La comisión de la Otra Tabasco estuvo lista para partir a las 3:50PM tiempo de la antigua San Juan Bautista. Se tomó la carretera Escárcega-Areopuerto y vimos las nubes aborregadas y a la mitad del camino la lluvia decidió acompañarnos entre pausas y chipi-chipi.
La misión: Llegar a Candelaria, Campeche a recoger al delegado y su comitiva de la otra campaña, abajo y a la izquierda, justo donde queda el corazón.
Para llegar a Candelaria hay que pasar el entronque de Emiliano Zapata y la comunidad de Chablé. Una indicación se leía: había que doblar a la derecha para llegar a nuestro destino. Sólo en carretera se opta por la derecha.
Una señal nos reveló que Candelaria tiene 8033 habitantes. Entramos a las 7:30PM. Contactamos por el indispensable celular a los compañeros de la Otra Campeche y nos dijeron que seguía el mitin en el parque. Nos dirigimos a la plaza con señas de cómo llegar de algunos lugareños que pasaron en bicicleta.
Al llegar y bajarnos de la vagoneta blanca que llevamos, oímos la participación de una maestra que reclamaba el olvido y la poca atención en materia educativa que sufre el llamado sureste mexicano. Mantas rodeaban al escenario: El partido comunista, grupos de Paris, imágenes de Lenin. Los fotógrafos, reporteros, adherentes y simpatizantes de la Otra Campaña, estuvieron atentos cuando el delegado, con las manos hacia atrás, hizo uso de su palabra sencilla. Al usar su voz, la lluvia de flashazos dio inicio y todos a la escucha:
Los pasos que a partir de mañana se completan en el sureste Mexicano van a hacer temblar la tierra, y no van a estar solos. Ese temblor de guerra que va a empezar a recorrer todo el país, no armada, sino la guerra del que hace y el que quiere luchar por sus derechos; van a empezar a sumarse desde México hasta los latinos y mexicanos en Estados Unidos.
Terminando el sub empezaron los vivas y proclamas al EZLN. El cordón de seguridad llevó al delegado a la vagoneta blanca que ha estado llevándolo después de su aventura en moto y a caballo. Fuimos a nuestro vehiculo y seguimos a la caravana. Al llegar y estacionarnos enfrente de la casa en la colonia San Martín, nos abordaron los compas de la Otra Campechana y nos preguntaron quiénes éramos. Nosotros
por supuesto respondimos: somos la Otra Tabasqueña.
Entonces nos hicieron pasar a la casa de madera, pintada de verde pistache, donde el delegado nos esperaba para ponernos de acuerdo en las actividades en tierra de chocos.
Quedamos de acuerdo de irnos a las 6:00AM.
A un lado, (izquierdo) de la casa donde pernoctó el subcomandante, se encontraban señoras repartiendo café, sopa y frijoles. Los 34 acompañantes que se han unido desde Chiapas a la otra campaña cenaron con nosotros. Conocimos a franceses, españoles y chilangos que le entraron sin miedo al chile habanero. Después de velar un rato la casa verde y dejar a los de seguridad custodiando la puerta, la caravana se dirigió a donde pasaríamos la noche: La iglesia y la casa donde los dos sacerdotes de Candelaria hacen su trabajo divino. La vagoneta de la Otra Tabasco como es grande, se pudo con cierta incomodidad pasar la noche en ese vehiculo. Al día siguiente dirigiríamos la caravana rumbo a Villahermosa.
Los mosquitos nos zumbaron en los oídos, la lluvia siguió con sus pausas y aun así los insectos regresaban con más bríos. Por fin dieron las 5:30AM y nos levantamos con algunas ronchas que pasarían desapercibidas por la emoción de iniciar el recorrido.
Nos echamos agua en la cara y sacamos el vehiculo junto con los otros compas de la caravana y sus respectivos automóviles.
A la seis llegamos a la calle 2-A en la colonia San Martín. Mis compañeros no quisieron tomar café. Las doñas seguían sirviendo de sus ollas a fuego lento, mis compas de la Otra Tabasco no querían pararse en ningún momento para ir al baño.
A las 6:30 salimos de Candelaria rumbo a carretera. Al iniciar el trayecto se nos unieron tres camionetas, federales de caminos. Iban adelante de nosotros, a unos doscientos metros de distancia.
El convoy zapatista entró a tierra de tabasqueños a las 10:00AM. Nos enteramos de que Roberto Madrazo, después de su deplorable presentación en Hidalgo donde los estudiantes lo abuchearon, iba a renovar ánimos en Villahermosa. Unos 75 volteos lo esperaban en la entrada de la ciudad. Más de 20 kilómetros de lambisconería. Al entrar el convoy de la Otra Campaña, los borregos balaron al cerdo mayor sin saber que su ceguera les hacia saludar a La Otra, la buena, la de la gente pobre y siempre maltratada y olvidada. La Otra ya estaba en territorio de “presidenciables”, listos para iniciar la plenaria de adherentes a puerta cerrada. Primer día de actividades.
Continuará…