Lerma, Estado de México
«No es para festejar, sino para hacerles saber que aquí seguimos resistiendo» dice Alicia Bustamante, una de las mujeres de la comunidad, refiriéndose al «Diálogo de Saberes: Defender la vida, defender la montaña» que realizaron a un año de la incursión ilegal de Grupo Higa. El pueblo Otomí ha resistido por 10 años, negándose a desaparecer.
El proyecto carretero avanza cada día más. La conjunción asfalto-despojo-contaminación, se implanta en los lugares del Estado de México en donde todavía se respiraba un poco de aire limpio.
El 22 de abril de 2016, maquinaria de Grupo Higa en conjunto con la policía estatal derribó la casa del doctor Armando García, habitante de la comunidad indígena San Francisco Xochicuautla. Su casa se situaba en un tramo de los 960 mil metros de bosque que pretende devastar la carretera de cuota Toluca-Naucalpan.
El diálogo, además de ser un ejercicio de memoria colectiva, sirvió para conocer los aprendizajes que ha dejado este proceso, cómo resistir ante los proyectos de despojo y destrucción que brotan por minuto en todo el país.
América del Valle, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, aclaró que no hay una receta, en cada pueblo hay una experiencia diferente. «Tenemos una casa demolida pero se sigue edificando victoria moral, tan necesaria para estos tiempos como el aire que necesitamos, para soportar los tiempos adversos que tenemos en el estado de México, en México y en el mundo entero» concluyó.
En recientes días también ha pronunciado el Semillero Itinerante del Estado de México, una agrupación de organizaciones y habitantes de este lugar, quienes afirman que «frente a la aplanadora priísta y su plan arrollador» alzan la voz para comenzar un fuerte proceso de información y resistencia. Las elecciones se acercan y este grupo -del que es parte la comunidad indígena Xochicuautla- se niega a ser un bastión del PRI, partido que ha entregado a los pueblos, en manos de los dueños de mega-proyectos.