Contaminación del Rio Santiago, El Salto, Jalisco

RIO SANTIAGO, EL SALTO, JALISCO

Animadxs por el interés de conocer y amplificar la voz de quienes luchan y resisten para proteger su territorio, visitamos a finales de diciembre del 2013 el municipio de El Salto, lugar donde, desde hace casi una década, existe un movimiento en defensa del territorio organizado alrededor de la asociación Un Salto de Vida (limpiemoselsalto.blogspot.mx). El movimiento exige visibilidad y soluciones al grave problema ambiental y de salud pública provocado por una parte por la presencia de industrias de todo tipo que vierten al terreno sus venenosos desechos, y por otra parte por la existencia de un basurero que recibe diariamente toneladas de basura.

Sophia, joven activista de Un Salto de Vida, nos ha acompañado en un recorrido por la zona, explicándonos las causas y las terribles consecuencias de la contaminación de tierras y aguas, y las motivaciones y prácticas de quienes están luchando con el fin de devolver a lxs habitantes un ambiente de vida digno.

 

HISTORIA DE LA DESTRUCCIóN DE UN TERRITORIO

El Salto1 es uno de los 125 municipios del estado de Jalisco, ubicado a 25 km al sureste de la capital, Guadalajara, y la segunda área urbana más poblada del país con 4 millones y medio de habitantes oficiales.

Nace en la orilla del Río Santiago, allí donde hay una gran cascada que da el nombre al municipio. En la otra orilla está el municipio de Juanacatlàn, núcleo mucho màs antiguo, donde originariamente vivía el pueblo de lxs Cocas.

Un tiempo a la cascada le decían el Niágara de México, por la cantidad de agua, riqueza de flora y fauna, y bellezas paisajísticas. Lxs abuelxs y padres de Sophia recuerdan que el río y su cascada representaban el centro de la vida del pueblo.

Ahora lxs jóvenxs nacen al lado de uno de los ríos más contaminados de México y Sophia nos cuenta que cuando era pequeña había una espuma blanca espesa que cubría el río y que se iba volando por la ciudad. Aquella espuma, junto a un olor insoportable que ha apestado durante años toda la zona, eran la señal concreta de la enorme contaminación del agua que contiene zinc, plomo, mercurio, arsénico, cianuro, nitrato y otros venenosos metales pesados vertidos en el suelo y en el río por las empresas.

Se recuerda que la primera industria en el cauce del río Santiago se inició a principio del siglo XX, impulsada por Porfirio Díaz. Se trataba de una gran industria textil que llenó el lugar de trabajadorxs, formándose un primer núcleo urbano. En los años siguientes muchas más empresas se han ido instalando en la zona que, entre otras cosas, era muy adecuada para la producción industrial, por la escasa presencia humana y la cantidad inmensa de agua, necesaria para el funcionamiento de la maquinaria.

Este proceso de crecimiento industrial y urbanístico ha seguido ininterrumpido hasta hoy: en 1979 casi todo el territorio se lotiza y se vende para uso industrial y en apenas dos años, es decir desde el 1980 hasta el 82, en la zona se habían instalado 38 empresas, mientras que en el 85 ya se cuentan 62.

Actualmente hay alrededor de 400 empresas en el cauce y a esta parte de México le dicen “el Valle del Silicio”. Entre las empresas transnacionales están: IBM, Honda, Disney, Urrea, Ericsonn y otras, las cuales producen petroquímicos, componentes electrónicos, metales pesados, coches, zapatos, ropa, agroquímicas, billetes del banco de México, entre otras cosas.

 

EL SALTO: UN PROBLEMA COMPLEJO

Las empresas envenenadoras

 

La falta total de regulación hasta los ’90 y la recién introducción de leyes “cajones vacíos” hace muy fácil la vida a los empresarios que aquí pueden producir a bajo costo sin preocuparse de sus desechos ni de las consecuencias ecológicas y de salud pública. Por ejemplo, la empresa Mexichen antes Penwalt del Pacifico que produce gas-cloro, elemento químico altamente tóxico, se instaló a un kilómetro y medio de distancia de El Salto y, hace poco, construyeron un fraccionamiento a casi 500 metros de dicha empresa.

Las industrias que manejan peligrosos componentes químicos tendrían que procesarlos y aislar sus residuos en sitios de confinación segura. El problema es que, al estar éstos situados dentro de una propiedad privada, no se puede investigar su presunto funcionamiento ni el tratamiento real de todos estos químicos que se están encontrando en el río Santiago.

A principio de los años 80 comenzó a aparecer la espuma en el río, acompañada de peces muertos, hecho que confirmó la falta de precauciones por parte de las industrias y el desinterés de las autoridades en investigar el problema.

Paradójicamente, muchas de estas industrias nacionales y transnacionales son denominadas de “responsabilidad social” por el simple hecho de financiar campañas ecologistas en otros lados del mundo (por ejemplo la del oso polar) o por invertir en proyectos de “energías verdes”, con el fin de alcanzar las tramposas reglas y cuotas del Tratado de Kyoto para seguir contaminando sobrepasando los límites permitidos. Sophia nos comenta que IBM está considerada entre las empresas más “ecoresponsables” de México y del mundo.

 

El grave problema de Salud Pública

 

Para las comunidades que vivían en las orillas del río Santiago, el agua siempre fue fuente de vida y sustento, mientras ahora, esta misma agua se ha convertido en una amenaza y los vértidos tóxicos han dañado toda la cadena del ecosistema local.

En los últimos 20 años han ido aumentando las muertes por tumores en los pueblos de la zona2. Se llega a encontrar hasta 1090 contaminantes oficialmente reconocidos en el río (por ejemplo zinc, plomo, arsénico, mercurio, cianuro) y estas muertes hay una clara relación, pero al parecer no tan clara con los poderosos que no quieren asumir responsabilidades:

Ha sido muy fuerte el caso de Miguel Ángel, un niño de ocho años que en 2008 se cayó accidentalmente en el río y a los pocos días se murió. Después de la autopsia se descubre que la cantidad de arsénico en la sangre era mucho mayor a lo consentido por las normas internacionales, aplicadas a las descargas puntuales sobre los cuerpos de agua. Una vez denunciado el caso, el gobierno cambia rápidamente sus normas y límites, para que el porcentaje de arsénico encontrado en la sangre esté dentro de la legalidad.

La asociación ha hecho por su cuenta unas encuestas populares de salud y los resultados son preocupantes: cada familia ha tenido o conoce alguna persona que se les han muerto, y la gente vive con el miedo a enfermarse.

 

– El basurero: otro eco-monstruo para el territorio

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Para empeorar la situación en El Salto, se suma también la presencia de un enorme basurero Los Laureles. Nacido como tiradero, en 1984 viene reconocido y legalizado por parte
de las autoridades y se deja la gestión a una empresa Caabsa-Eagle hoy solo Caabsa. El basurero absorbe una enorme cantidad de desechos producidos por Guadalajara y alrededores: El Salto, Juanacatlàn, Tlajomulco, contar la nefasta historia de El Salto a través de las caras de sus habitantes.

Tonalà (se trata de 5 toneladas por día aproximadamente), más todos los residuos de las empresas privadas de la zona.

La manera en que se dio la concesión del basurero y también la manera en la que la empresa la gestiona deja, por lo menos, algunas dudas. El territorio no ha sido previamente preparado para toda esta basura, por ejemplo falta una geomembrana para defender el terreno y los ojos de agua de los líquidos químicos que salen del vertedero.

Además, la concesión se dio para una gestión de la separación de la basura y, por el contrario, la cantidad dividida adecuadamente es mucho menor: en 2009 de 4300t/día sólo se procesaba el 10% aproximadamente.

Los primeros daños son ya visibles: a Tolototlán, uno de los pueblos originarios de la zona, habitado por poblaciones autóctonas, el agua desde siempre purísima, se ha vuelto de repente densa y color “Coca-Cola”.

Además, todavía siguen expropiando nuevas tierras, cultivables, ya que recientes proyectos quieren ampliar el área del vertedero, en el cual también se incendia como en Mayo del 2006 duro prendido 6 días, llenando de humos tóxicos altamente cancerígenos (Dioxinas y Furanos) a las poblaciones, sin que sea respetada ninguna reglamentación sobre los humos venenosos emitidos.

 

La farsa de la Planta de tratamiento de agua

 

En 2012 el gobierno intentó encubrir el tema dando una solución de cara al problema de contaminación masiva. Se trata de la instalación de una planta de tratamiento de aguas, una de las más grandes de América Latina, que costó 858 millones de pesos abonados con dinero público sin contribución alguna por parte de las empresas privadas, las cuales son las principales responsables de los daños.

Sophia nos cuenta que entre los tiempos de formación y la reducida capacidad en temporada lluvias (3-5 meses el año) su función es casi inútil porque el río trasborda contaminando con su agua las tierras aledañas. Efectivamente sirve durante 6 meses al año pero limitadamente: son filtrados 2250 lit/seg, mientras el cauce del Arroyo del Ahogado afluente del río Santiago es de 78 mil/seg; esto sin tener en cuenta que el agua tratada se tira nuevamente al río. Finalmente, con este sistema, de los 1090 contaminantes se están tratando solamente nitrito, nitrato y fosfato, “los que provocan la espuma y el mal olor”. Si es cierto que la espuma y el olor ya se han desaparecido, el problema regresa en temporada de lluvia.

Este mega-proyecto, maquillado por el gobierno como una gran victoria, lejos de resolver los problemas reales, sirve sólo para enriquecer a algún empresario amigo y golpear la resistencia territorial, mientras las industrias continúan descargando sus venenos en el agua y la población sigue enfermándose y muriendo.

 

LA RESISTENCIA TERRITORIAL

Cuando las consecuencias del desastre ambiental y de salud fueron demasiado visibles para ser ignoradas (la espuma en el río, el olor, el aumento de tumores entre la población) una parte de los habitantes de El Salto Juanacatlán empezaron a organizarse para denunciar públicamente el envenenamiento y la destrucción de su territorio y para exigir a las instituciones públicas una solución a este grave problema.

El movimiento de resistencia territorial se organiza alrededor de la asociación Un Salto de Vida, la cual lucha por un ambiente de vida digna para las comunidades de la zona. Organizando diferentes iniciativas, plantones, talleres y recorridos informativos cerca del río, hacen contrainformación constante y exigen a voz alta una solución viable y a corto plazo para salvar su territorio del envenenamiento.

A pesar de la firmeza de la asociación y las acciones hechas para denunciar a varios niveles la situación inaguantable del territorio hasta ahora no se nota una verdadera voluntad, ni por parte de quienes gobiernan, ni por parte de las empresas, para solucionar la cuestión realmente.

El problema no se analiza de manera orgánica. Por ejemplo, la planta de tratamiento, en el hipotético caso de que funcionara, no sería sólo que un pequeño remedio a un problema mucho mayor, que tendría que enfrentarse desde las raíces, con controles más estrictos y leyes más rígidas para las empresas de la zona.

 

LOS OBSTACULOS A LA LUCHA

Son muchos los factores que hacen complicado compactar una resistencia territorial amplia que reivindique un ambiente de vida limpio, natural y digno.

– El crecimiento urbanístico y demográfico de las últimas décadas ha producido importantes cambios socio-culturales. En los tiempos de los padres de Sophia, el río Santiago era una fuente de vida, mientras ahora es sinónimo de muerte y a los jóvenes no les queda más salida que venderse como mano de obra barata a alguna de las empresas de la zona. Cabe subrayar que muchas de las secundarias de la zona están enfocadas a la formación técnica, condenando a los jóvenes a un futuro industrial en una zona contaminada.

Además, la zona de la cascada del río Santiago era muy poco habitada, con pocos y apartados pueblos, y el mismo El Salto era un pequeño núcleo habitativo que después ha crecido a causa de industrialización que se desarrolló en muchas área del occidente de México. Esto provoca que los nuevos habitantes tengan un enlace con el territorio que se basa en el trabajo y, en este sentido, el sentimiento de pertenencia y de identidad es bien diferente de los que viven allí desde varias generaciones y que conocieron el río y la cascada antes de la fase tóxica.

– Las industrias, ante las acusaciones y a la contrainformación hecha por el movimiento territorial, amenazan con trasladar a otro lugar sus establecimientos, hacen mobbing a los trabajadores activos en la lucha territorial y utilizan políticas de asunciones que favorecen a los trabajadores que no son residentes en los municipios, no involucrados en la resistencia.

– Los intereses económicos y la corrupción de las autoridades No es un secreto que unos activistas fueron amenazados explícitamente, hasta el punto que algunos prefirieron alejarse temporalmente.

 

CONCLUSIONES

Las empresas se pasan de una a otra la responsabilidad, amenazando de trasladarse a otro lado en el caso en que los controles se hagan más estrictos (con las consecuencias con respecto a la ocupación laboral) y, por otra parte, el gobierno y las instituciones ofrecen soluciones de cara, como la última inversión millonaria en una planta de tratamiento de aguas, que no resuelven el verdadero problema de las sustancias intoxicantes presentes en el río y absorbidas por el terreno.

La historia de El Salto muestra perfectamente algunos de los lados obscuros del moderno modelo de desarrollo basado en la industrialización y urbanización feroz: en no
mbre del crecimiento de una ciudad como Guadalajara (actualmente el tercer núcleo económico del país) y del desarrollo del territorio de Jalisco, una entera zona rural, habitada desde la antigüedad por poblaciones autóctonas y de floreciente naturaleza, ha sido sacrificada y destruido su medio ambiente y su identidad.

Cuando las industrias comenzaron a llegar en esta zona, los habitantes de los pueblos creyeron al cuento “que pronto entraran en el primer mundo, que su nivel de vida habría mejorado, que beneficios y riqueza habrían sido para todos”.

Al contrario, como en muchas otras historia de áreas destinada “al progreso”, a enriquecerse siempre son unos pocos, mientras las comunidades pagan el precio de todas las nefastas y destructivas consecuencias ambientales y de salud pública, inherentes a los procesos de industrialización.

Para comprender cuánto este fenómeno del “progreso” basado en la industrialización es ambiguo, hay que decir que el municipio de El Salto es el segundo de Jalisco por riqueza producida (PIB), pero al mismo tiempo es el municipio más pobre de la periferia de Guadalajara.

Todavía la lucha sigue, en El Salto y en sus alrededores sigue la contra-información y la organización de eventos por la asociación Un Salto de Vida, el último hasta el momento fue en Octubre 2013, el 5° Festival Cultural por un Ambiente Sano, en la plaza publica de la ciudad.

“Nosotr*s deseamos que el capitalismo no tenga futuro, pero sí este es un objetivo demasiado ambicioso esperamos que a las empresas envenenadoras se les pongan reglamentos más estrictos y que se les cobren el daño humano hecho a las familias que están viviendo muchos lutos inesperados”

 

Capitalismo Verde

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Cultivos y locura alimenticia

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Historia de Sophia

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Las industrias contaminantes

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Notas de pie de página:

1 https://maps.google.it/maps?q=El+Salto,+Jalisco,+Messico&hl=it&sll=41.442726,12.392578&sspn=6.33985,14.128418&oq=el+salto+jalisco+&hnear=El+Salto,+Jalisco,+Messico&t=m&z=14

2 A este enlace: http://paulaislas.com/paraiso-perdido.html, señalamos el trabajo de fotoreportaje que hizo Paula Islas para contar la nefasta historia de El Salto a través de las caras de sus habitantes.

 

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