Ejecución en Oklahoma

Forcejeó. Se retorció. Gimió. Se quemó.

Clayton Lockett, sujetado a la camilla de muerte en el Departamento de Correcciones de Oklahoma, pronunció palabras, gesticuló, y según informes, pataleó durante 43 minutos después de que se le inyectaron en las venas un coctel tóxico para matarlo. Ese coctel –una mezcla experimental de químicos diseñados para detener su respiración y parar su corazón con un mínimo de dolor–– no funcionó, porque él aparentemente nunca quedó inconsciente.

Aproximadamente diez minutos después de que se suspendió la ejecución, Lockett sufrió un paro cardiaco y dejó esta vida.

 

Los estados que mantienen la pena de muerte están probando varias combinaciones porque las empresas químicas internacionales ahora se niegan a surtir la máquina de muerte estadounidense.

 

Al no poder obtener los fármacos para las ejecuciones, los estados literalmente están conduciendo experimentos, y como la ejecución de Lockett demuestra, lo están haciendo mal.

 

El estilo de muerte estadounidense es torpe; guarda un asombroso parecido con la tortura. En el caso de Lockett, sus venas literalmente explotaron debido a la presión de la inyección.

 

El sistema de la pena de muerte en Estados Unidos es la tortura ––la presión psicológica del prolongado aislamiento en una celda, un castigo conocido como “el confinamiento en solitario”; después de que muere el alma de una persona, el veneno se inyecta en su cuerpo.

 

El estilo de muerte estadounidense.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

-© ’14 maj
4 de mayo de 2014
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México

http://amigosdemumiamx.wordpress.com/2014/05/12/ejecucion-en-oklahoma/

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