El fantasmagórico Tren Maya

El tren maya pasará. Pero no se sabe por dónde.

«Somos considerados los más pequeños, pero la voz sale de nuestro corazón», dice un indígena chol posado frente a Andrés Manuel López Obrador. El oriundo viste un traje de manta blanca con una pañoleta roja en el cuello. El copal se esparce por todo el ambiente. «Todo lo que estamos haciendo aquí es porque también respaldamos su gobierno. Que la construcción del lukum ik, que es en nuestra lengua chol, Tren Maya, sea por el bien y para el bien de nuestros pueblos indígenas».

El sitio arqueológico de Palenque es testigo de la ceremonia. Es domingo. Un 16 de diciembre de 2018. El inicio de la construcción del Tren Maya es celebrado con un ritual que encabeza el presidente del país y 12 personas que provienen de comunidades indígenas de Chiapas.

Un chorrito de aguardiente suena en la tierra. Una pala se impacta y abre el piso. Las manos de los asistentes entierran tortillas y pollo. Alrededor, las mujeres observan. Es la costumbre, afirma uno de los representantes: «Nosotros le ofrecemos a la tierra una comida y aguardiente para que dé fruto, para el desarrollo de México».

Dos indígenas levantan las manos y entre humo piden permiso para construir el proyecto que recorrerá cinco estados del país: Yucatán, Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo. Todos los chiapanecos se abrazan con los funcionarios y a los alrededores caminan trabajadores de obra, con sus chalecos naranjas. Tensan las piernas para hacer rodar las llantas de una carretilla que transporta tierra, todo en modo teatral.

Pero no todos los pueblos originarios visten de blanco con pañoleta roja, ni de su corazón sale un rotundo «sí» al Tren Maya. Alberto Velázquez es originario de Yucatán. Su cara redonda expresa un poco de confusión mientras habla del proyecto ferroviario. Porta barba de candado y sus ojos redondos se agrandan cuando enfatiza. Beto, como es nombrado en su comunidad, afirma que no les ha llegado la información exacta del trazo del proyecto, ni en español, ni en maya.

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Otro ritual: El clima cálido predomina en Yucatán. En el sitio arqueológico no hay sombra. Es un terreno semiárido que alberga pirámides ancestrales. Los caracoles y tambores suenan. Es 16 de diciembre de 2018 y al mismo tiempo en Chiapas se realiza la ceremonia encabezada por López Obrador.

Chichen Itzá se llena de cantos y rezos. Al pie de la pirámide ceremonial, un grupo de sacerdotes mayas afiliados al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pertenecientes a la Gubernatura Indígena Nacional, danzan en rueda. El líder, Filiberto Ku Chan, porta su colguije con un cuerno disecado en el cuello y un cintillo ancho en la cintura, que marca una división en su traje blanco de manta. Cabello largo hasta los hombros y canoso. Cuerpo robusto. Sus manos quieren beneficiarse. Las alza en dirección de los rayos del sol. En el piso hay una manta con figurillas de la región y los palos de madera golpetean dos tambores una y otra vez.

«Hacen una ceremonia que para nada es como se haría en Yucatán» afirma Alberto Velazquez. Él conoce las prácticas yucatecas, las vive en su pueblo y las estudia a través de la Antropología, en la Universidad de Yucatán.

En sus palabras se asoma una pizca de indignación. «Hicieron una ceremonia en el piso, acá nunca hacemos ceremonias en el piso, todo se hace en altar», reprocha. Cada que termina una frase suena un pequeño golpeteo que se frena cuando cierra las comisuras de los labios.

El antropólogo afirma que se trata de un uso de ciertas figuras que quieren legitimar el proyecto, pero no son reconocidas por el pueblo maya. «No son, para nada, como las hacemos en el pueblo», sentencia, sin afán de ser policía de lo ritual.

Piensa que hay un juego perverso: Los que entregan los bastones de mando en los actos presidenciales son parte de esa simulación. En Yucatán para nada existe un bastón de mando, no existe esa idea. Es gente del pueblo pero no puede representar a todo el pueblo. Es una fracción que busca un beneficio.

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Chiapas. 31 de enero de 2018. El calor de la selva se mezcla con la humedad. Los bastones que portan más de mil 500 milicianos suenan al mismo tiempo que el casquillo de sus botas estampadas en el concreto. Los rostros están cubiertos con pasamontañas. Ellos también portan un paliacate rojo en el cuello. Sus uniformes en verde y café indican que son parte de la organización militar. Es la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en los medios de comunicación, para tocar el tópico del año y el nombre que figurará todo el sexenio: Andrés Manuel López Obrador.

Han pasado 15 días de los rituales. El Subcomandante Insurgente Moisés, emite un discurso fuera de lo común, de manera eufórica habla, señala: “Eso de que disimula que agarra nuestros modos, nuestras costumbres, que pide permiso a nuestra madre tierra; nos está diciendo, dame permiso madre tierra para destruir a los pueblos originarios. Eso es lo que está haciendo ese señor, nosotros no lo creemos. Sólo porque la madre tierra no habla, si no se lo dijera ¡Chinga tu madre! Porque la tierra no habla, si no, fuera, ¡No, vete a la chingada!”. No lo aceptamos. Vamos a defendernos por muy mínimo que sea que nos vengan a provocar, vamos a defendernos.”

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El Tren Maya es presentado como el máximo proyecto del sexenio y el más importante propuesto por el presidente en turno. A pesar que se inició en el sexenio de Enrique Peña Nieto en 2012, presentado como Tren Rápido Transpeninsular Mérida- Punta Venado. El actual anexa una ampliación que toca el territorio chiapaneco. Es un reciclaje del PRI.

Los funcionarios involucrados afirman que el transporte pasará. Pero no dicen por dónde. Hasta el momento es una especie de tren fantasma. Su ruta es un misterio que se intenta adivinar. El Manifiesto de Impacto Ambiental es una promesa. Así como la Evaluación de Impacto Social y la Consulta Indígena enmarcada en el acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre pueblos indígenas y tribales.

El tren viaja en el imaginario colectivo, a una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora, entre especies silvestres, ruinas, riquezas naturales y las joyas turísticas del sureste mexicano. No se deja ver su recorrido, pero hace algunas apariciones de vez en cuando, en esos lugares causa terror para algunos e ilusión para otros: Palenque en Chiapas; Tenosique, en Tabasco; Escárcega, Calakmul, Xpujil, Campeche, en Campeche; Maxcanú, Mérida, Izamal, Pisté (Chichén Itzá), Valladolid, en Yucatán; Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum, Felipe Carrillo Puerto en Cancún y Bacalar en Quintana Roo.

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«Pongamos las cosas sobre la mesa, el tren se va a hacer. Perdonen si creían que veníamos a consultarlos para ver si el tren se hace o no se hace. Hubo una equivocación» dice el científico del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Javier Velázquez, ante los cuestionamientos. El panel insiste respecto a la Consulta Indígena. Los ánimos se encienden. No admitirá un “no” por respuesta: “Queremos saber cómo sí, no queremos saber cómo no” afirma cuando habla de la aceptación de los planes turísticos sexenales.

Es 25 de marzo de 2019. Rogelio Jiménez Pons, titular del FONATUR no pudo asistir a la mesa de análisis organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, titulada El Tren Maya, realidades y mitos. Mandó una disculpa y en su lugar está ahí Javier Velázquez Moctezuma, asesor científico de la institución.

El vacío de información le preocupa a los asistentes. Reclaman en la ronda de preguntas. El funcionario grita. No proporcionará información del proyecto, con el fin de evitar problemas:

«Hay una serie de cosas que todos entenderemos fácilmente, que no se pueden hacer públicas porque generarían un fenómeno de especulación que haría que el proyecto se cancelara. Porque no podríamos tener acceso a todas esas modificaciones que el tren puede tener, si publicamos exactamente el lugar donde va a estar. En algunas estaciones seguramente vamos a tener un problema de especulación de los terrenos aledaños, que nos queremos evitar».

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Sccott Robinson, catedrático de la Universidad Autónoma de México, campus Iztapalapa, afirma que el Tren Maya es una telenovela que el país entero está viendo. «No es el proyecto del sexenio» afirma y refiere que el proyecto fuerte es el Tren Transístmico que se pretende introducir en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Pero también señala algunos errores en el manejo de la información: «Hay un ambiente de simulación. Se oculta la carga [nocturna de materiales que llevará el tren maya] y [no se habla] del transporte público, seguro y accesible».

El investigador afirma que en este sexenio se debe poner a prueba la promesa de transparencia del nuevo régimen. Se pregunta: ¿Habrá transparencia en este proceso? Lo estamos dudando algunos de nosotros. Pero es la promesa.

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Miguel Torruco Marqués habla poco sobre el proyecto de vía. El titular de la Secretaría de Turismo ha aparecido a cuadro en los últimos meses en algunos medios enfocados a los negocios y la economía, como Forbes y el Financiero. Se trata de uno de los hombres que más lujos y propiedades ha declarado por concepto patrimonial. “Por herencia de su madre” cuenta con joyas, muebles, obras de arte y una casa; que suman 36 millones de pesos.

El titular aparece a cuadro para Forbes México. Tres minutos de entrevista. Viste un traje lujoso. En su mano izquierda, bajo la manga del saco, se asoman algunas joyas, casi imperceptibles. Junto a un alebrije colorido, afirma que se trata de una construcción que contempla camarotes de lujo, salón para fumadores, restaurante de comida regional, platillos típicos y además contará con todas las comodidades para los recorridos. Los turistas podrán quedarse en las estaciones o los lugares de atracción los días que quieran. Los trabajadores podrán trasladarse de la Rivera Maya a Cancún.

Torruco afirma que la mitad del proyecto está hecha, de los mil 525 kilómetros que necesitan. En tres o cuatro años el tren estará en operación. Afirma con tono serio. Se necesitarán 150 mil millones de pesos para invertir y las licitaciones, serán en 3 etapas, con empresas nacionales e internacionales.

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“Secaron los cenotes sagrados, convirtieron mi calabazo en coca cola, intoxicaron tu pezón con pócima, petrolizaron mi jícara de pozole y tus labios los convirtieron en disecado pez”, dice Pedro Uc Be, un reconocido poeta maya. Indígena de Yucatán. En su barba se asoman algunas canas. En conjunto con algunos de académicos de la zona, decidió formar un grupo que se dedica a solicitar información respecto al ferroviario del sureste.

Como indígena de Yucatán, afirma que no han nombrado a nadie que los represente. «Nosotros carecemos de información oficial y fidedigna del tren. No hay un proyecto y si lo hubiera no lo conocemos».

Pedro es reconocido por su poesía, su lenguaje y su trabajo en algunas comunidades indígenas. Es originario de un pueblo llamado Buctzotz. El activista niega ser opositor al proyecto y explica que no pueden rechazar o aceptar algo que desconocen. No tiene certeza de que exista un beneficio o un daño.

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Noviembre 2018. López Obrador realiza una Consulta Ciudadana a nivel nacional. Consta de 10 puntos. El primero es respecto al Tren Maya. El activista señala que el estado necesita hacer una consulta previa, libre, informada, culturalmente adecuada y de buena fé. Las consultas ciudadanas no pueden sustituir una consulta indígena.

El escritor también trabaja en la milpa. Opina respecto a la famosa ceremonia para pedir permiso a la tierra. Muestra un poco de disgusto, pero también ironía en sus palabras. Describe el ritual que se efectúo en Yucatán. El mismo 16 de diciembre de 2018. En sus palabras aparece el nombre de Filiberto Ku Chan, que dice encabezar a los ejidatarios de la península de Yucatán, para dar su aprobación a este proyecto.

Ku Chan, el mismo que porta su colguije con un cuerno disecado en el cuello y un cintillo ancho en la cintura, que marca una división en su traje blanco de manta. Cabello largo hasta los hombros y canoso. Cuerpo robusto. Sus manos quieren beneficiarse.

«No hemos hecho acuerdo ni reunión, ni hemos nombrado a nadie que nos represente», afirma Pero Uc. Sigue esperando la respuesta de Infomex para conocer el proyecto del Tren Maya. No puede ser opositor hasta no conocer el proyecto de manera íntegra. El tren de recorrido fantasma.

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