La caravana migrante pasó la noche a orillas de la carretera Guadalajara-Tepic, a la altura del Arsenal, Jalisco, luego de que el gobierno de la entidad les negó el transporte con destino a Nayarit. Los hondureños señalaron en un comunicado, que el gobierno incumplió su promesa y los dejó varados en una zona sin alumbrado público ni servicio de transporte. Al mismo tiempo, el frente frío número 10 entró al país.
Los centroamericanos señalaron que los autobuses fueron insuficientes: 65 camiones para los 5 mil 675 migrantes. Además denunciaron que el Secretario de Gobierno, Roberto López Lara, afirmó que no contaban con recursos ni comida para sostener la estancia de la caravana, por lo que los sacó a las orillas de la entidad, el camión no llegó al destino previsto: Nayarit.
Un joven hondureño señaló que esperó durante cinco horas para arribar a un autobús, por lo que decidió avanzar: «Continuamos a pie como venimos, desde San Pedro Sula, Honduras. ¿No vamos a caminar? Vamos a seguir caminando porque solo así», aseveró mientras emprendía marcha para dejar el albergue Benito Juárez. A lo lejos se escuchaban los gritos que indicaban que a los vehículos abordarían únicamente mujeres y niños.
En días pasados, el gobernador del estado, Jorge Aristóteles Sandoval, inauguró el campamento, habló del trato adecuado a los migrantes y aseguró: «el desplazamiento humano pues lo obliga a querer buscar mejores espacios y lo único que hacemos es generar condiciones y ser solidarios».
Los migrantes evidenciaron que los coordinadores impidieron el acceso a los alimentos, pues estaban destinados para quienes abordaran los autobuses. Los suministros permanecieron en el albergue luego de que la caravana se marchó.
El éxodo responsabilizó de cualquier incidente a Jorge Aristóteles Sandoval, por «poner en peligro la integridad física, la seguridad y la salud de miles de familias con niños».
