El 13 de noviembre, a diez años de la cruel masacre en la comunidad Viejo Velasco, municipio de Ocosingo, Chiapas, se realizó una peregrinación para conmemorar el “dolor e indignación” en memoria de las personas asesinadas y desaparecidas. Esta masacre fue perpetrada por 40 civiles Sub-comuneros de Nueva Palestina y de la comunidad Lacandona, acompañados por un grupo de 300 elementos de la Policía Sectorial de Chiapas; cinco Fiscales del Ministerio Público; dos Peritos; el Comandante Regional Zona Selva de la Agencia Estatal de Investigación con siete elementos a su mando y un representante de la Secretaria de Desarrollo Social, que portaban armas de alto calibre. Fueron asesinados Antonio Mayor Benito Pérez, Filemón Benítez Pérez y María Núñez Gonzáles, además de cuatro personas desaparecidas -Miguel Moreno Montejo, Antonio Peñate López, Mariano Pérez Guzmán y Pedro Núñez Gonzáles-, todos indígenas Ch’oles y Tseltales que vivían en Viejo Velasco.
Al día siguiente, Diego Arcos Meneses y tres habitantes más de la Comunidad Nuevo Tila, que se localiza a una hora de distancia, fueron a ayudar a las víctimas, limpiando las heridas de los lastimados; alimentando a los sobrevivientes de la masacre con frijol y frutos del campo, llevando ropa para cubrir a los niños y adultos; fueron sorprendidos por la Policía Estatal mientras brindaban ayuda. Diego pasó un año en el reclusorio, acusado de homicidio calificado y fueron giradas órdenes de aprehensión para Juan Peñate, Antonio Álvarez, Domingo Álvaro y Alejandro Álvaro.
Mientras caminamos la peregrinación, nos acercamos a Diego, quien hizo memoria y recordó la injusticia que vivió tras los hechos en Viejo Velasco:
“El 14 de noviembre yo fui, como soy promotor de salud, fui a auxiliar a las personas y… llega la ley y me pescan a mi, me traen aquí en Palenque en el Ministerio público, estuve 72 horas ahí y luego me arraigan en la quinta Pitiquito tres meses injustamente. A mi me culpan de que yo los maté a mis hermanos. Cuando yo estuve arraigado ahí me fabrican los delitos de que yo fui culpable de ese homicidio; me trasladan al reclusorio numero 17 de Playas de Catazajá 9 meses y 20 días recluido”.
En el Boletín informativo emitido el 13 de noviembre por parte de los Familiares de víctimas y victimas sobrevivientes de la Masacre, así como por la Coordinadora de organizaciones Sociales CDLI- Xinich’, Tsoblej Yu’un Jwocoltic, UCISECH y la Misión Santísima Trinidad, dan a conocer que en junio de 2007 se encontró una osamenta junto con una soga y restos de ropa en el camino de viejo Velasco a Paraíso, cubierta de vegetación. El Ministerio Público se hizo cargo en levantar esos restos. Sin respeto ni piedad recogieron los huesos. Los dos restos los pusieron en una sola bolsa y se los llevaron, negándo el derecho de saber la verdad durante cuatro años respecto a la identidad de la osamenta localizada.
Este es otro ejemplo de la fabricación de “verdades” torcidas alrededor de desapariciones forzadas por parte del gobierno mexicano. Un punente entre Viejo Velasco y Ayotzinapa, además de la participación de los Expertos Forenses Argentinos en la localización y estudios de los restos óseos, en Viejo Velasco el gobierno sembró pruebas después de ocho meses de las desapariciones, en este caso “huesos frescos” que no coincidían con las personas ausentes forzadamente. Así lo narra Tatik Manuel, quien forma parte de El Comité de Defensa de las Libertades Indígenas CDLI Xinich:
Hasta los 8 meses encontramos los huesos, les avisamos, pero sin respetar ese osamento, ese hueso, sino que tiraron como si fuera basura, metieron junto en una bolsa y no nos dieron la respuesta si es familiar; después pedimos porque fuimos con el experto argentinos y cuando nos dijeron que era un hueso fresco que todavía está con carne, le dijimos que esto no es. Entonces el Equipo Argentino dijo el gobierno no está haciendo bien su trabajo. Así que lo presionamos, y nos dieron el hueso y ahí es cuando vimos que es ahí el gobierno que está haciendo toda esta masacre. Cuando en ese tiempo supimos que es la familiar entonces saben dónde están los dos más que están desaparecidos, esos dos el gobierno sabe muy bien dónde los tiene, y los queremos con vida, los queremos vivo a esos compañeros. Nosotros pensamos ya no vamos a confiar con estos gobiernos, porque nunca han hecho el trabajo como si hagan la justicia… por eso esto ya no van a servir.
En la peregrinación también participó una delegación de la Sociedad Civil de las Abejas de Acteal, quienes se solidarizaron porque “también su dolor, su indignación, es nuestro dolor. Porque también lo hemos sentido como ocurrió en la comunidad de Acteal, pero también sabemos quiénes fueron los responsables y quienes fueron los autores intelectuales de ésta masacre” (Lee el comunicado completo: Chiapas y México están cubiertos de impunidad).
Los pueblos del estado de Chiapas han recorrido un largo camino desde abajo en la construcción de la otra justicia frente a las muros de impunidad que ha impuesto el gobierno mexicano. La lección está aprendida, ya lo dijeron los pueblos asistentes al Foro Caminando La Otra Justicia en el mes de octubre del año 2015: “De tanta impunidad, mentira, cinismo e hipocresía del mal gobierno, hicieron que nuestros ojos se abrieran, nuestros oídos escucharan los gritos de dolor por la injusticia, y así nuestro corazón y pensamiento nos dicen que la Justicia Verdadera, digna, duradera, humana y cabal no la va a dar el mal gobierno… La justicia verdadera vendrá de quienes estamos construyendo desde abajo”