El Segundo Martirio de Martin Luther King

Muy pronto, cada estación y cadena de televisión y muchas radioemisoras del país transmitirán sus secuencias de archivo o grabaciones de Martin Luther King, hijo., su rostro guapo y oscuro, brillante en medio de un mar de rostros oscuros, captado en su momento de triunfo: el discurso titulado “Yo Tengo un Sueño” pronunciado en Washington.

Con todo gusto difundirán la imagen de este hombre poco peligroso, el reverendo doctor Martin Luther King, hijo., el que habló con nobleza y elocuencia de los sueños.

Pocos se atreverán a transmitir lo que dijo en la iglesia Riverside en la ciudad de Nueva York. Allí, un Martin más maduro y sabio habló, no de los sueños, sino de las realidades, de las injusticias sociales y económicas, del militarismo estadounidense rampante y de la pesadilla del racismo blanco.
Un señor que lo acompañaba, que también se convirtió en reverendo posteriormente, fue Vincent Harding, un hombre que amaba a Martin y lo conocía como hermano y no como un ícono. El reverendo doctor Harding quería que los demás conocieran al Martin que él conocía y por eso escribió un libro titulado Martin Luther King: El Héroe Inconveniente, publicado en 1996 por la editorial Orbis.

Harding nos enseña que King cayó en el pozo de la traición cuando se opuso a la guerra en Vietnam. King fue reprendido con dureza cuando abordó el tema de la guerra. Algunos críticos dijeron que se desviaba de la cuestión de los derechos de los negros. Otros temían a la terrible ira del presidente Lyndon Johnson, intolerante a la más mínima oposición a su política destructiva, especialmente a la oposición de un negro ––Martin Luther King. Algunos consejeros de la misma organización de King, la Conferencia Sureña del Liderazgo Cristiano (SCLC) se opusieron a su papel en el movimiento anti-guerra por haber visto la manera en que sus aliados blancos y liberales retiraron su apoyo económico a los jóvenes radicalizados del Comité Coordinador Estudiantil No-Violento (SNCC) cuando estos se atrevieron a actuar en solidaridad con los vietnamitas resistiendo la intervención de Estados Unidos.

Ante todo esto, y en parte debido a todo esto, King persistió en su postura. Su discurso de Riverside, pronunciado precisamente un año antes de su asesinato fue el resultado más notable de su decisión. De inmediato, el compás de la feroz crítica se intensificó. Se escuchó desde varios lados, incluso de unos personajes negros como Jackie Robinson, Roy Wilkins, Whitney Young, and Carl Rowan.

El reverendo doctor Harding también recuerda que el periódico dizque liberal Washington Post criticó al doctor King por “haber hecho alegaciones cáusticas y dañinas, deducciones que no documentó y que era incapaz de documentar”. Al parecer de los editores del Post: “Muchos que le han escuchado con respeto nunca jamás le tendrán la misma confianza. Él ha disminuido su propia utilidad a su causa, a su país y a su pueblo”.

Ese Martin Luther King ––crítico de la guerra, activista por la justicia económica, abogado por los pobres–– se había vuelto, para Harding, “el héroe inconveniente”. Sostiene que “ese King ha desaparecido casi por completo de nuestra historia mediática y blanqueada”.

 

Si no fuera por gente como Vincent Harding, eso sería cierto.

Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.

Derechos reservados Mumia Abu-Jamal 2007

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