricadas de ciudad universitaria, 16 de noviembre de 2014.