Chilpancingo, Gro. 8 de noviembre. Pasadas las cinco de la tarde, los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa se manifestaron frente al Palacio de Gobierno del Estado. Volcaron y prendieron fuego a por lo menos una docena de vehículos distribuidores de mercancías en los accesos de las instalaciones gubernamentales, así como a una pick up de la policía federal.
De esta manera responden los normalistas a la puesta en escena que hace poco más de veinticuatro horas encabezó el Procurador General de la República, Murillo Karam con la intención de poner fin a la exigencia de la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos el pasado 26 y 27 de septiembre en Iguala. Sin embargo, el clamor de los padres, de los normalistas, de los estudiantes en todo el país y del pueblo en general mantienen la convicción y firmeza de exigir justicia para los normalistas ejecutados extrajudicialmente y la verdad sobre el paradero de los estudiantes detenidos – desaparecidos por la policía de ese municipio.
La acción de este tarde fue dirigida hacia el poder ejecutivo del Estado de Guerrero, es un mensaje hacia todas las instancias del Estado mexicano , ya que su actuación sigue careciendo de legitimidad y validez en la resolución de éstos crímenes de lesa humanidad y del clima de zozobra e incertidumbre en el que mantienen a la sociedad mexicana en su totalidad.
Durante poco más de media hora, cerca de quinientos estudiantes normalistas demostraron la rabia y el coraje ante la falta de respuestas claras por parte de las autoridades de todos los niveles, acorralando el palacio de gobierno con piedras, palos, cohetones y cocteles molotov.
Los gritos de justicia se expresaron en múltiples mensajes, “dame una razón para no sentir coraje” o “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “nos faltan 43”, entre otros más, fueron dejados en paredes, banquetas y vehículos. Todo esto acompañado del coro de consignas que se han escuchado alrededor del mundo: “Ayoooootzi viveeeee, la luuuuucha sigue!”, “porque, porque nos asesinan, si somos la esperanza de América Latina”.
Al entrar a Chilpancingo, sobre la autopista a Tixtla, la caravana normalista se encontró con un convoy de policía judicial fuertemente armados, que pudo haber alertado a las demás autoridades, pero durante el desarrollo de la protesta no se observó presencia policiaca