Pedro Valtierra: Develaciones del Cuartoscuro de un fotógrafo de guerra

El muchacho de 17 años se afana en sacar brillo de los zapatos de uno de los trabajadores de la residencia oficial de Los Pinos, que en ese 1973 es el eje del poder en México. Pedro Valtierra, zacatecano recién llegado a la Ciudad de México y campesino hasta entonces, mira con interés, dando cuenta de cada detalle, de cada luz, de cada sombra.

Muy pronto, descubre el laboratorio de fotografía de la Presidencia de la República, invitado seguramente por alguno de sus clientes de brillantes bostonianos que cubren las actividades de Luis Echeverría, quien impulsa en ese entonces una carrera ascendente en el ámbito internacional,

“Me llama la atención, me atrae mucho, desde ese momento me pongo a trabajar como voluntario, aprendo a revelar, a preparar químicos, todos esos detalles. A partir de ese momento soy cercano a la fotografía, apasionado de la fotografía”, recuerda Valtierra.

La noción del tiempo se desvanece en la penumbra cargada de olor a químicos. El zacatecano prefiere perderse en la inmensidad de esa dimensión, conocer sus secretos, descubrir las imágenes que se van fijando en el papel fotográfico.

Archivo Pedro Valtierra / CUARTOSCURO.COM

“Era una situación maravillosa, yo no sé si los jóvenes sienten nostalgia de algo que no vivieron, yo te puedo contar que si amo algo, es el laboratorio. Aprendí allí los secretos, aprendí a preparar químicos, aprendí a revelar, aprendí a amar a la fotografía, a revelar rollos y a imprimir fotos”.

La vida profesional se sobrepone a la personal. El otrora campesino y fotógrafo se va adentrando en los secretos de un oficio, de un arte, de una manera de capturar la historia.

“Para mí, el laboratorio es una de las partes más importantes de la fotografía. Y entonces además era una situación complicada, por ejemplo tú llegabas con tus rollos, yo fui a África traje mis rollos dos meses sin revelar, y siempre tenías la preocupación de si esos rollos iban a salir bien. No sabías si iba a pasar algo en el laboratorio. No sabías nada. Sufría uno mucho. Por eso es que amas a la fotografía de una manera distinta. Yo no digo que somos mejores nosotros, los viejos fotógrafos que los chavos, simple y sencillamente son procesos diferentes. Este proceso de laboratorio te hacía a amar la fotografía. Imprimías diez fotos y no quedaban bien nunca. Y entonces lo tenías que volver a imprimir al día siguiente, eso te mantiene una relación muy buena con la foto. Lo extraño”.

De sonidos y recuerdos

Carolina Carrasco / Mugs Noticias

Pedro Valtierra Ruvalcaba es un fotógrafo disciplinado. Un viaje a Guadalajara, su estancia en Campeche y una serie de pendientes en la Ciudad de México, todo en una misma semana, obligaron a que nuestra primera entrevista se realizara de manera telefónica.

A la una de la tarde en punto, recibimos una llamada de su auxiliar, Aline, que con voz suave avisó: “Te comunico al maestro”. La voz de Pedro sonó: grave, serena, pausada. Con los silencios reflexivos propios de la experiencia.

Para un fotógrafo de profesión y oficio, la cámara es como una extensión de su cuerpo, un brazo extra o el ojo número tres. Pedro recuerda perfectamente la primera cámara que sus manos tocaron. Fue una Instamátic, afirma. Un equipo Kodak, de rollo, accesible y austero para los años 70. Esa cámara representa una pieza en el rompecabezas para comprender su primer acercamiento con la fotografía, antes de la cobertura presidencial.

“Súbete aquí, ahora allá” ordenaba a Irene Valtierra, hermana del periodista, una persona que aparentemente seguía las indicaciones con rigor para plasmar las imágenes de la fiesta de 15 años. El centro de atención era un vecino de la familia, Fernando, quien daba un gran espectáculo para todos los invitados: hizo que la joven se subiera a una silla y que se volviera a bajar; se movía con su cuadro retratador por todo el lugar, como un profesional. Las fotos nunca llegaron a los álbumes de los Valtierra. Había engañado a la familia todo el tiempo. No había capturado aquellos instantes en ninguna imagen.

El fundador de Cuartoscuro, una de las agencias más importantes en México, recuerda con precisión el momento en el que ante la falsedad de su vecino, decidió comprar una cámara Instamátic para tomarles fotos a sus hermanos. De ese modo llegó a la fotografía por primera vez, obtuvo su primer y propio equipo en el año 1971 “dos años antes de que yo me involucrara en la fotografía, lo que puedo decir es que tenía mi cámara pero yo no sabía todavía … no descubría el placer”, reflexiona.

Cuartoscuro: engendrado en la guerrilla de Nicaragua

Archivo Pedro Valtierra / CUARTOSCURO.COM

El periódico Unomásuno envió a Pedro Valtierra, de 23 años, con limitados recursos económicos y una carrera de seis años, a cubrir los momentos culminantes de la revolución sandinista en Nicaragua, en 1979, a pesar de que carecía de experiencia como corresponsal de guerra. Esa estancia lo marcó; sus fotografías forman parte de una serie de artículos que muestran El lente de Pedro Valtierra en la Nicaragua Sandinista.

En uno de los combates murió el periodista Bill Stewart. Valtierra recuerda que un reportero cayó durante los enfrentamientos, pero no menciona su nombre. También habla del respeto y el cuidado que personalmente mantiene ante las situaciones de conflicto:

“No se puede pedir permiso en la guerra. Al lado de la balacera, te paras a pedir permiso y pues hasta ahí llegaste. Hay que ser cuidadosos y respetuosos de todos los personajes a los que vas a retratar. Siempre tienes que mantener tu distancia, en la guerra y en la paz, en todo lugar en donde esté uno”.

En Nicaragua conoció a Susan Meiselas, Nacho López y Héctor García, sus tres mejores amigos y “colegas fotográficos”, con los que vivió la cobertura del conflicto que se desató con el Frente Sandinista de Liberación Nacional. El ritmo de trabajo era intenso, las fotografías se mandaban bajo presión de tiempo, el trabajo en equipo y la amistad se gestaron ahí.

Pedro comenzó un trabajo arduo con diversos fotorreporteros, observaba su forma de trabajo. Se relacionó con fotógrafos extranjeros y comprobó la dinámica organizativa de esas agencias, con características muy innovadoras para el contexto mexicano.

En esos días surgió la idea de hacer una agencia, para lo cual, tuvo que trabajar durante años en el concepto, la logística y el equipo. “Una agencia no se hace de la noche a la mañana, llevamos 32 años trabajando con esa disciplina”, afirma cuando habla de Cuartoscuro, que surge en 1986. Revela que tomó la decisión a finales de los años 70, pues quería independizarse de los periódicos.

«Hay que salir, hay que arriesgar. Las fotos están en todos lados»

Archivo Pedro Valtierra / CUARTOSCURO.COM

Es un día frío de enero, en los Altos de Chiapas la temperatura es baja y en otoño, llueve con frecuencia. El sureste mexicano vive conflictos armados desde 1994. Esa imagen es una de sus obras más famosas. Valtierra presenció esa manifestación. Con su pupila exterior en la mano, capturó el momento en que una mujer X´oyep empuja con fuerza a uno de los cinco mil elementos enviados para contener al pueblo. Al fondo se observa la formación de miles de elementos de la milicia, rodeados por mujeres morenas con rebozos, cabello lacio, largo y negro, algunas trenzado; se pierden en el segundo plano de una fotografía.

La mañana del 3 de enero de 1998, un grupo de mujeres indígenas en el municipio de Chenalhó, protestaron en contra de la matanza de Acteal, ocurrida 12 días antes, donde 45 indígenas resultaron asesinados por el ejército, de acuerdo a un Informe Especial sobre Ejecuciones en Chiapas, emitido por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.

Robert Capa, fotógrafo húngaro cofundador de la primera agencia fotográfica, Magnum, afirmó que “las fotos están ahí, esperando que las hagas. La verdad es la mejor fotografía”. Pedro Valtierra coincide con el legendario reportero de la guerra civil española.

El ganador del Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013, cree que los fotógrafos están para retener momentos de la historia. “Hay fotógrafos que son muy sensibles, además de estar en el lugar de conflicto, como es el caso de Robert Capa. No es suficiente ponerle el rollo a la cámara. ¡Hay que salir, hay que arriesgar. Las fotos están en todos lados!”.

Archivo Pedro Valtierra / CUARTOSCURO.COM

Su mirada retrata en Chiapas desde 1978, en su memoria ronda la marginación y la pobreza extrema, “Yo lo vi -sostiene- había caciques que tenían diez mil hectáreas y derecho de pernada, a las niñas que cumplían 16 años tenían que estar ahí con el dueño del terreno [quien las violaba], todo lo que estaba adentro era de él, a mí me tocó verlo. Dime tú ¿Qué puedo pensar de los Zapatistas? Yo lo que hago es contar esas historias en foto”.

La incursión militar, el levantamiento armado, los muertos en las calles del municipio de Altamirano y la participación de las mujeres, son algunos de los episodios eternizados por el obturador de Pedro Valtierra y su hermano, Eloy Valtierra.

Sueños y cielos, azules zacatecanos

Archivo Pedro Valtierra / CUARTOSCURO.COM

La obsesión de aquel niño de 17 años sigue presente, es tanta su fijación en la foto que retrata en los sueños. Empezó hace 45 años y ya no pudo dejar de obturar. Sueña Pedro, sueña con que hace fotos y su vida le complace tanto que sueña con su realidad, también con un anhelo sencillo: las blancas nubes y el color café de la tierra perteneciente a la región del Bajío.

Nació en 1955 en Fresnillo. “Guardo gratos recuerdos de mi infancia que pasé en el campo y de los cielos azules zacatecanos, la tierra mojada. No hay, y perdóname que te lo diga, un lugar en el mundo cuando llueve, con ese olor como Zacatecas, es mi vida. Así es mi tierra. ¿Qué le voy a hacer? Yo miro el cielo zacatecano, tan azul que da miedo voltear a verlo en ciertos momentos. Yo crecí con ese cielo y crecí también con esos atardeceres hermosos. Yo no lo valoraba cuando era un campesino, pero cuando llego a México, extrañaba esos cielos y extrañaba esa luz y pues nosotros escribimos con luz.

“No sé, no voy a decir alguna barbaridad, yo he llorado cuando voy a Zacatecas y me toca que llueva y que huela a tierra, solamente el que vivió ahí sabe ese olor y lo que significa”.

Archivo Pedro Valtierra / CUARTOSCURO.COM

¿Te gustó este articulo? ¡Apóyanos! Regeneración Radio es posible gracias a las contribución de nuestros lectores. Considera hacer una donación:

Más de la autora

Redes Sociales

70,158FansLike
1,057FollowersFollow
0FollowersFollow

INSTAGRAM

TENDENCIAS