Niña lluvia
Las letras que pintan estas palabras se visten de color luto. Cómo nos explicamos que las más vulnerables e inocentes son las que pagan con su vida las injusticias y desplazamientos forzados que siembran los caciques locales disfrazados de “organizaciones en resistencia”, que se alimentan de la teta del mal gobierno.
En esta noche lluviosa y ligeramente fría son acompañantes de la niña María Angélica, una bebé de 11 meses, sus papás compartieron que este 7 de marzo cumpliría un año de vida. http://acteal.blogspot.com/2020/02/fallecimiento-de-una-hermanita.html Sin embargo no fue así, una enfermedad tal vez curable pero la falta de acceso a la salud digna y la condición de vida inadecuada en desplazamiento forzado, fueron algunos de los factores que llevaron a María Angélica a la muerte. Pero también se suma que la leche materna de la que se alimentaba meses antes de contraer una enfermedad intestinal, se mezcló con la preocupación, con el deseo de justicia por la destrucción de sus casas en manos de partidistas y paramilitares; con la desesperación de querer retornar a sus casas, y no vivir hacinados en unos cuartitos pequeños, hacer diariamente la comida en una cocina colectiva con leñas húmedas, con humos que seguramente se penetran hasta el fondo de los pulmones. No sabemos con seguridad si algunos o todos estos factores causaron la muerte de María Angélica, pero de lo que sí estamos seguros es que la niña murió en condición de desplazamiento forzado, ella sin entender el motivo.
Candelas y veladoras iluminan el camino de María Angélica, su cuerpo descansa esta noche en la casa de la “Virgen de la Masacre” en Acteal. Voces y risas de jóvenes velan a la niña, los rostros cansados y tristes de sus papás les acompaña una última noche a la quien fue su pequeño retoño.
María Angélica, su muerte no causó impacto en las noticias como la muerte horrenda de la niña Fátima, pero su muerte se suma a la lista de niñas asesinadas que nunca tuvieron esperanzas de vida por políticas de gobiernos patriarcales que propician asesinatos y feminicidios en México.
El conflicto no resuelto del caso de desplazamiento forzado de las compañeras y compañeros del barrio “Río Jordán”, ha cobrado una vida inocente, mientras las autoridades y habitantes partidistas de “Río Jordán” responsables materiales del desplazamiento forzado de los compañeros Abejas, siguen negando que hayan violado derechos humanos. Se empeñan a hacer declaraciones falsas de que nuestros compañeros, entre ellos el papá de la niña María Angélica, se desplazaron “voluntariamente” por “no cumplir obligaciones” de la comunidad. Estos tipos de declaraciones son las mismas que hicieron los paramilitares en el año de 1997 cuando quemaron casas, robaron pertenencias, desplazaron a las bases zapatistas y a miembros de Las Abejas. Lo más aberrante, es que los que ahora son agresores de las compañeras y compañeros del barrio “Río Jordán”, en ese entonces denunciaron desesperadamente que los estaban matando paramilitares priistas y el mal gobierno, los mismos de quienes ahora se hicieron amigos y compadres. Pareciera increíble, pero esa es la realidad.
A la niña María Angélica la mató la impunidad, la indiferencia del estado, la falta de voluntad política del presidente municipal de Chenalhó para priorizar el arreglo de este conflicto. A María Angélica la mató la envidia de los partidistas del barrio “Río Jordán”, porque no entienden el sueño y la práctica de construir un mundo diferente al que nos han metido a la cabeza los patrones, los ricos y los malos gobierno.
La niña María Angélica nunca entendió todo este contexto del conflicto, y ya no va a entender porque se le privó el derecho de crecer para participar en este caminar de la construcción de un mundo mejor y compatible con la paz y la libertad.
María Angélica sólo supo que aquí en este mundo se mata a las niñas como a Fátima, como a otras niñas que son desaparecidas, violadas y asesinadas.
Hermanita María Angélica, perdóname por extenderme en mi escrito, además por escribír en español que no es nuestra lengua verdadera. Sí, tal vez para qué escribir si no llegaste a aprender a leer, si sólo aprendiste a hablar el lenguaje verdadero de las niñas y niños, el lenguaje de la inocencia y de la verdad. O tal vez es mi indignación interior que me animó a escribir o porqué aquí un día 22 de diciembre mataron a muchas niñas que tenían la edad como tú la tuviste; 4 mujeres les abrieron el vientre, 4 bebés nunca vieron la luz del mundo, solo su maldad vestido en paramilitares priistas de Chenalhó. María Angélica, hermanita, tal vez esa es una de las razones que me hicieron escribir estas líneas.
Ahora que te veo descansando en la casa de la “Virgen la Masacre”, sentados para velarte una última noche. Te quiero decir que lleves nuestras palabras a nuestras abuelas y abuelos, a nuestras ancestras, a nuestras formadoras. Platícales que la vida en este mundo está putrefacta, ya ellas decidirán qué hacer al respecto, qué les conviene hacer y enviar a este mundo.
Niña, hermanita María Angélica, el cielo supo de tu partida de este mundo, el cielo llora así como tus papás y familiares. Llueve en Acteal, neblina espesa y fría nos abraza. Tú niña hermanita, vuela a donde debes ir, nunca nos olvides, tus recuerdos se quedarán grabados en nuestros corazones. Anda tranquila, niña desplazada, niña eterna, niña justicia, niña retorno, niña viento, niña lluvia.
27 de febrero, noche fría y lluviosa en Acteal, año 2020
Ja Ajpu, víctima de desplazamiento forzado desde los hechos previos a la masacre de Acteal y miembro de Las Abejas de Acteal.